Lleva seis días en Zaragoza y ya va a dirigir su segundo partido. Luis Casimiro se ha subido a un tren de alta velocidad en marcha que le devuelve a Málaga, donde ha entrenado desde el 2018 hasta este mismo 2021, cuando fue relevado en enero por Fotis Katsikaris. El estreno del técnico manchego con el Casademont Zaragoza no pudo ser mejor, ganando en Burgos y manteniendo la buena dinámica que había impulsado el cuerpo técnico con Sergio Lamúa a la cabeza frente al Gipuzkoa. Ahora se trata de mantener esa inercia, este sábado en el Carpena (20.45).

El deporte es un estado de ánimo y lo que hace una semana eran todo nubarrones negros hoy es un día de sol resplandeciente. El Casademont ha cambiado su cara casi de la noche a la mañana, frenó la caída que le arrastraba de nuevo hacia el abismo en la Liga Endesa y ahora encara este impasse hasta la final a ocho de la Champions en disposición de seguir creciendo y mejorando para llegar a Nizhny Novgorod en el mejor estado posible.

Todo eso sin olvidarse de que en la Liga Endesa también debe quedar lo más arriba posible, primero por orgullo profesional y, segundo, para asegurarse una plaza en las competiciones europeas la próxima temporada. Tras ganar en Burgos el Casademont está a dos victorias del Unicaja (aunque con dos partidos más), por lo que un triunfo en el Carpena abriría de nuevo el sueño de alcanzar al octavo clasificado cuando termine la temporada.

El equipo ha vuelto a la normalidad en los últimos días y ha mostrado el camino por el que puede lograr éxitos, que no es otro que la implicación defensiva, la pelea por el rebote y un juego generoso en el que el balón llegue a todos de manera democrática para que afloren los puntos que tantos jugadores de la plantilla tienen en sus manos. Frente al Gipuzkoa y en Burgos se vio eso, un conjunto anotador que, además, lo hace con equilibrio, corriendo cuando puede y debe, sabiendo jugar en posicional, sin desperdiciar posesiones con lanzamientos absurdos. Esa es la manera.

Vuelta a casa

Esta tarde, además, Luis Casimiro tiene una pequeña ventaja. Aunque no haya tenido apenas tiempo para trabajar al equipo, si conoce a un rival de la Liga es precisamente al Unicaja, al que ha entrenado los últimos tres años. Precisamente con el equipo cajista logró el triunfo en el Príncipe Felipe en la primera vuelta (63-92) en el que acabó siendo el último partido de Diego Ocampo en el Casademont. Entonces el acierto en el triple fue clave para los malagueños y hoy sigue siendo una de sus principales armas.

Por fuera están los máximos anotadores del Unicaja, Darío Brizuela (14,1 puntos) y Axel Bouteille (10,6), a los que se unen Francis Alonso, Jaime Fernández, Alberto Díaz y Adam Waczynski. Por dentro cuenta con jugadores con capacidad de intimidación como Rubén Guerrero, Malcom Thomas o una de las revelaciones de la temporada, el joven Yannick Nzosa, a los que se unen otros más móviles como Deon Thompson y Tim Abromaitis. Una plantilla completa que ya no tiene competición europea y llega, por tanto, más descansada y dispuesta a no dejarse nada en el Carpena para asegurarse un puesto en el playoff.

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Para el Casademont es momento de reafirmarse, de confirmar su buena reacción de los últimos días y mantener su identidad, su estilo de juego, por encima de todo. Málaga fue hasta hace no mucho terreno propicio para el equipo aragonés y hoy sigue siendo tierra de oportunidades. Para demostrar que está en línea ascendente y para seguir recuperando e integrando jugadores. Hasta ahora no ha podido contar con Javi García pero está volviendo a tener minutos de calidad Javier Justiz. Esa es también otra gran noticia para el Casademont Zaragoza.