Jonathan Barreiro renovó por tres temporadas con el Casademont Zaragoza el pasado 16 de junio, pero su futuro no está claro ni pasa, necesiariamente, por Zaragoza. Un efecto dominó provocado por una decisión del Real Madrid puede acabar provocando la salida del gallego del equipo aragonés. La primera pieza que debe caer es que el conjunto blanco haga oficial el fichaje de Alberto Abalde, alero del Valencia Basket, con quien ya tiene un acuerdo total. El propio jugador ya anunció ayer al club que pagaría su cláusula de rescisión (1.600.000 euros que superan los dos millones con impuestos), lo que dejará un vacío en la plantilla taronja.

A partir de ahí, el conjunto valenciano necesitará un sustituto y, además, que sea cupo. El que más gusta en la capital del Turia es Jonathan Barreiro, a quien el Valencia ya tuvo en el punto de mira antes de que renovara en Zaragoza. Ahora también, con la única diferencia de que para llevárselo deberá abonar la cláusula de rescisión del gallego, que asciende a 300.000 euros. La oferta todavía no ha llegado al jugador y no se prevé que lo haga hasta que no se produzca oficialmente la salida de Abalde. Además, el Valencia tiene otros nombres encima de la mesa como los de Tyson Pérez o Roland Smits y, en las últimas horas, se ha especulado también con el interés por el Pato Garino.

Así que todo puede ser cuestión de horas, en cuanto el Real Madrid abone la cláusula de Abalde al Valencia. Una situación que supondría una inyección económica para el Casademont pero un contratiempo deportivo importante. No solo por la figura de Barreiro, por quien el club apostó hace cuatro años y ha vuelto a hacerlo ahora con otro contrato de larga duración, sino sobre todo por un problema de cupos. Las plantillas ACB deben contar con cuatro jugadores de formación local y, en la Champions, esa exigencia se eleva a cinco.

El Casademont cumpliría con ese mandato pero pasará de tener cuatro cupos con un peso importante en el equipo a quedarse con tan solo uno. El pasado curso contaba con San Miguel, Alocén, Barreiro y Fran Vázquez, todos potenciales titulares en el equipo. Si sale el alero gallego, Diego Ocampo solo se quedaría con San Miguel de ese cuarteto y el resto de nacionales serían de la Generación Z, Javi García, Vit Krejci y Jaime Pradilla más algún otro canterano del equipo júnior. Esto alteraría la hoja de ruta de Pep Cargol, el director técnico, obligado no solo a buscar otro jugador (ahora solo necesita un cinco) sino también a rastrear el mercado persiguiendo otro jugador de formación local.

A LA ESPERA / Todo depende de lo que ocurra con Barreiro. El club aragonés, al menos, logró su renovación con lo que, si se marcha, tendrá una compensación a cambio. Su nombre ya estuvo en la agenda del Unicaja de Málaga a los pocos días de firmar su nuevo contrato con el Casademont, todavía en la fase final disputada, precisamente, en Valencia. La elevada cláusula echó para atrás al club andaluz, pero no será un problema para el Valencia, que va a ingresar una cantidad cinco veces superior por Abalde y que cuenta con un importante potencial económico gracias al mecenazgo de Juan Roig.

Jonathan Barreiro ha crecido mucho en el Basket Zaragoza, al que llegó hace cuatro años, siendo una joven promesa al que las lesiones impidieron progresar como se esperaba de él. En la capital aragonesa ha ido haciéndose con minutos y este curso tan raro ha sido su mejor temporada, por números y por juego. El cambio de posición, del tres al cuatro, le convirtió en un voraz reboteador y le hizo brillar en la primera parte de la competición, aunque después fue perdiendo peso en el esquema de Fisac. Incluso ha debutado en la selección absoluta, en la clasificación para el próximo Mundial. Eso le ha convertido en una pieza más que apetecible en el mercado. Primero fue el Unicaja, que se echó atrás por motivos económicos, y ahora es el Valencia el que se ha fijado en él. Puede seguir el camino de Van Rossom, Aguilar, Sastre y Sergi García.