LA OPINIÓN DE ALFONSO HERNÁNDEZ

Un diamante para jugar sin delanteros

Un diamante para jugar sin delanteros

Un diamante para jugar sin delanteros

Con Álvaro Vázquez y Marc Gual en la enfermería y Jeison Medina sin crédito ni para ir a por los recados, el Real Zaragoza afronta en Elche su segunda empresa consecutiva sin delanteros naturales. Frente al Tenerife, ese vacío ofensivo fue un lastre manifiesto, con Pombo, Soro y Aguirre alternándose sin éxito para exprimir o fabricar alguna ocasión. El problema intrínseco estaba claro. El táctico también porque por detrás de los tres atacante flotantes, el mediocampo estaba despoblado de jugadores con las prestaciones físicas y técnicas necesarias para una percusión constante o para un goteo de amenazas suficiente. Zapater e Igbekeme, muy lejos de su mejor versión, y Ros no pudieron vertebrar un bloque creíble.

Lucas Alcaraz debuta a corazón abierto, con el bisturí de una crisis bien afilada sobrevolando la sala de operaciones. El galimatías para presentar un once competitivo y, sobre todo, capaz de pisar el área rival con cierta asiduidad y malicia supone para el granadino un reto mayúsculo. ¿Cómo jugar entonces en el Martínez Valero para ganar, lo que implica al menos marcar un gol? Para conseguirlo necesitas una segunda línea convincente, bien por su talento o por la suma de un buen número de futbolistas que reduzcan espacios y de cuyo tronco salga alguno para ofrecerse como socio de un único punta. En el caso del Real Zaragoza, donde no sobra la magia, la segunda opción se ajustaría mejor a sus prestaciones actuales.

La posesión de la pelota le ha traído pocas alegrías. Manda pero no ordena y, al final, cualquiera lo desabrocha en un contragolpe. La clave estratégica se focaliza en aumentar la superioridad en el centro del campo con el mayor número de efectivos posibles y aparcar hasta mejores tiempos la filosofía de club, el rombo y la tentación de una inconveniente osadía. Para este partido de necesidades varias, sobra con Pombo arriba. Benito y Aguirre por delante de Delmás y Lasure, respectivamente, y un triángulo o línea con Eguaras, Ros e Igbekeme... Profundidad de ida y vuelta por los costados y un abrigo con cierto estilo por el eje central. La forma de un diamante con gente que arrope y salte hacia adelante con la espaldas bien cubiertas.

Un diamante para jugar sin delanteros

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