Uros Djurdjevic ha explotado en esta temporada como goleador del Sporting, con 21 dianas que le hacen ser el Pichichi de la categoría, la gran amenaza zaragocista este viernes en La Romareda y que auguran un inminente vuelo de El Molinón este verano tras doblar su valor de mercado este curso, sobre todo si el club asturiano no sube a Primera, aunque hasta en la élite podría darse ese traspaso. Nacido en Obrenovac y de 27 años, Djuka comparte amistad desde niño con Ivan Obradovic, cinco primaveras mayor que él, y cuyo paso por el Zaragoza entre el 2009 y el 2013 estuvo marcado por las lesiones y la falta de adaptación que truncaron su escaparate y le impidieron rendir en el club aragonés, que pactó en 3,5 millones su fichaje. “Nos conocemos de la calle, de vernos desde muy pequeños. Tenemos muchas historias juntos, muchos recuerdos”, asegura Ivan, que iba a la pastelería que regentaba Zoran, el padre de Uros, casi a diario en Veliko Polje, una población junto a Belgrado.

“Son una familia humilde, que empezó desde cero y Uros es igual, un tipo honesto, algo callado y tímido, eso sí, aunque en el campo se transforma y tiene carácter”, explica Obradovic, que debutó en Serbia en el Partizan de Belgrado en el 2007, mientras Djuka, tras pasar por el Roger Stern, se dio a conocer en el Rad unos años más tarde, en el 2011. Belgrado, a poco más de media hora de Obrenovac, y el Rad les unieron en el 2013, cuando Ivan dejó el Zaragoza ese verano, despedido por Pitarch, tras la grave lesión del cruzado en octubre del 2012 y empezó a entrenarse allí mientras buscaba equipo. “Antes, nos veíamos en nuestra ciudad cuando podíamos, porque cada uno estaba en un equipo. Recuerdo que a la Academia Ivan Obradovic él venía cada junio y cada diciembre para estar con los chicos”. Lógicamente, compartir vestuario les unió aún más y ambos hicieron una prueba en Abu Dabi durante 10 días para el Vitesse en enero del 2014 aunque solo Djurdjevic se quedó en el club holandés, su primer paso fuera de Serbia para después fichar por el Palermo y regresar a Serbia, al Partizan, donde estalló como goleador con 35 goles oficiales en poco más de una temporada, lo que provocó su traspaso al Olympiakos en el verano del 2017, aunque en Grecia tampoco triunfó.

Obradovic, Djurdjevic y Vejinovic, a prueba en el Vitesse.

Miguel Torrecilla, actual director deportivo zaragocista, lo tenía ya en el ojo desde hace tiempo y el Sporting acometió su fichaje en el 2018 por 2,5 millones, la incorporación más cara de su historia hasta que después llegó la de Manu García desde el City. “Me gusta su capacidad de remate, es muy competitivo, con mucha fuerza y técnicamente ha mejorado en España. Es muy trabajador, nunca para de ir progresando y de dar todo, ayuda mucho al equipo”, afirma el exzaragocista, consciente de que la explosión de Djurdjevic ha sido tardía. Sus inicios en el Sporting, sus dos primeras temporadas, tuvieron más sombras que luces. Su movilidad y su capacidad de pelea no se transformaban en goles, ya que en el remate es capaz de lo mejor y de los peor. Anotó 12 dianas oficiales en el primer curso, donde le costó hasta diciembre abrir la lata, y solo 6 en el segundo. Incluso David Gallego el pasado verano meditó autorizar su salida para que el club pudiera recuperar parte de su inversión por un ariete que, por su carácter reservado, le costó adaptarse a Gijón. Al final pesó la opinión del presidente de la entidad, Javier Fernández, y se quedó.

“Es que los goles llegan en los delanteros que siempre los han hecho y Uros es de esos. Él se estaba buscando en España y le ha costado porque el nivel de la Segunda es alto, pero ahora está demostrando todo lo que lleva dentro”, indica Ivan. Y Gallego ha dado con la tecla con él. El Sporting juega mejor y tiene más capacidad arriba, lo que Djuka agradece, y sobre todo el técnico lo ha acercado al área y le ha bajado las revoluciones de su carácter en el campo, incidiendo en que no se pierda entre batallas con centrales.

Esos 21 goles han situado a Djurdjevic en lo alto del mercado, con 30 millones de cláusula y con el interés de equipos como el Valencia, el Alavés, el Osasuna… Sin embargo, su destino apunta a estar en Inglaterra, donde sus condiciones pueden explotar aún más. Por eso ha decidido jugar con Montenegro al ser su padre de Podgorica, para tener más opciones de dar así el salto a la Premier. “Eligió esa vía y entiendo que juegue para ese país, puede ser importante para su progresión ese paso”, añade Obradovic, que ve en su amigo capacidad para dar el salto a Primera. “Claro que tiene nivel para eso. Hay diferencia con Segunda, pero puede dar más aún con mejores jugadores a su alrededor”, sentencia.

Mientras tanto, Obradovic, que apura los últimos pasos de su carrera en el Partizan, confía en ver al acabar la temporada a su amigo por las calles de Obrenovac. “Ahora veo mucho más a Zoran, casi cada semana, aunque con Uros mantenemos contacto y cuando nos vemos nos damos un abrazo muy fuerte. Le tengo mucho cariño, a él y a su familia”, concluye, sabiendo que en el partido en La Romareda tendrá ese cariño dividido entre su exequipo y su amigo de la infancia.