El primer sueño consumado fue jugar en el Real Zaragoza. Más tarde cumplió otro anhelo, que era más el de su padre, vestir la camiseta del Athletic, club en el que Pedro empezó su carrera pero con el que no alcanzó el primer equipo. Le quedaba el paso de España, que se le ha resistido durante años. Hace al menos tres temporadas que Ander alcanzó el nivel para vestirse con la selección absoluta. Del Bosque lo nombró más de una vez, pero nunca le dio la alternativa, unas veces por fidelidad al pasado, otras por la elección de futbolistas de corte bien diferente. Al fin llegó Julen Lopetegui, que lo conoce desde que lo dirigió en las rojitas. Le gusta, lo quiere, cree en él, lo ha dicho, se sabe. Las palabras fueron verdad esta vez. Llegó la realidad, el sueño cumplido ayer en Wembley.

Ander Herrera Agüera se convierte así en el internacional aragonés número 17. Más o menos... contando a todos. Es bien discutible esto de la tierra en la que uno nace y en la que pace. Es decir, en la lista se incluiría a Nacho Conte o Salva Ballesta, jugadores que nacieron en Zaragoza pero apenas tuvieron vínculo alguno con Aragón. O a Álvaro Arbeloa, que nació en Salamanca pero siempre presumió de sentirse bien maño. De hecho, fue pregonero de las Fiestas del Pilar hace seis años, solo tres meses después de que la selección lograra el mayor éxito de su historia. Arbeloa, que vio el partido en Londres (juega en el West Ham de la capital inglesa), nunca dejó de enorgullecerse de su gente, de su familia, de su barrio, del patio de su colegio, donde más de un día coincidiría con Ander Herrera, aunque la diferencia de edad (seis años, un mundo entre niños) les impidiera jugar juntos.

En El Salvador comenzó a jugar el hijo de Pedro, nacido en Bilbao, de corazón aragonés y piel zaragocista. Desde allí fue dando pasos gigantes en busca del fútbol. Ama su deporte, lo vive, lo analiza y lo sufre. Ha pasado horas viendo encuentros de cualquier Liga, otras tantas pensando en el sueño que ayer cumplió. Desde aquel 2001 en el que hizo al Zaragoza alevín campeón del torneo de Brunete, su crecimiento ha sido fieme, inteligente. Debutó en el primer equipo en febrero del 2009, año en el que el conjunto aragonés logró el último ascenso a Primera. Agapito lo traspasó en el 2011 por unos 10 millones al Athletic, donde creció durante tres campañas. Hasta que llegó el Manchester United y pagó su cláusula. 36 kilos para jugar en uno de los clubs más prestigiosos del mundo, y de los más ricos.

Desde allí ha llegado a la selección, impulsado por ese cambio de ubicación marcado por Mourinho. Ander es ahora más defensivo, aunque ayer entró de volante y luego retrasó su posición. Entró por Thiago en el minuto 55 con el número 17 y el partido cuesta abajo (2-0). Jugó un partido natural, con mucha movilidad, bien de dinámica, varios robos y solo una pérdida de balón. El fútbol de selecciones que tanto le hizo esperar lo premió ayer en el minuto 95, cuando Isco hizo el empate de España. Lo cantó Aragón y el zaragocismo, que espera que algún día cumpla su último sueño: regresar a La Romareda.