Cinco aragoneses acuden a los Juegos de Río. Cuatro de ellos creen que es posible alcanzar la medalla. Con ello sueñan los jugadores de hockey Andrés Mir y Begoña García, Pablo Abián en badminton y Pilar Lucrecia Cordón en hípica. Pero la gran ilusión de Toni Abadía es alcanzar la final de los 5.000 metros lisos el próximo 20 de agosto. Lo mismo que sus dos compañeros de selección, Ilias Fifa y Adel Mechaal. Es tanto el nivel del deporte rey que Toni ya fue recibido en olor de multitud en la estación de Delicias cuando alcanzó la mínima olímpica en Hengelo.

En Río se verá las caras con Mo Farah, el doble campeón olímpico de 5.000 y 10.000 en Londres, el keniano Caleb Ndiku, el norteamericano Bernad Lagat y los etíopes Muktar Edris y Dejen Gebremeskel. Kenenisa Bekele, el plusmarquista mundial de las dos distancias, no se clasificó en los trials de su país. "Hay 15 atletas que estarán en la final y yo intentaré ser uno de ellos. Hay que gestionar bien la carrera y estar al cien por cien para alcanzar tu mejor versión. Pero si no se consigue, no seria un fracaso", afirma el atleta del Nike.

Abadía se conforma con llegar en su máximo nivel. "Firmo con llegar en mi mejor estado de forma, no lesionarme y poder disfrutar de los Juegos. Aunque no tenga presión, me autoexijo dar el cien por cien y estar competitivo", explica.

La gran baza a favor del atleta preparado por José Luis Mareca es su buen final. "En unas semifinales en un tiempo entre 13.30 y 13.40 me muevo bien. Si me toca la segunda semifinal puedo lograr el pase por tiempos. Tengo un buen final y en el 5.000 eso se agradece. Es una garantía ser rápido en los últimos metros", indica.

Eliseo Martín

Unos años antes que Abadía, Eliseo Martín tuteó al poderío africano. Fue en los Juegos de Sidney donde fue el sexto y, sobre todo, en los Campeonatos del Mundo de 1991, donde se llevó el bronce en los 3.000 obstáculos. "Parecerse a Eliseo sería el máximo de cualquier atleta y llegar como él a la gran cita en el mejor estado de forma del año. Cuando Eliseo corría en Sidney yo tenía diez años y no sabía quién era el montisonense. Practicaba fútbol, no tenía cultura atlética y no era consciente de la magnitud del atletismo. Siempre me gustaron Amavisca y Zamorano y eso que no era merengue. Pero Juani, mi madre, es de Laredo, como Amavisca", explica Abadía.

Tras no poder competir en los últimos Campeonatos de Europa de cross Abadía trató de tú a tú a los atletas africanos y logró grandes clasificaciones en Itálica, Elgoibar y Amorebieta. Abadía emulaba al mejor atleta aragonés de la historia. "Tuve mala suerte. No pude competir porque me puse malo. Además se oían rumores de si había dado positivo y barbaridades similares. Pero traté de aislarme de todo ello, porque si alguien es crítico con el dopaje ese soy yo. La verdad es que corrí con mucha rabia los crosses de enero y febrero por esa rumorología".

El año pasado Abadía disputó cuadro cincomiles a muerte para realizar la mínima para el Mundial de Pekín. Pero al final le venció la ansiedad y no pudo acudir a China. Este año ha sido diferente, pese a que en el inicio de la temporada en pista se quedó a un suspiro de la mínima de asistencia del 10.000 en el Trofeo Ibérico celebrado en Maia. "Las condiciones eran perfectas. Me pude llevar a Alberto Sábado como primera liebre y de segunda a un keniano. Pero me quedé a sietesegundos (28.07.14) de la mínima. Eso te deja muy tocado. Me quedé a las puertas de Río y surgieron los fantasmas en mi cabeza. Era el miedo de quedarme fuera estando en muy buen estado de forma", dice.

Días más tarde se ahuyentaron los miedos de su cabeza tras lograr en Hengelo la marca soñada en los cinco kilómetros (13.12.68). "Tuve la carrera perfecta. Encima fue récord de Aragón batiéndoselo a un gran amigo y excelente atleta como Roberto García", concluye.