Un cóctel de emociones envolvió a Carlos Sainz al llegar a Maranello, en Módena, ese lugar de Italia que concentra en pocos kilómetros las fábricas de las más míticas marcas de deportivos. Aún se sorprende al verse de rojo Ferrari durante los test de pretemporada en Barhein. El madrileño, de 26 años, cumple el sueño de cualquier piloto de F-1: conducir para la más laureada y antigua escudería, la más mediática. Al tiempo, Fernando Alonso cruzaba por tercera vez la puerta de Enstone, la sede de aquel Toleman con el que deslumbró Ayrton Senna en los 80, el mismo equipo que bajo los colores de Benetton hizo campeón a Michael Schumacher, la misma fábrica cerca de Oxford que celebró los dos títulos del asturiano con la indumentaria de Renault. Alonso luce el azul del Alpine camino de los 40 años tras dos años fuera del Gran Circo. Es difícil encontrar más diferencias entre los dos españoles en la parrilla del 2021 y, sin embargo, por los visto en los ensayos, la pista le unirá constantemente a lo largo de 23 grandes premios en busca de un labradísimo podio o tras el sueño de una victoria.

Ferrari quiere dejar atrás el 2020, su peor rendimiento en 30 años, y volver a luchar por títulos; Alpine busca la senda que hizo a ese equipo un grande hace ya 15 años. Pero ni los rojos ni los azules transitan por su mejor época. Una docena de podios y un par de victorias son el escaso botín, las migajas podría decirse que Red Bull y, sobre todo, Mercedes dejaron para el resto la temporada pasada. Y 2021 no es sino una continuación del año pasado con muy pocos cambios en los coches a la espera de la revolución reglamentaria que tendrá lugar en 2022. Cinco escuderías McLaren, Alpine, Ferrari, Aston Martin y Alpha Tauri y 10 pilotos se devorarán por atrapar esos 10 o 12 podios y el ramillete de dos o tres triunfos que suelen ir a parar a un lugar inesperado en la zona media de la clasificación por equipos. Con los números en la mano, a Sainz y Alonso les tocan uno o dos podios por cabeza, y un 25% de posibilidades de lograr una victoria a lo largo de las 23 carreras.

Los veremos luchar mucho en pista, rueda contra rueda, porque, hoy por hoy, Ferrari y Alpine han mostrado un potencial muy similar lejos de Mercedes y Red Bull, y justo por detrás de McLaren. Los dos equipos han mejorado respecto al año pasado a pesar de los pequeños retoques en el reglamento que han hecho perder algo de carga aerodinámica a todos los monoplazas. Pero lo han hecho en menor medida que McLaren. “Este año tienen un motor más potente y, además, de menor tamaño, por lo que han mejorado aerodinámicamente. Se les ve mejor”, atestigua Carlos Sainz sobre su antiguo equipo, recién llegado a Maranello desde Woking la sede de McLaren. “No puedo decir si el Ferrari ha mejorado o no, porque acabo de llegar, pero Charles (Leclerc) dice que sí”, sentencia sobre su nuevo coche. “El motor ha mejorado y la aerodinámica también. Ya no somos un coche lento en las rectas”, explica Mattia Binotto, el jefe de los de Maranello. La trasera del SF21 es más confiable que la temporada pasada, donde solo el talento de Leclerc permitió domar a un nervioso monoplaza (Sebastian Vettel no lo consiguió casi nunca) para atrapar un par de podios en Austria y Gran Bretaña. El coche ha mejorado y la sintonía de los pilotos para evolucionar el monoplaza en 2021 es ostensiblemente mejor que en el pasado. Un objetivo realista son dos podios para cada pilotos y la posibilidad de una victoria en una carrera alocada.

Y por ahí se moverá Alpine. Esteban Ocon y Daniel Ricciardo consiguieron subirse al podio en 2020 tras años de sequía en el equipo de Enstone. La llegada de Alonso en lugar del australiano es un revulsivo. "Creo que nos falta trabajo, nos falta entender todavía un poco algunas cosas del coche”, mantiene el ovetense después de tres días de pretemporada. “Las prestaciones que sí vemos en la fábrica, tenemos que desbloquearlas en pista. Pero estoy contento y llegue lo que llegue en las primeras carreras lo voy a disfrutar y voy a exprimir cada vuelta”. El A521, que así si denomina el monoplaza con el azul tradicional de Alpine —las versiones deportivas de Renault— destaca por una enorme joroba que ningún otro monoplaza del 2021 luce. Por encima de la cabeza de piloto, Alpine ha ensanchado la ventilación y con una gran protuberancia en la tapa motor, ha colocado piezas para su refrigeración en el interior. “Descubrimos que adelgazar los pontones era una dirección positiva, algo que no es nada nuevo realmente. Así que hemos modificado el empaquetado y reubicado algunas de las piezas voluminosas, colocándolas detrás de la toma de admisión. Sí, da una forma bastante espectacular y voluminosa al coche, pero encontramos que nos funciona. Hay compromisos con el centro de gravedad, pero por lo general, el rendimiento aerodinámico gana sobre ese aspecto”, explica Marcin Budkowsi, director ejecutivo del equipo. Puede que esa elevación del centro de gravedad que tan mal sienta a todos los vehículos sea la que impida, de momento, casar todas las piezas a Alonso y su equipo. En el 'paddock' se alaba el nuevo difusor de McLaren, la nueva suspensión trasera de Red Bull, pero nadie acaba de ver la joroba del Alpine.