La montaña en Aragón
Nuevos caminos de progreso
El trekking de ‘Las Feixas’ se une en el Sobrarbe al crecimiento en Aragón de las rutas circulares, que impulsan un modelo de turismo sostenible y vertebran el territorio creando riqueza en los valles

La Valle Verde o Pineta es parte de la travesía circular de ‘Las Feixas’ en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. / CHABIER LOZANO

Camille, Tres Refugios, Alta Ruta de los Perdidos, las Golondrinas, Gran Vuelta al Balaitus, 3000 ibones… Las largas travesías circulares o trekkings se han instalado en Aragón como un gran generador de turismo sostenible y rentable para las agencias organizadoras, guías, negocios locales de hostelería, refugios u hoteles o empresas de transporte, creando una inversión que se queda en la montaña.
«Nuestros clientes tienen que estar un día antes en el punto de inicio, lo que hace que sumen pernoctaciones en Sallent o Bielsa. Para los transfers, abandonos o transporte de mochilas se contratan taxis. Se dirigen a hoteles, casas rurales o restaurante. Es una forma de reactivar la economía local». Habla Saúl Irigaray. Es belsetán, de Bielsa, montañés y montañero, y uno de los ideólogos de dos de estas rutas. Con otros dos socios puso en marcha la travesía de los 3.000 ibones en el Valle de Tena y tras su éxito durante el confinamiento diseñó Las Feixas en el patio de su casa: Pineta, Escuaín, Añisclo, Ordesa, Biadós y los parajes franceses de Tromouse, Piau y Rioumajou.

Vista de Treserols y el Castiello Mayor al atardecer. / CHABIER LOZANO
Nueve etapas. Casi 150 kilómetros de largo y más de 10.000 de desnivel. ¿Cómo se monta un recorrido así? Y más con un confinamiento encima. «Hay que patear mucho, conocer los valles, barrancos, ver por donde se puede pasar. Encima con el cierre de la frontera no podíamos ir a Francia», indica Saúl, que como diseñador gráfico fue responsable de la inconfundible garra de la pionera Camille chesa.
Este conocimiento y los ánimos de su socio Eloy le hizo preparar durante dos largas temporadas lo que terminó siendo 3.000 ibones. Dice que fueron aprendiendo a base de tortazos en lo que es ahora una de las travesías más consolidadas y atractivas. «Abrimos la web el 22 de febrero de 2019, el día de mi cumpleaños, y el primer día recibimos ya la primera reserva. No sabíamos ni qué hacer. Pronto se habló de la ruta en foros por su valor paisajístico y se valoró la imagen, que la gente viendo la web y la creatividad sabía dónde se iba a meter. La reducción de los aforos en los refugios ha hecho que todavía no alcance todo su potencial», añade Saúl de un recorrido autoguiado o con el acompañamiento de un profesional.
La buenísima acogida le hizo pensar en una segunda peripecia aprovechando que conocía bien el viejo Sobrarbe. No era todo tan fácil. La falta de infraestructuras hoteleras en espacios protegidos como el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el Parque Natural de Posets Maladeta o el Parque Nacional de los Pirineos francés hizo que el diseño de Las Feixas fuera más complejo. Las amplias distancias entre refugios y no querer invadir el terreno de otras rutas llevó a conducir los descansos entre jornadas a pueblitos como Bestué, Nerin o Lamiana. «No podíamos hacer que las etapas fueran de 40 kilómetros. En algunas hay un acercamiento en coche del punto de salida al alojamiento. Está pensado para gente con experiencia en montaña, pero sin que sea una tortura», indica el creador. Aunque la idea era iniciarla este pasado verano, finalmente decidieron atrasar el lanzamiento. «En enero abriremos la posibilidad de reservas, aunque ya tenemos inscripciones», cuenta.
Sostenible y seguro
La sostenibilidad es un valor innegociable en la relación del visitante con las montañas, por lo que utilizarán transportes eléctricos, así como camisetas o envases ecológicos en el pack que acompaña a la inscripción. Tampoco marcan los caminos, normalmente conducidos por PR, GR o HRP francesas. Para evitar complicaciones entregan a cada uno de los viajeros un sistema de geolocalización con capacidad de emitir una señal de socorro ante cualquier emergencia. «Tenemos controlado en todo momento dónde está cada uno. Si vemos que se desvía nos ponemos en contacto con él», indica Irigaray. Además, han unificado en un mapa la cartografía transfronteriza dado el paso por España y Francia, gracias al apoyo del Ayuntamiento de Bielsa y el programa europeo POCTEFA.
La feixa o faixa es el nombre aragonés para el paso herboso entre dos paredes pétreas, pasillos enriscados que unen montañas y ahora pueblos, paisajes, valles, países, personas y oportunidades de vida y progreso.
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