1- La fortaleza defensiva del Cádiz

El Real Zaragoza se ha visto superado de principio a fin por un Cádiz que ha sabido desarrollar su guion táctico a la perfección para llevarse los tres puntos en casa. Durante los 93 minutos de encuentro, el conjunto blanquillo no ha encontrado ni un resquicio, un pequeño hueco para doblegar esa muralla defensiva que ha ido construyendo y solidificando a lo largo de la campaña el conjunto gaditano. Los de Natxo González partían con la premisa de una lectura diferente ante un rival que no deja un simple metro cuadrado para desarrollar un juego de fisuras, verticalidad y desborde. A nivel defensivo, el Cádiz solo tenía un talón de Aquiles, pero el Real Zaragoza no ha sabido clavarle la flecha para mutilarlo. De nuevo, el conjunto andaluz ha levantado su particular muro de Berlín en el centro del campo y cualquier intento de destrucción por parte del conjunto aragonés se ha quedado en una simple anécdota.

2- Un gol tempranero

El uniforme del Cádiz lucía con orgullo la insignia de ser uno de los equipos menos goleados de la Segunda División, pero este sello distintivo también llevaba oculto otra marca menos positiva: ser un conjunto con dificultades para encontrar puerta. No obstante, los gaditanos, fruto de una jugada de conexión y tiralíneas que materializó Barral podía a los seis minutos beber del cáliz que aporta el colocarse por encima del marcador cuando el reloj casi no había empezado a correr.

El esquema de los gaditanos se desarrollaba a las mil maravillas y, con ese tanto tempranero, desplegó todo su campamento de combate para salvaguardar la portería. El blindaje defensivo anuló completamente la medular de un Real Zaragoza que corría a la señal impuesta por los gaditanos. Los pequeños resquicios de protagonismo del conjunto blanquillo fueron un espejismo, fruto de la actuación teatral de un Cádiz siempre en escena.

3- Anulación del centro del campo

El eje a partir del cual se vertebra todo el juego del Real Zaragoza recae a menudo en las botas de Alberto Zapater e Íñigo Eguaras. El Cádiz fue consciente de que los primeros bordados para construir el tejido último partían de las botas de los bautizados como cabezas pensantes del conjunto blanquillo. Así Perea se convirtió en la sombra del ‘16’ y Zapater quedaba anulado por la presión constante de los demás mediocentros defensivos. Javi Ros intentaba poner esa marcha que necesitaba el encuentro, pero en esta ocasión el corazón no fue suficiente para descomponer el entramado táctico de los gaditanos. El enigma se planteaba imposible de resolver y el Real Zaragoza tan solo pudo hacer trazos sin demasiado sentido en un dibujo que desde los compases iniciales ya estaba emborronado.

4- Un mal día para Febas

El mediocentro del Real Zaragoza fue la novedad en el once de Natxo González en detrimento del georgiano Papu. El reto del ilerdense pasaba por que, con su desborde, logrará romper el cordón de seguridad del Cádiz. No obstante, cualquier intento de desborde por el centro del campo acababa en los pies de un defensor del conjunto andaluz. La fuerza desplegada por los gaditanos, con un fútbol directo y de contención, no invitaba a un juego de finuras, demasiado edulcorado para la acidez que se sentía sobre el césped de Carranza. El ‘14’ no entendió del todo el encuentro.

5- La expulsión de Delmás

El carril derecho se planteaba como el punto de entrada a puerto por parte del Cádiz. A pesar de ello, era Delmás quien ejercía de vía de contención para que esa marea gaditana personalizada en Álvaro no arrasara la orilla zaragocista. El ‘22’ ejerció de muro, pero cuando el partido más lo necesitaba, una segunda amarilla le apartaba de las líneas defensivas. Solo pasó un minuto tras la expulsión para que Álvaro galopara por la línea, ante la poca rapidez de un cansado Zapater, para plantar la bandera en la meta zaragocista. Con el segundo tanto, los ánimos decaídos hicieron que el Carranza se convirtiera, más si cabe, en un campo de batalla, en la que las faltas y continuas interrupciones fueron la nota dominante.

Sin Delmás, sumado a la baja de Alberto Benito, a Natxo se le plantea un gran dilema para ver quien será quien ocupe ese lateral derecho en el encuentro frente al Albacete. El primer nombre que suena en el horizonte es el de Zapater, pero quizás sea el canterano Pep Biel quien goce de su oportunidad contra los manchegos. Sumado a ello, la acumulación de tarjetas también impedirá a Buff estar el próximo sábado en La Romareda.

Así las cosas, el Real Zaragoza se despide de la cuarta plaza en un partido que se vio superado desde el minuto uno. Los dos enfrentamientos en casa frente a Albacete y Valladolid se plantean vitales para proseguir con éxito en el último tramo de la escalada hacia los playoff.