Han pasado ya cinco años desde que Ángel Vicioso corriera el Tour de Francia del 2016. Fue el último aragonés en hacerlo, como compañero de fatigas de Purito Rodríguez en el Katusha, pero esa travesía por el desierto para la comunidad se terminó, porque Jorge Arcas volverá a poner la bandera de Aragón en la ronda gala, la más importante y especial del ciclismo mundial. Ahí donde todos los ojos miran. El escaparate total.

«El Tour es la carrera más importante, en la que todo ciclista quiere estar y la que ves siempre en la televisión. Es especial. Siempre de crío he ido con la familia a ver las etapas a los Pirineos y ahora podré estar ahí», asegura el de Sabiñánigo, que también reconoce la importancia que tiene para la comunidad que Aragón vuelva a tener presencia en la carrera: «Para el ciclismo aragonés es importante. Está creciendo bastante, con escuelas, cadetes, júniors… todo el mundo está trabajando duro desde abajo y es una recompensa estar ahí y representar el ciclismo aragonés», relata.

En cuanto a sus sensaciones, aunque las piernas serán las que marquen el ritmo, son muy positivas. Ha estado entrenando en altura en Andorra, corrió el Dauphiné y ahora está centrado «en llegar fresco y lo mejor posible, que es muy importante». Además, agrega, «puede ser una carrera bastante buena para mí, hay puertos largos y de todo. Va a ser de piernas y me puedo defender bastante bien, a ver si con la labor que tenemos que hacer hacemos un buen papel», comenta.

En cuanto a los objetivos, Jorge Arcas tiene muy claro su papel y que está al servicio de un equipo Movistar que apunta alto. En lo personal, afirma, «me quedan muchos Tours de Francia y quiero aprender. Ese es el mayor reto, aprender de la carrera y afrontar en cada etapa nuevos retos». Además, si bien no oculta que su labor será la de ser gregario y estar de apoyo para sus líderes, Miguel Ángel López y Enric Mas, con Alejandro Valverde como apoyo de lujo, no descarta la posibilidad de hacer algo bonito en alguna escapada, siempre y cuando se den las condiciones para ello: «Nunca se sabe, siempre puede haber alguna escapada en la que debamos estar gente del equipo y no se sabe si puede llegar a la meta. Si llega que llegue y bonito sería», destaca.

De momento, aunque también reconoce que conforme la cuenta atrás para el inicio de la prueba (este sábado en Brest, en la Bretaña francesa) vaya llegando a cero pueden aparecer algunos nervios, hasta ahora «estoy bastante tranquilo». «Cuando estemos instalados ya para la salida serán días curiosos y a ver cómo empieza la carrera», resalta.

Por último, dos pinceladas. La primera, que «llevamos un equipo muy bueno», para dar mucha guerra en el Tour; y segundo, aunque asegura que no tiene «ninguna etapa marcada en rojo porque en todas voy a tener que trabajar como gregario para mis líderes», hay algunas pirenaicas que sí que tienen un cariz más especial «por la cercanía al lugar en el que vivo». «Llaman más la atención y trataré de disfrutarlas», finaliza.