A Sebastian Coe le preguntaron hace poco cómo fue capaz de establecer los récords mundiales de 800 (1.41.73) y 1.500 (3.29.77) en las décadas 70 y 80, con marcas fabulosas para la época. Coe es el actual presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y fue un rival imbatible para dos mediofondistas excepcionales, José Manuel Abascal y José Luis González, sin sucesores españoles en la final de 1.500 que se disputa hoy (21.50 horas) en los Europeos de Berlín. «Elegí bien a mis padres», contestó el británico. Una respuesta que define bien su carácter y apunta a que el atletismo, muchas veces, se vive ya desde la familia.

Coe tuvo a su padre Peter como entrenador, mánager y mentor de su impresionante carrera deportiva. Desarrolló un método de entrenamiento para su hijo opuesto a las sesiones maratonianas de carrera continua, que entonces estaban de moda gracias a la influencia de Arthur Lydiard y su éxito con los corredores neozelandeses. Debe ser cierto que los padres suelen saber mejor que nadie lo que necesitan sus hijos. Casi tres décadas después, el 1.500 en Europa vuelve a ser una cuestión de familia.

Los tres hermanos Ingebrigtsen que se disputan hoy el podio del 1.500 tienen como entrenador a su padre Gjert Ingebrigtsen, generador de este fabuloso trío de mediofondistas noruegos que están causando sensación. Su convivencia en menos de dos segundos de diferencia entre ellos en una carrera de tres minutos y medio no debe ser fácil (Filip, 3.30.01; Jakob, 3.31.18; y Henrik, 3.31.46).

Hay una frase recurrente entre los corredores kenianos y etíopes cuando estos proceden de una familia con tradición atlética, lo cual suele implicar a todos sus miembros en una curiosa competición fratricida: «No soy ni el campeón de mi casa». Algo parecido debe suceder en el hogar de los Ingebrigtsen en Sandnes (Noruega). El mayor, Henrik (27 años), fue campeón de Europa de 1.500 en Helsinki 2012 y plata en Zúrich 2014. En Amsterdam 2016 fue superado por su hermano Filip (25 años ahora), que fue oro, y tuvo que conformarse con el bronce. Henrik nació en el 91 y Filip en el 93. Faltaba el hermano pequeño para completar el trío de ases.

Jakob Ingebrigtsen (un milenial nacido en septiembre del 2000) ganaba durante el invierno del año pasado el campeonato de Europa junior de cros. En verano pasado, los títulos de 5.000 y los 3.000 obstáculos en pista. Y en la presente temporada, soltaba la bomba: 3.52.28 en la milla y 3.31.18 en 1.500. ¡Con 17 años! Según su progenitor, Jakob posee cualidades fuera de lo común para un corredor de larga distancia. Su capacidad de absorción de oxígeno en pleno esfuerzo resulta descomunal, y su desgaste energético se minimiza gracias a su impecable estilo de carrera. Pronostica que con 25 años su peque bajará de la hora en medio maratón. El benjamín de los Ingebrigtsen no se sorprende de su rendimiento: «Salgo a entrenar con mis hermanos y voy siempre algunos metros por detrás, pero aguanto».

El trío fraternal de finalistas peligró el miércoles, cuando Filip se vio envuelto en una caída a dos vueltas del final. Pero el hermano mediano se levantó como una flecha, recuperó su posición en el grupo y aún tuvo fuerzas para esprintar por el tercer puesto, el último que daba acceso directo a la final.