Siete años llevaba la Liga Deportiva Alajuelense (LDA) sin levantar el título de campeón en la Liga Promerica, el campeonato profesional de fútbol de primera división de Costa Rica. Siete años que se hicieron eternos a sus aficionados, y que ha dado para un sinnúmero de memes y chanzas para sus rivales.

Tal vez desde nuestra perspectiva no sean demasiados, pero para los liguistas, el segundo equipo más laureado del país, sí ha parecido una eternidad; en un campeonato que además otorga dos títulos anuales (torneos cortos, con 12 equipos que juegan ida y vuelta todos contra todos, pasan los cuatro primeros a semifinales y se miden en ida y vuelta eliminatoria en ambas rondas).

Por fin un aragonés alejó el fantasma de ‘la 29’ y con su labor se convirtió en uno de los grandes protagonistas del 30 campeonato de ‘la Liga’, alegrando a la mitad de un país, ya que supone prácticamente el 50% de los aficionados al fútbol costarricenses.

El pasado 20 de diciembre terminaba una larga espera, y daba paso a un nuevo ciclo de la mano de Agustín Lleida, nacido en Monzón en 1985, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, con cuatro maestrías en el ramo.

Este monzonero llegó a Costa Rica en julio de 2018, como director de Desarrollo de Liga Menor (cantera) de la Liga Deportiva Alajuelense. El gran mecenas del equipo rojinegro y miembro de la Junta Directiva, Joseph Joseph, se enamoró del trabajo que Lleida desarrolló por siete años en las filas del Pachuca de México, como director del Departamento de Preparación Física. Ahí revolucionó el tratamiento de la cantera, sacando jugadores como el ‘Chucky’ Lozano y otros, que han dado grandes réditos económicos al equipo mexicano.

El empresario costarricense insistió un buen tiempo hasta conseguir traer a Lleida a tierras centroamericanas.

El proyecto del equipo 'manudo'

Finalmente, Joseph lo consiguió. Lo quería para poner en marcha el gran proyecto de futuro del equipo ‘manudo’, el Centro de Alto Rendimiento (CAR), unas modernas instalaciones (recientemente inauguradas) con cinco campos de fútbol, residencia para 100 jugadores, gimnasio, comedor, zona de aguas… Una inversión de alrededor de US$6 millones y que Joseph ha cedido a la LDA por diez años. “Todo pasa por desarrollar nuestros propios jugadores”, incide Lleida, donde toman a niños a partir de 10 años. “La primera división es el presente, pero los que vienen detrás son el futuro, por eso no descuidamos ningún detalle”, los que competirán en el equipo, y los que se convertirán exportación de jugadores “para continuar con el proceso” y que darán sostenibilidad económica a un club con 101 años de historia.

Agustín Lleida arrancó con esta tarea, pero en menos de un año fue ascendido a director deportivo. En poco más de un año y medio ha transformado al equipo. Comenzó dando bajas de algunas de las ‘vacas sagradas’ del vestuario alajuelense (medidas por las que fue duramente criticado por la prensa nacional), ajustando presupuesto, y dando golpes de efecto.

Uno de ellos, el más grande, es traer de vuelta al país a Bryan Ruiz (35 años, con pasado liguista). El capitán de la selección nacional de Costa Rica fue uno de los héroes de ‘la Sele’ cuartofinalista del Mundial Brasil 2014, anotando el gol a Italia que los colocaba en octavos. Ruiz tiene un extenso periplo internacional: Genk (Bélgica), Twente (Holanda, donde fue gran figura), Fulham (Inglaterra), PSV Eindhoven (Holanda), Sporting de Lisboa (Portugal), y Santos (Brasil) son clubes importantes en el contexto internacional, con salarios impagables para el fútbol tico.

Pero Lleida estuvo más listo que nadie. Gracias a una operación de marketing, Bac Credomatic (un banco centroamericano) cubre los costos del fichaje de Ruiz, y el presupuesto se adecúa a los límites del equipo. Todos contentos.

