El equipo masculino de la selección española de kumite decidió el domingo denunciar una situación que no podían «aguantar más». Así lo explicó el aragonés Marcos Martínez, al que acompañaban en el conjunto Babacar Seck y Samy Ennkhaili, también aragoneses, además de Raúl Cuerva, Alberto Delestal, José Rafael Ibáñez y Rodrigo Ibáñez en el Campeonato de Europa. Todos y cada uno de ellos, según relató, han sufrido repetidas faltas de respeto por parte del seleccionador, el presidente y el director técnico del comité. 

«No es un caso puntual, si lo hubiera sido, hubiésemos competido», asegura el karateka. Sin embargo, insistió en que reciben continuas «faltas de respeto, ya sean palabras racistas o amenazas» y recordó que el sábado, día de antes de la competición en la que se jugaban el bronce contra Azerbaiyán y combate al que no se presentaron, el presidente les dio una charla: «Empezó a faltarnos al respeto a todos, a realizar amenazas», afirmó y puntualizó que «decía que la medalla del domingo le daba igual, que los resultados no acompañaban». 

«Dijo que somos unos mediocres», contó Martínez. Debido a esto, decidieron «tomar cartas en el asunto» y no presentarse a la disputa por el bronce. «Hicimos unión todo el equipo y pensamos que esa era la mejor forma de hacerlo, dejando claro que no hay ningún interés político, solo pedir respeto hacia todos los compañeros», afirma el aragonés. Las faltas de respeto regresaron, relató, cuando le comentaron su decisión al seleccionador.

El relato

«Siguió amenazando a los distintos miembros, diciendo que estábamos arruinando la vida a nuestras familias, que no sabíamos lo que hacíamos», recalcó Martínez, que además también explicó que sí tenían ganas de competir y que se veían con posibilidades. «En el pasado Europeo el equipo fue tercero en Guadalajara», recuerda y apostilla que «en el anterior fue subcampeón en Serbia». Ante la decisión de los deportistas, el Consejo Superior de Deportes ha pedido a la Real Federación Española de Karate información sobre lo ocurrido.

«Nadie tenía más ganas que nosotros de pelear ese bronce», reitera. Además habrían hecho historia, ya que «por primera vez en la historia dos miembros en el equipo eran hermanos». «Motivos no faltaban para pelear, el único inconveniente era un presidente y un equipo directivo que no confiaba en nosotros», confiesa el karateka. Es una situación «muy dura», asegura. «Lo cuento muy frío, pero por dentro el equipo está roto», muestra así Martínez sus sentimientos y de sus compañeros que, insiste, tenían muchas ganas de competir para poder dejar al país en un buen lugar.

La sanción

Tenían posibilidades de conseguir el bronce, pero decidieron no aprovecharlas y mostrar así su descontento. El aragonés comenta que son conscientes de que la opción «más fácil» habría sido poner una denuncia después de competir, pero saben que así «no habría tenido la misma repercusión». Para ellos va a tener consecuencias. Esperan que el primer movimiento por parte de la Federación sea «una sanción del comité de disciplina». 

«Dirán que no nos hemos querido presentar porque sancionaron a uno de nuestros compañeros en uno de los encuentros contra Bélgica», apunta y también sacarán a la luz que los deportistas tuvieron «un altercado por una puerta», pero ya lo solucionaron. «Van a intentar maquillar un poco la realidad, cuando la verdad es que es una situación que llevamos mucho tiempo aguantando y que no hemos podido aguantar más y que queremos que cambie», sentencia e incide: «La principal denuncia pública es que queremos un cambio».