Se emociona. Es normal. Es humana. Porque el sentimiento le brota de tan adentro, tan profundo, de ese enorme corazón, que sólo con ese latido puede expresarse. Ser de Estadilla y pasar por el Santuario de la Carrodilla, subiendo a lo alto del Buñero, por donde ella entrena, sólo puede describirse de esa manera, con la piel de gallina y el ojo arrasado. «Es un sitio especial, muy bonito», expresa. Es su lugar en el mundo. Porque hasta lleva su nombre, un nombre de sierra y de patrona. De orgullo.

Porque lo primero que sorprende de Carrodilla Cabestre es eso, cómo se llama. Por esa excepción sería fácil encontrarla rápidamente en las clasificaciones. No es sólo eso. Porque se le rastrea sencillo empezando desde arriba. Esta chica de 17 años se proclamó hace una semana subcampeona de España de carreras de montaña. Nada insólito si no se indica que era únicamente su segunda prueba en esta disciplina. Y que en la primera, en la Copa de España, un poco antes, fue tercera. «Para nada me esperaba estos resultados. Iba totalmente sin ninguna idea. A probar y ver qué salía, sobre todo en Sevilla, en la primera», indica acercándose al Portal del Sol, el acceso ancestral a esta villa de la Ribagorza histórica y del Somontano administrativo.

En pocas semanas ha viajado dos veces a Andalucía. «No salía de Aragón desde enero del 2020. Es precioso el paisaje de olivos». Primero corrió la Peñón Xtreme en Algamitas (Sevilla) y luego el Campeonato de España en Jaén. 

El cortafuegos de Arguis

Pero ese viaje al sur empezó antes, cuando en febrero había entrado en el Centro de Tecnificación (GTACAM) de la FAM. Se había preparado desde septiembre sin saber si habría prueba de acceso. «Conocía el grupo por una amiga, pero con la pandemia no tenía claro si podría entrar», advierte. Mientras esperaba, entrenaba por su sierra con su hermano Javier o con su entrenador Olmo Allué. Al final llegó la convocatoria y allí se presentó. «Fuimos a Arguis. Nos hicieron unos test físicos. Teníamos que subir por un cortafuego. Era un tramo corto», recuerda. El que lleva a la Peña Gratal. Fue seleccionada. Su hermano, de 21, también.

Correr no era nuevo para ella. Viene del atletismo. Empezó en el colegio y luego pasó al Hinaco Monzón. Siempre haciendo cross o fondo en pista. Aunque también probó la jabalina y el fútbol. Era extremo en la Peña Ferranca. Lo compatibilizó hasta que primero se decidió por la pelota y luego por las zapatillas con tacos. «Fui a dos campeonatos de España en pista y a otro de cross en Gijón. En cadete también corría obstáculos», recuerda a sus 17 años.

Pero durante el confinamiento le rondaba ya en la cabeza el cambio y tras el verano tomó la decisión de pasar a la montaña. A Carrodilla le tiraba la sierra. «Mis padres corren trails, en Guara, el Aneto... Mi hermano también. Había visto el ambiente y me gustaba. Hay entrenamientos y competiciones sólo de montaña. Me decidí», narra esta socia del Club Montañeros de Aragón de Barbastro mientras detalla cómo ha subido desde Pineta ese Monte Perdido que tan claramente se ve desde el mirador de Estadilla.

A la Peñón Xtreme, su primera carrera, llegó sin referencias. Pronto se notó fuerte en una subida muy técnica con tramos de hasta el 40% de pendiente en los que había que echar las manos a la roca o ayudarse de una cadena. Al llegar la pronunciada bajada, complicada, vio cómo se escapaban por delante las catalanas Martina Gonfaus y Berta Guitart. Tuvo que conformarse con ser tercera. Podio. Ni tan mal para una principiante. 

La aragonesa lideró por un momento la carrera que se desarrolló por la Sierra Mágina de Jaén. MONRASIN / S. R. A.

A Mágina fue sin exigirse, pero sabiendo mejor su sitio. Empezaron a exigente ritmo por una parte llana y la cabeza se fue estirando en los fuertes repechos hasta quedarse ella sola con Martina. Aunque se le despegó un momento, reaccionó y logró hasta adelantarla. Pero de nuevo en la bajada final fue cediendo terreno. «Pero me puse a apretar por si la cogía, pero sobre todo para que no me cogieran», recuerda. Y no lo hicieron. Le sacó cuatro minutos a la siguiente, la misma Berta Guitart que en Sevilla le había batido.

La próxima cita de la Copa de España será el siguiente domingo en Miranda de Ebro. Irá. Después, ya en julio, hay otra en Las Palmas y la última en octubre en Málaga. Pero ella no tiene planes. Porque prefiere seguir a su ritmo, centrada en sus estudios de Primero de Bachillerato en el IES Martínez Vargas de Barbastro. Hace Humanidades, saca buenas notas, le gusta la historia, aprende a tocar la guitarra y es de los pocos jóvenes de su pueblo que se comunica con fluidez en baixo ribagorzano «porque en casa lo hablamos. Mis dos padres son cien por cien de Estadilla».

Como ella. Por eso se emociona al hablar de su monte y de su santuario. De la Carrodilla de Carrodilla. Es que es normal. Esperando que el próximo Viernes de Dolores pueda acudir todo el pueblo a hacer la romería que desde hace dos años no les deja celebrar el virus. Carro subirá con sus amigas. Feliz.