Debutar con la selección nacional de tu país es uno de los objetivos que se marca cualquier deportista profesional al inicio de su carrera. Pues este viernes, ante Macedonia (19.30 horas), y quizá antes de lo que él mismo podía prever, le llega el turno de cumplir ese sueño a Jaime Pradilla.

El aragonés, formado en las categorías inferiores del Casademont Zaragoza, ha experimentado una evolución meteórica desde que debutó con el primer equipo del club en 2018. Al año siguiente salió en busca de minutos al Palencia, en la LEBOro, y su desempeño hizo que el Valencia pusiera sus ojos sobre él. Ya en la capital valenciana, en un equipo de Euroliga, Pradilla ha explotado definitivamente.

El extraordinario crecimiento del jugador zaragozano, de tan solo 20 años, ha sorprendido a muchos, pero Jaime apuntaba maneras desde hace muchos años. «Ya cuando era muy pequeño se veía que era un chico especial», recuerda Carlos Iglesias, entrenador de Pradilla cuando militaba en El Olivar. «Aparte de tener grandes facultades para este deporte, se notaba que el baloncesto era su vida y Jaime lo respira por los cuatro costados de su cuerpo», añade Iglesias.

Tímido y de carácter introvertido, Pradilla se transforma por completo cuando salta a la cancha de juego. «Jaime es un guerrero, y lo ha sido siempre. Es valiente, nada se le pone por delante y pelea cada balón», analiza su exentrenador. Pero no solo a base de coraje ha conseguido llegar el aragonés a la élite. «Para ser un interior, tiene un conocimiento y una lectura del juego sobresaliente», señala Iglesias.

Si una característica de Pradilla destaca por encima de todas es su gen competitivo: «Jaime siempre ha disfrutado compitiendo, tiene una fuerza irreductible que le hace ir a por todas». A pesar de no ser especialmente grande para la posición que ocupa en la pista (2,05 metros), el zaragozano lo suple con dosis de energía e intensidad, condición que recuerda a uno de sus ídolos y referentes, Felipe Reyes.

Sin embargo, Carlos Iglesias cree que Pradilla no ha tocado techo todavía. «Estoy seguro de que va a seguir trabajando y va a seguir mejorando. Tiene un gran nivel de determinación. No sé hasta dónde puede llegar», reflexiona. «Da pasos cada día, antes tenía problemas con el lanzamiento exterior y ahora es capaz de tirar desde la línea de tres con gran eficacia», apunta el técnico.

 Pradilla es el último ejemplo de la hornada de jóvenes aragoneses que están dando el salto a la élite del baloncesto. Casos como el de Jaime, Javi García o Carlos Alocén son significativos sobre la gran labor que se está haciendo en la comunidad desde la base. «Son chicos que combinan un talento innato con un fuerte compromiso con este deporte», analiza Iglesias.

En lo referente al choque del viernes, Macedonia es el rival en el primer partido de las denominadas Ventanas, fase de clasificación para el próximo Mundial. Como ya viene siendo habitual por la guerra entre el baloncesto europeo y la FIBA, la convocatoria no cuenta con ninguno de los jugadores españoles que compiten en Euroliga, por lo que la selección cuenta con muchas nuevas caras.

«Tiene unas cualidades de baloncesto, de manos, de toque y de inteligencia realmente buenas», aseguró Scariolo sobre él. Pradilla tiene la primera oportunidad de demostrar al seleccionador nacional de lo que es capaz, e intentará ganarse un puesto en el equipo incluso cuando los mejores jugadores del país estén disponibles. Por falta de ganas, ilusión y trabajo seguro que no será.