La historia de siempre en el Huesca. Fuera no carbura y en El Alcoraz se muestra con la solidez propia de un aspirante al ascenso, aunque ante la Ponferradina, un rival que se mostró inocente y demasiado bisoño cuando pudo haber hincado el diente, los azulgranas no jugaron nada bien. Pero como en Segunda no va solamente la cosa de vencer y convencer, los oscenses sumaron un triunfo que les aúpa de nuevo al segundo puesto.

Le escoció a Míchel la última derrota ante el Fuenlabrada y su respuesta fue cambiar el sistema, algo inédito hasta ahora. Varió su propuesta futbolística poniendo por primera vez de inicio a dos puntas en paralelo (Okazaki y Cristo) y a un mediapunta puro como Juan Carlos Real. Si bien sobre la pizarra es un esquema atractivo con nombres de enjundia, la ejecución distó de ser la adecuada.

No jugó nada bien el Huesca. Fue completamente anodino y solo dos chispazos le permitieron vencer. No encontraron a Juan Carlos, que apenas entró en juego; Okazaki estuvo desaparecido y faltó creación. Fue un combate completamente neutral e insulso por la poca propuesta visitante, que se unió a lo perdido que andaba el Huesca. Casi literalmente no ocurrió nada hasta la mitad de la primera mitad, pero fue el premio gordo.

Un centro carente de peligro lo desvió la zaga de la Ponferradina, el cuero salió volando, Okazaki lo peleó con Russo y el cuero lo buscó, lo encontró y lo empaló con mucha clase Eugeni en el punto de penalti al fondo de la red. Esa fue toda la producción ofensiva de los oscenses en la primera mitad, pero más que suficiente. Hasta el intermedio hubo un pequeño atisbo de reacción berciana con una falta de Ríos Reina y una volea ligeramente desviada.

Roja y finiquito

La segunda mitad comenzó con susto y tres minutos de VAR. Otro rechace, esta vez a un tiro de Isi, pegó en Datkovic y le cayó para empujarla a Pablo Valcarce, pero estaba milimétricamente adelantado. Eugeni lanzó fuera por poco una falta y Asier Benito contestó con un zurdazo al lateral de la red.

De los bostezos y poca alegría alegría en el juego se pasó a los errores de bulto. Eugeni se equivocó al ceder atrás en un fallo grosero que acabó en los pies de Isi, que buscó la escuadra sin éxito. Acto seguido, el propio Isi le entregó en bandeja el partido al Huesca con una entrada muy clara que significó su segunda tarjeta amarilla.

Tres minutos más duró la Ponferradina. Primero, Cristo pegó una preciosa vaselina exterior en el larguero y, segundos después, un robo en primera línea de fuego acabó en los pies de Eugeni, que asistió a Sergio Gómez para que marcase el 2-0 y la sentencia. En casa, todo en orden.