Sandra Suñén es una de esas deportistas que, a pesar de estar entre las mejores, tiene que compaginar el kickboxing con su vida laboral. Porque es un hobby aunque que en diciembre consiguiese el oro en el Campeonato de España de light-contact Para asistir a esta cita tuvo que pedir fiesta en su trabajo, ya que es enfermera en un centro de salud de Zaragoza.

Trabaja cuidando, pero su pasión es subirse al ring a hacer de las suyas. Eso sí, tal y como cuenta la luchadora, no es un deporte tan violento como pueda parecer: «La gente piensa que es como en la tele, que sales a pegarte y ya está», asegura. Sin embargo, para los que lo practican, confiesa, «lo fundamental es siempre el respeto, al acabar un combate lo primero que haces es darte un abrazo con el rival, hablar de cómo ha ido todo».

La modalidad que practica Suñén es la de light-contact en la que hay algunas zonas prohibidas en y con las que golpear. «Empecé a los 17 años, en un gimnasio del barrio de las Delicias, desde pequeña siempre había querido hacer un deporte de contacto y un día me atreví», recuerda la joven zaragozana, que conocía esta especialidad por su tío. Desde que comenzó ya acumula cinco años, durante los cuales ha ganado siempre el Campeonato de Aragón.

No fue hasta el 2020 cuando consiguió su mayor éxito. «Desde el principio fui al Campeonato de España, pero solo había conseguido un par de bronces», afirma. Con su nueva medalla de oro nacional se siente «muy orgullosa después de todo el trabajo y todo el esfuerzo que cuesta, tras ir varios años y perder». El camino no ha sido fácil, ha habido «alegrías y lloros», confiesa, aunque todo ha sido más llevadero gracias a sus compañeros de entrenamientos.

Puede parecer un deporte individual, pero la aragonesa asegura que «eres un equipo, porque todos los días entrenas con los mismos y están todos detrás apoyándote cuando sales». Esto le ha dado fuerza para siempre seguir adelante, aunque «la mayoría de las veces antes de empezar» Suñén se pregunta «qué hago aquí». «Me digo ‘cómo voy a salir a pelear’, pero luego merece la pena», asegura y añade que «te concentras, te pones en ello y ya está». Un cambio de chip.

Las ganas de salir corriendo antes de una pelea nunca le han llevado a plantearse dejar el deporte. Como ella misma dice, «aunque siempre puedes pensar en dejar la competición o algo así, nunca en dejar de practicarlo». Tampoco por compaginar el trabajo o los estudios. A ella le es más fácil ahora que en el centro de salud tiene casi todas las tardes libres, aunque cuando le toca hacer guardias tiene que descansar de entrenar. Cuando estudiaba, lo complicado llegaba en el periodo de exámenes. Sin embargo, ella sabía organizarse.

«Nunca me he planteado dejar este deporte porque aunque haya una época en la que puedas entrenar menos es muy completo y te hace bien siempre», asegura. Durante los exámenes, ella y sus compañeros simplemente retrasaban la hora de empezar. Este año, además, también han tenido que hacer frente a las medidas de seguridad por el covid, ya que los gimnasios permanecieron cerrados durante un tiempo antes de que la luchadora acudiese al Campeonato de España.

No han podido «entrenar mucho en equipo». Ahora, se juntan «solamente dos personas o incluso una sola con los materiales». Sobre esto, la deportista opina que «es un poco triste». «Además hay que hacerlo todo con mascarilla, que en el tema físico se nota mucho», asegura la aragonesa.

Suñén también recuerda los días en los que el deporte en espacios cerrados no podía practicarse: «Cuando los gimnasios cerraron entrenábamos en la terraza de mi entrenador, que es bastante grande», recuerda y ríe explicando que era «una situación un poco surrealista» y que además si eran más incluso quedaban en la calle con los sacos. Desde luego, Sandra Suñén es un ejemplo de adaptarse a las circunstancias, venciendo miedos y obstáculos para llegar al éxito.