41 minutos para creer

Francisco propuso un planteamiento más directo que el de Leo y se atisbó cierta esperanza

41 minutos para creer

41 minutos para creer

SERGIO RUIZ ANTORÁN

Hasta el minuto 41. Hasta el primer gol. En ese momento, cuando Borja Iglesias asestó un tiro en plena autoestima, el Huesca de Francisco empezó a descubrirse tanto con innovaciones como en referencias al pasado de Leo Franco. Esos casi tres cuartos de hora advirtieron un planteamiento valiente en efectivos y en forma, aunque en fondo se percibieron lagunas de fábrica. Las necesarias incorporaciones y el calado de las nuevas ideas obrarán el deseado cambio de rumbo. La falta de creación de ocasiones claras, la ausencia de profundidad, la insistencia en errores defensivos y la baja moral minada por las toneladas de derrotas son síntomas sobre los que deberá actuar el entrenador y el club, aunque señales de que la propuesta de Francisco se está configurando en dirección adecuada quedaron demostradas.

Francisco arrancó el choque con un planteamiento, en dibujo, no muy dispar al que planteó Leo Franco en las primeras jornadas: un 4-4-2 con dos jugadores en el centro y dos en punta. Sin embargo, tanto los nombres como las intenciones eran diametralmente distintas. El Huesca no esperó el fallo rival, como en Eibar o San Mamés, sino que buscó provocarlo, alargando la presión, buscando dobles marcajes al hombre del balón y elevando la línea defensiva. Un Huesca mucho más echado para adelante. «Cuando salimos de esa manera era para pretender hacer lo que hemos hecho en la primera parte; si no somos valientes, nos arrepentiremos de muchas cosas. El Espanyol ha tenido seis acercamientos a portería y nosotros doce, pero ellos han estado más acertados y han tenido claridad. Ha sido una buena primera parte nuestra; no hemos tenido mucha profundidad, pero sí hemos dominado y jugado en su campo», analizó el entrenador almeriense al acabar el partido.

La elección del once fue toda una declaración de intenciones. La incorporación de Chimy Ávila por la banda izquierda fue el invento más significativo. El argentino, sin entrar más en juego con balón, abría el campo y daba movilidad, además de centrarse en parar las subidas de Javi García, incluso, incrustándose como lateral izquierdo en acciones de defensa más pausada. Su coraje electrocutó esa zona del campo (el primer gol llegó por el otro costado) para el Espanyol. Gallar pretendía lo mismo por el otro extremo, acudiendo a la sociedad entre líneas compartiendo franja con Cucho y un Longo mucho más activo.

EL PAPEL DE MOI GÓMEZ / La otra novedad la causó Moi Gómez, habitual en los planteamientos de Leo Franco, pero en esta ocasión con la misión de generar desde el centro y con un recorrido mayor. Junto a Musto canalizaron el juego de creación, con algunas nuevas maneras muy significativas: el mediocentro suramericano bajaba a crear el primer pase ubicándose entre Pulido y Semedo, más abierto, mientras que Moi se desmarcaba en busca de espacios para luego generar.

Se mantuvieron formas de la etapa de Leo Franco. La incorporación de los laterales, sobre todo de un activo Miramón en los primeros compases, buscaban crear combinaciones desde la cal y sorprender a un rival que se vio encerrado. Se mostró un equipo con más ansias de combinar y más movilidad sin balón que el visto hasta el momento.

A los pases en largo, a la espalda, y a las transiciones con el balón pegado al pie, fórmula individual que aún debe corregirse en la abundancia de algunos jugadores, se unió el cambio de orientación. Las transiciones rápidas de banda a banda aparecieron como un refuerzo para forzar que el Espanyol basculara y sorprender su flanco débil. Un dominio de la posesión que, por contra, sólo cifró dos lanzamientos entre los palos de Diego López, mientras, en el otro hemisferio la primera ocasión fue para adentro. «En la primera parte se ha visto a otro Huesca, mucho mejor con la pelota y teniendo la iniciativa. Solo nos han creado la ocasión del gol, pero de nuevo los errores nos cuestan caro. No hemos seguido la marca del lateral y al final se ha plantado solo en nuestro área y aquí no te perdonan», confesó tras el partido Jorge Pulido.

LOS SISTEMAS / En la segunda parte, con la losa moral del segundo gol de Borja en otro error no forzado, Francisco fue mostrando otras dimensiones, más sometidas al resultado adverso, pero también gallardas. La entrada de Melero por Gallar ofreció a este como mediapunta y capacidad de llegada alterando a un 4-2-3-1. La sustitución de Cucho por Ferreiro hizo que Chimy cambiara de banda, de la izquierda a la derecha y el gallego tomara su posición natural. Morir atacando.

La firma de Francisco empieza a identificarse. Ahora queda un cambio de fondo: recuperar el ánimo de un grupo dolido, minimizar los fallos propios y generar ocasiones de gol. El almeriense sabe que pueden lograrlo: «Estoy plenamente convencido de que esto va a salir adelante y por eso estoy aquí. Somos el equipo más humilde de la categoría, pero tenemos a gente a nuestro que nos apoya. Vamos a devolverle todo eso con victorias».

Tracking Pixel Contents