El presidente del PAOK de Salónica, Iván Savvidis, entró en el campo rodeado de sus dos guardaespaldas. Vociferaba, lanzaba sus brazos para que se le notase el enfado y apartaba jugadores: su objetivo era el árbitro. «Se te ha acabado la carrera. Eres hombre muerto», dicen los testigos que decía Savvidis, mientras se llevaba la mano al cinto para luego sacarla otra vez. Después, el presidente del Salónica, siempre rodeado de sus matones, se quitó la chaqueta. Colgado a la cintura llevaba un revólver que se iba tocando para demostrar que sus amenazas eran reales.

Unos segundos antes, cuando transcurría el minuto 89 de partido, el AEK de Atenas, primer clasificado, y el PAOK de Salónica, tercero, empataban a cero. El PAOK marcó, pero el árbitro lo anuló por fuera de juego. El presidente Iván Savvidis tuvo que intervenir: ordenó a sus jugadores que se marchasen al vestuario y fue a por el colegiado.

Su táctica funcionó: «Es una vergüenza. Al final el árbitro les ha dado el gol anulado como legal. Hasta quería reanudar el partido dos horas después. Le hemos dicho que no. Nos hemos negado», explicó en Onda Cero Manolo Jiménez, exentrenador del Zaragoza, ahora en el AEK.

Iván Savvidis ha hecho todo lo que un multimillonario ruso que se precie debe hacer en su vida. Nacido en el 59 en la Unión Soviética, Savvidis fue soldado en el Ejército Rojo. En los ochenta entró en la compañía tabacalera estatal y, cuando se privatizó, se la acabó quedando. Iván Savvidis es ahora, junto con su mujer, el máximo accionista de Donskoy Tabak.

En el año 99 entró en política y entre el 2003 y el 2011 fue diputado en el Parlamento de Rusia. Siempre bajo el calor del poder. Su partido era Rusia Unida, liderada por un tal Vladímir Putin. Después de abandonar la política rusa en el 2012, se mudó a Salónica, compró el PAOK, consiguió la doble nacionalidad griega y rusa y entró en la lista Forbes de los más ricos del mundo. Pero ese éxito no le impidió volverse loco con el gol anulado a su PAOK. «Me parece lamentable. Yo alucino, no lo entiendo. Ni en una película de Clint Eastwood», concluyó Jiménez.