LA MONTAÑA EN ARAGÓN
A la marcheta de Avelina
Las ‘Quedadas Activas’ dan una opción de senderismo en Zaragoza a los mayores de 55 años. Os Andarines d’Aragón coordina estas marchas cada lunes, miércoles y viernes

A la marcheta de Avelina
SERGIO RUIZ ANTORÁN
Va como una moto. Rapidito, fresca, a ritmo de gacela, con un trote ligero y alegre. «Mis hijos y mis nietos dicen que soy una campeona». Quizá hasta se quedan cortos, Avelina. Porque con 92 años pocos héroes te alcanzan tras haber ganado tres veces al cáncer o superado el confinamiento sola. Porque nada te va a frenar para aguantarle el ritmo a la vida, a disfrutar de cada paso mirando hacia el futuro, sin miedo. «¿Cuántos hemos venido hoy?», dice curiosa. «Somos 89», contesta rápidamente Pedro una fila atrás. «No está mal», responde Avelina Sanz sin reducir el paso en su rondar por el Parque José Antonio Labordeta.
Se dejan ver. Son una buena pandilla. Todos mayores de 55 años, intentando recuperar sus rutinas con estas Quedadas Activas organizadas por la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) y Zaragoza Deporte desde este diciembre para devolver las actividades de senderismo al sector más vulnerable y afectado por el covid. Marchetas gratuitas, de una hora, sin complicaciones y en diversos puntos de la ciudad. El lunes caminan por las orillas del Ebro desde La Chimenea (18.00 horas), el miércoles por el Parque Grande (10.00) y el viernes dan una vuelta dentro de la Expo saliendo de la pasarela del Voluntariado (10.00).
La precaución es máxima. Todos utilizan la obligada mascarilla, una o dos, y se mantiene una estricta distancia de seguridad. «Salimos en grupos de cuatro y distanciados. En todas las semanas que llevamos no ha habido ningún problema y tampoco contagios. Es una actividad segura al aire libre», explica Pedro Biela Ferrer, de Os Andarines d’Aragón.
Una luminosa chaqueta naranja le diferencia como miembro de la organización. Son más de diez controlándolo todo. No se les escapa nada. Instalan un par de mesas en el Puente de los Cantautores, donde todo aquel que quiera puede inscribirse antes de iniciar la caminata a las 10.00. Unos diez minutos previos a esta hora se van completando grupitos alejados. con ganas de estirar las piernas. «Primero apuntamos el nombre y nos tienen que dar el DNI y un móvil. Luego comprobamos quién no está federado y les hacemos un seguro por si hubiera cualquiera mínima incidencia», repasa Pedro.
Os Andarines no es solo el club de montaña más numeroso de Aragón, también el responsable de grandes andadas como La Jorgeada, La Nocturna por Juslibol o La Redolada, ahora en suspenso. «Ahí nos podíamos concentrar entre quinientas o mil personas. Obviamente hemos tenido que cancelarlas porque ni han dejado abierta la solicitud de permisos», relata José María Gallego, presidente de esta entidad con un alto porcentaje de socios veteranos, pero que mantiene salidas semanales para ellos cada jueves y domingo, con distancias de 18 a 25 kilómetros por distintos entornos de la ciudad. «Desde junio comenzamos a activar de nuevo nuestro calendario con salidas de BTT. Las actividades programadas fuera de Zaragoza se han tenido que adaptar por el confinamiento. Donde antes salíamos más de 160 personas ahora vamos 40. Es normal por el miedo que tiene la gente a juntarse en grupo, aun así estamos contentos con la participación que está viniendo», insiste José María Gallego Duque.
Salir del aislamiento
En el Parque su compañero Fernando va el primero. Él marca el recorrido y el ritmo y los demás le siguen. «Hacemos unos cinco kilómetros. Cada miércoles cambiamos un poco, pero siempre dura una hora», describe. La marcha es fluida. Los voluntarios se incrustan dentro del grupo para ser la referencia y controlar que todas las medidas se siguen, aunque poco hay que decir a unos participantes que están más que concienciados.
El ejercicio físico al aire libre es una necesidad para mantenerse en forma y caminar es una de las pocas licencias que se pueden tomar con Zaragoza confinada hasta ayer. Más para aquellos que sufren más el riesgo al contagio. «Pero es importante psicológicamente poder relacionarse, salir y sociabilizarse. La gente que está viniendo es nueva y se van soltando», dice Fernando. «Yo me enteré por el periódico. Vengo con mi cuñada. Somos de Torrero. Me encanta el ambiente aunque no te juntes mucho, pero la gente es muy simpática», reitera Avelina.
Salir y relacionarse, con seguridad, sabiendo que esto no ha terminado, pero que tampoco ha terminado con nosotros. Porque las ganas de atarse las botas y andurrear no conocen ni edad ni distancias, solo corazón y ánimo para seguir en el camino de la vida. Porque las grandes cumbres no tienen porque medirse en metros, porque los enormes alpinistas no solo se pierden entre paredones. Porque poder dar una vuelta por el Parque con 60, 70, 80 o 92 años, como la campeona de Avelina, no es poco. Lo es todo. Y para que todos ellos puedan salir merece la pena seguir siendo responsables.
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