El Real Zaragoza sumó ante la Cultural Leonesa su tercer empate consecutivo en Liga y confirmó el frenazo absoluto que empezó a vislumbrarse ante el filial del Sevilla, que no tuvo mejoría en la Copa contra el Valencia, con una derrota solo medio ocultada por la imagen, para quedar ratificada con un gris partido que terminó en tablas porque el equipo aragonés careció de profundidad arriba, sin ser capaz de crearle ocasiones de peligro a su rival, más allá del balón parado y del arreón en los últimos minutos.

El empate, con la visita siguiente al fortín del Alcoraz en el derbi con el Huesca, es un resultado que aumenta el desasosiego de una afición que quiere estar con los suyos, que aprueba casi cualquier cosa que le proponen, pero que por encima de las irregulares sensaciones, mejores en algunos partidos y peores en otros, como ayer, se encuentra con la cruda realidad de un Zaragoza que navega en la zona media de la tabla, que solo ha ganado tres encuentros en 12 jornadas y que en casa, ante su gente, solo ha conquistado una victoria en seis citas, con siete puntos de 18 posibles.

Por si fuera poco, la visita de la Cultural mostró a un Zaragoza sin profundidad, con poca capacidad de llegada. Solo hizo un disparo entre los tres palos, el que intentó Borja en el último suspiro que despejó el meta Jesús, y lo poco que generó lo hizo a través de la estrategia, porque ayer la conexión en la zona de ataque fue muy escasa. El Zaragoza, de este modo, dejó de marcar tras siete jornadas seguidas sin faltar a esa cita. Otro dato que aumenta la sensación de parón.

El partido y el empate dejan fríos a cualquier zaragocista por mucho que se quiera agarrar a cuestiones estéticas, a las que esta vez, por cierto, es imposible. Y es que el equipo soltó uno de los peores encuentros de local, solo comparable a la derrota ante el Alcorcón, y en muchos momentos ofreció una imagen más floja que una Cultural bien dispuesta, sin los errores defensivos que le han lastrado en otras citas, y que es un bloque valiente y decidido con el balón, un enemigo incómodo que desde luego no parece un recién ascendido.

Con Guti en la mediapunta arrancó el Zaragoza el partido y trató de dominar el balón ante una Cultural bien replegada, en la que Yeray apoyaba a los centrales para que el eje fuera de tres y los dos jugadores de banda, sobre todo Iza, tuvieran recorrido.

SIN RAPIDEZ NI PRECISIÓN

Fue el exzaragocista el más activo de los visitantes, aunque la primera ocasión clara la tuvo Colinas, y Cristian Álvarez exhibió colocación y reflejos. El Zaragoza tenía la posesión, pero no encontraba la forma de superar la defensa de la Cultural, sobre todo porque al juego zaragocista le faltaban rapidez en ataque y precisión, con Toquero desaparecido y Febas en un tono bajo, mientras que Borja vivía muy vigilado.

El Zaragoza se sujetaba en la capacidad para el robo de Zapater, aunque se le veía demasiado largo en el campo y no sacaba provecho a su dominio del esférico porque se le apagaban las luces cuando llegaba a la zona de tres cuartos, donde Guti, pese a sus ganas y talento, no se siente cómodo como mediapunta.

Dos ocasiones a balón parado, en remates de Borja, tras un córner, y de Mikel, después de una falta, fueron las tímidas amenazas zaragocistas para la Cultural, que se notaba a gusto con la valentía de Iza, la sobriedad de Yeray, el talento de Señé y la pelea de Emi Buendía. Un disparo que este último cruzó demasiado tras un sutil taconazo de Iza llevó al susto a la grada, que vio cómo en la recta final de la primera parte era mejor en todas las facetas, con el balón y en el orden, el conjunto visitante que los suyos.

Tras el descanso salió mejor el Zaragoza, que comenzó a apretar cerca del área de la Cultural. Verdasca la tuvo en un córner y Toquero en otro, pero faltaba fútbol en ataque, aunque al menos se había mejorado en la presión y en la intensidad.

Buscó más llegada Natxo González con Vinícius, por Eguaras, para que Guti se sintiera mejor con su paso a la medular, y después con Papu por Toquero. En la Cultural, Guarrotxena fue la amenaza de Rubén de la Barrera para que el partido se equilibrara y el Zaragoza solo viviera de los tímidos destellos entre líneas de Febas, en sus únicos buenos minutos del partido. Una mala aparición de Papu tras pase de Vinícius y un disparo desviado de Guti apenas supusieron amenaza para Jesús, aunque en los últimos minutos Delmás tomó el camino de la banda para desequilibrar a una Cultural que ya daba por bueno el punto. Vinícius rozó el gol en una volea tras un córner y Borja la tuvo al final. No llegó y sí lo hizo un empate que deja a un Zaragoza cada vez más gris.