Primero salió Sergi García, luego Jaime Fernández, después Carlos Alocén y ahora, Jaime Pradilla. Todos ellos tras un largo y costoso trabajo de formación y con un paso fugaz por el primer equipo, lo que invita a preguntarse si merece la pena toda esa inversión en la cantera. Quienes trabajan en ese terreno y han sufrido casos similares lo tienen claro: «Merece la pena. Al 100%». Así lo afirman Luis Arbalejo, exresponsable de la cantera del Casademont y ahora en el Torrelodones, David Álvarez, exdirector deportivo del Peñas de Huesca y Jordi Martí, responsable deportivo del Joventut.

«La cuestión es tener claro cuál es tu modelo. Al final el modelo de Zaragoza es formar jugadores para el primer equipo y, en el caso de que llegue alguien y los compre, pues tener un ingreso. Un modelo parecido es del Joventut. Los mejores jugadores, Rudy, Ricky, Abalde, han jugado poco allí. ¿Quiénes se han consolidado? Barrera, Ventura, Llovet, la segunda línea. Lo normal en Zaragoza es que los jugadores de primera línea se vayan y los que se consoliden sean una segunda línea, dentro de un perfil alto, como Javi García, Urdiain, Lobaco, Álvaro Martínez, Etxeguren», explica el que fuera responsable de la cantera durante seis años, Luis Arbalejo.

«Tampoco hay que hacerse muy mala sangre, hay unas cláusulas de rescisión y lo que hay que hacer es seguir trabajando para sacar jugadores, bien para el primer equipo, bien para sacarles un rédito económico», afirma Arbalejo. El rédito no ha sido pequeño. «Ha habido ventas de 200.000 y 300.000 euros que, comparado con lo que se les ha pagado está muy bien. La rentabilización de los últimos seis años de cantera es muy bestia, probablemente la más alta de España. Si se acaba vendiendo a Krejci se va a superar el millón de euros en ventas. Que la cantera en ocho años ha valido más de un millón, pues claro, pero también hay un valor en tener una cantera», reflexiona.

Uno de los clubs de la ACB en los que la cantera es santo y seña es el Joventut de Badalona. Jordi Martí ha sido su responsable muchos años y ahora es su director deportivo. Yse siente desprotegido ante estos casos. «Ahora mismo creo que vamos para atrás», asegura sobre la desaparición de los derechos de formación, porque para que haya compensación hay que hacer contratos a los jugadores y establecer cláusulas de manera proporcional a la ficha, por lo que no pueden ser muy altas. «A no ser que le pagaras mucha cantidad, pero esto no es viable de ninguna manera. Porque si es un jugador a lo mejor te puedes llegar a atrever, pero es que los clubs hacemos varias apuestas y te puedes encontrar con cinco o seis jugadores que luego no vayan bien y con unos contratos que después no los puedes asumir. Es muy complicado».

Aún así, no renuncia a la esencia de la Penya. «Hay, supongo, un momento de debilidad que te pasa por la cabeza, pero muchas veces piensas, en Badalona el día que hagamos esto ya no va a ser el mismo club», asegura. Yeso que la compensación económica no es tanta. «Te deja una cantidad que entiendo que en el momento ayuda, pero si sacas un jugador cada tres años con una cláusula de estas, analizas cuánto te cuesta cada temporada del básquet base y no te compensa ni una», asegura desde la experiencia.

La Penya ha vivido muchas de estas situaciones recientemente, con Guillem Vives, Álex Suárez o Alberto Abalde, por quien el Valancia ha sacado mucho más rédito que el club que lo formó. «Son jugadores a los que no has sacado el máximo rendimiento, que los has tenido solo como apoyo en la primera plantilla. Y que seguramente para hacerle hueco a ellos has renunciado a fichar jugadores en esas posiciones. Les has hecho el camino pero no hay más, no estamos protegidos».

David Álvarez fue responsable de la cantera del Peñas y luego su director deportivo. Alaba el trabajo del Basket Zaragoza con la cantera y entiende como algo normal que salgan los jugadores. «Las situaciones contractuales que tengan los jugadores con el club están expuestas a que puedan tener otras ofertas. La situación cuando llegas a este tipo de nivel es así, tu grado de exposición es así», indica, aunque entiende que el momento sea doloroso. «La cosa es el momento tan bueno en el aspecto deportivo, la expectativa tan positiva que daba de poder ser otro jugador de Zaragoza en el club, es el momento en el que pasan las cosas. El trazado deportivo era muy bueno y ahora que lo tienes justo ahí para comerte la tarta, viene otro y dice la tarta me la como yo. Fastidia pero está montado así», señala Álvarez.