Los Mallos de Riglos forman parte de la leyenda del montañismo aragonés. La tremenda verticalidad y su roca característica de conglomerado anaranjado hacen que su escalada sea única en el mundo. Su inconfundible figura se caracteriza por estar modelada en pináculos, sus paredes verticales o extraplomos y alcanzar los casi 300 metros de desnivel. El Pisón, el Firé, el Puro, la Visera y la Aguja Roja con el pueblo de Riglos a sus pies es una de las imágenes más conocidas de Aragón.

Se encuentran en el denominado Reino de los Mallos, en la zona de unión de la Hoya de Huesca con el comienzo de las sierras Prepirenaicas oscenses. Es un conjunto de tierras marcadamente diferenciadas por las montañas al norte y las zonas llanas al sur. Son las primeras elevaciones sobre la gran depresión del Ebro, conformando un excepcional mirador sobre toda la tierra llana, mientras como telón de fondo se encuentra el Pirineo. Su punto culminante es el Pusilibro, que alcanza los 1.595 metros de altura.

En este reino de los abismos y los cortados también se puede practicar la escalada en los Mallos de Agüero, la Peña Rueba o la Foz de Escalete. Pero los senderistas también cuentan con un terreno de acción muy atractivo. Hay gran cantidad de senderos de gran y pequeño recorrido que visitan los bosques, los ríos, las llanuras y los cortados de estas tierras insólitas. Son recorridos que se pueden adaptar a todos tipo edades y de condición física. Son tierras resecas en el verano por lo que es importante llevar abundante agua para las excursiones.

El Reino de los Mallos es una zona muy asequible y cercana de las grandes ciudades de Zaragoza y de Huesca. No hace falta echar mano del coche y el canfranero es magnífico para planificar las diferentes excursiones. Desde Zaragoza parte todos los días a primera hora de la mañana un tren que tiene como destino la estación de Canfranc. Nuestro objetivo será la pequeña localidad de La Peña, desde donde partirá una excursión de media jornada y que terminará en Riglos después de haber recorrido los Mallos por un aéreo sendero situado en la vertiente sur. A media tarde el senderista puede coger el tren en la estación de Riglos para volver a casa después de haber gozado de unos magníficos paisajes.

Desde la pequeña localidad de La Peña comienza el sendero que tiene como primera referencia la espectacular tajada de la Foz de Escalete. Se supera un puente junto al pantano de la Peña y se toma una pista que nos lleva en menos de media hora hasta la Foz de Escalete. En el lecho discurre el barranco del Forcallo, que vierte sus aguas al Gállego, abriéndose paso en este estrecho paso de roca caliza, cuyas paredes se elevan cerca de cien metros por encima del agua.

Tras un breve llaneo tomamos un desvío a la derecha a la altura de la Pardina de Escalete. Es el PR-HU 98. La subida es dura y exigente. Durante unos 40 minutos se asciende un desnivel aproximado de 300 metros. Se deja la pista y después se transita un sendero en una zona donde apenas hay árboles. Andamos en dirección oeste hasta que llegamos a un collado (As Colladas) y el camino llanea. Cambia el panorama y pasamos entre unos árboles muertos. Vemos a nuestra derecha la Peña Rueba y a sus pies el río Gállego, mientras paseamos entre agradables bosques.

SUBIDA FINAL

Después el camino baja en picado y llega un momento en el que nos encontramos en el circo de los Mallos. Podemos bajar hasta el pueblo o subir por el denominado Sendero del Cielo. Es un agradable y espectacular ascención a la espalda de los Mallos de Riglos. Es una hora y media hora recorrido que culmina en el Mirador de Espinabla junto a una casa rural. Las vistas desde este nido de águilas son increíbles.

Después el camino baja en numerosas zetas hasta la altura de la Aguja Roja. A la izquierda se puede continuar el sendero hasta el Collado de Santo Román, que conduce al Mirador de los Buitres y la localidad de Sarsamarcuello. Pero nosotros optaremos por regresar a Riglos y comer en el refugio. Por la tarde nos espera el tren que nos llevará de nuevo a la gran ciudad.