La figura de este aragonés es muy querida por los aficionados liguistas. “Era un equipo destrozado desde la parte financiera, también como grupo en equipo. Llegaba alguien que no sabemos de dónde había salido y que empieza a hablar de proceso, cambios. Habíamos pasado por tanta gente que decía que iba a haber procesos, pocos le queríamos. Pensábamos que era otro que hablaba bonito. Cuando logró a Ruiz fue un despertar del liguismo. Y cuando presentan el CAR (en mayo de 2020), y vemos la gran infraestructura para fortalecerse, crear jóvenes jugadores con un proceso real. Ahí vimos que no nos vende humo”, recuerda Pablo Sandoval, cuya familia es liguista ‘envenenada’. Si uno se da una vuelta por las redes sociales del club, que suman cerca de 1,1 millones de seguidores, verá como existe casi reverencia por el monzonero.

“Las muestras de cariño son diarias -explica Agustín Lleida-. En los semáforos, en los restaurantes, en la calle, en la escuela de mis hijos... Donde vaya siempre hay un liguista que te empuja y agradece todo el cambio que la institución ha tenido en el último año y medio. Son realmente intensos pero es muy bonito”.

Y no lo dicen solo los aficionados. Fernando Ocampo, presidente de la Liga Deportiva Alajuelense considera que “sin duda, Agustín ha hecho un trabajo fenomenal. Ha sido el eje de toda la renovación deportiva de la institución y vino a revolucionar toda la estructura para llevarnos al título”.

España en el horizonte… Lejano

“Me encantaría volver a España. Por supuesto a trabajar como director deportivo en Primera o en Segunda, sería un honor”. Lleida ha cumplido ya diez años desarrollando su labor de manera exitosa en América, “pero no tengo prisa. Hay muchos equipos de primera división de España que no tienen el proyecto que estamos desarrollando aquí, así que en mi día a día estoy feliz”.

Desde luego, tiene como objetivo ser director deportivo en un club de la mejor liga del mundo “pero no me quita el sueño, si tiene que llegar llegará”.

En España solo ha tenido conversaciones con el Espanyol, y hace dos años con el Huesca, pero era para dirigir el fútbol base. Nada que ver con el primer equipo, por lo que al final no se concretó nada. “Si en algún momento se diera la oportunidad, sería un honor regresar a mi tierra. Pero sé que por ahora tienen una gran estructura, excelentes profesionales y han conseguido cosas con las que nunca ningún oscense soñó. ¡Hay que felicitarlos cada día!”.

A diferencia de con el club altoaragonés, con el Real Zaragoza nunca ha tenido contacto. “No he tenido el placer de conocer a nadie del club, pero te puedo decir que de los 18 a los 20 años viví en Zaragoza, y disfruté aquel equipo campeón de la Copa del Rey (2004) durante dos años, cada quince días en La Romareda”.

Y, desde luego, no se olvida de su ciudad natal. “Monzón es mi casa. Me paso mi vida viajando, de un lado para otro, pero jamás podrás sentirte en ningún sitio como en el lugar donde naciste y creciste, en el lugar donde guardas tu familia y amigos de la infancia”. Porque para Agustín Lleida, como para tantos monzoneros desperdigados por el mundo (como el que suscribe) “Monzón es Monzón”.

Otras conexiones aragonesas

Agustín Lleida no es la única conexión de la LDA con Aragón. Es la más fuerte, sin duda, pero hay más: una con la Sociedad Deportiva Huesca, y otra con el Real Zaragoza.

Vayamos con la más cercana: el delantero centro de la Liga, Jonathan Moya (quien marcó el gol en el partido de vuelta de la final) tiene un corto pasado en la SD Huesca. En la temporada 2015-16 llegaba al equipo azulgrana cedido por el entonces propietario de su ficha, Deportivo Saprissa, con opción de compra. Pero apenas permaneció unos meses, disputando un puñado de partidos (sin anotar ningún gol) y en enero fue dado de baja, regresando a Costa Rica.

Más sangrante es el otro caso, el de Diego Estrada. El Real Zaragoza contrataba en 2011 para el filial al que había sido internacional por Costa Rica en el Mundial de Egipto sub-20 (2009), y que no había renovado por la Liga, llegando al equipo blanquillo sin pagar traspaso alguno. Pero el conjunto costarricense reclamó derechos de formación, y en 2014 la FIFA condenó a pagar al Real Zaragoza cerca de 500.000 euros por esos derechos al club costarricense, en un caso que todavía colea.