Lo explica Natalia Sainz, campeona de España sub-20 en disco en octubre pasado y bronce en el absoluto de Madrid, con una naturalidad que es la que mejor define las cosas que salen de forma instintiva. «Mi primera competición de disco fue en infantil, con 12 o 13 años. Fui sin saber tocar apenas el disco e hice récord de Aragón. Lancé 26 metros y pico», recuerda sobre sus inicios, los de una niña apasionada por el deporte, en el Colegio Padre Enrique de Ossó y en su pueblo soriano de San Felices y que ahora estudia Fisioterapia. Nacida en Pamplona (11-1-2002), aunque desde los dos años en Zaragoza, tiene en el deporte su vida. «El atletismo lo es todo, lo prioritario para mí. Me ha ayudado en los estudios, a organizarme, a madurar... Ahora, estoy estudiando Fisioterapia y desde pequeña el deporte me ha apasionado, jugaba al fútbol, al frontón, al baloncesto... A todo». 

Su historia con el lanzamiento empieza en el colegio, cuando Natalia se queda sin grupo de baloncesto al no salir equipo y aprovecha la creación de la Escuela de Atletismo para entrar de lleno, primero haciendo «un poco de todo, más velocidad porque era muy rápida y ganaba todas las carreras», aunque el instinto le llevó al lanzamiento y sobre todo Octavio Cotaina, su entrenador, que llegó al club, que está vinculado con el Scorpio, y que había tenido algunos años antes un grupo de lanzadores: «Tengo confianza plena en él y eso es muy positivo. Si tú crees en su trabajo y él cree en ti eso solo va a ir para delante».

Sin antecedentes familiares en el deporte de élite, Natalia basa su mejora en el trabajo, porque «siempre he sido muy competitiva, a veces hasta demasiado y muy autoexigente conmigo misma por querer ir a más. A veces es algo negativo tanta presión, aunque en general es algo bueno. Tengo mucho afán de superación», resume esta atleta, que combina el disco con el peso, donde logró la plata en el Nacional sub-20 en marzo.

«Realmente estoy centrada en lanzar disco, pero en invierno el peso, por la pista cubierta, lo toco más. Es un lanzamiento que siempre se me ha dado bien y es un indicativo de que estoy fuerte, ya que no es un elemento tan sensible como el otro. Me sale más natural, pero me gusta más el disco, me parece más bonito», asegura, con la idea de combinar los dos al menos hasta sub-23, donde la intención es centrarse ya solo en su preferencia.

Bronce en el Nacional

El Nacional absoluto de Madrid en septiembre supuso un antes y un después para Natalia. Con solo 18 años y tras seis meses sin competir por la pandemia, mandó el disco a 48,12 metros. «Llevaba mucho tiempo en forma, incluso Octavio pensaba que se me iba a escapar un poco ese punto ideal. Y salió perfecto, mejoré cuatro metros mi marca de golpe y fue un petardazo», indica la atleta, que en enero fichó por el Valencia Club de Atletismo, un salto en su carrera por la dimensión de la entidad, pero donde se ha encontrado «una gran familia».

"Soñar es gratis y el deportista que no sueña con los Juegos dice una mentira. Lo que sí que creo es que no hay que ponerse límites, sino ir día a día, avanzando"

La mirada la pone Natalia «en el día a día, en pensar a corto plazo». Así, lo siguiente es el Europeo sub-20 de Estonia, donde ya tiene la mínima para acudir. «Después, a nivel absoluto en los Nacionales quiero hacerlo lo mejor posible. Me queda mucho tiempo para ser campeona y compito ahora con gente con más experiencia, con las cosas más asentadas. Me falta ese punto de madurez para ser más regular», sentencia, con esa autoexigencia que solo lleva a la mejora y a cumplir metas.

Por eso, en ese avance, la lejanía en el objetivo se va acercando y ella apunta a unos Juegos Olímpicos como una de sus metas. «Soñar es gratis y el deportista que no sueña con los Juegos dice una mentira. Lo que sí que creo es que no hay que ponerse límites, sino ir día a día, avanzando y, por qué no se puede lograr», dice risueña esta atleta, que forma parte del boom que está viviendo el atletismo joven aragonés, con Salma Paralluelo, Pol Oriach, Eduardo Menacho... «Vamos ser un buen escaparate para otras generaciones de atletas que vengan y le vamos a dar visibilidad a este deporte, que te da muchas cosas buenas», concluye. A ella, ya solo por ese instinto al lanzar, le ha dado ya muchísimo. Y quiere más.