El neerlandés Max Verstappen (Red Bull), se proclamó este domingo, por primera vez, campeón del mundo de Fórmula 1, tras ganar en el circuito de Yas Marina el Gran Premio de Abu Dabi, el último del año; que su gran rival, el británico Lewis Hamilton (Mercedes) acabó segundo y Carlos Sainz (Ferrari) tercero; y que se resolvió de forma alocada y emocionante: literalmente, en la última vuelta del Mundial.

Si este fue, sin duda, el Mundial más emocionante de los últimos años, su resolución no fue apta para cardíacos. Todo se decidió en el giro final de la última carrera del año; a la que ambos contendientes llegaban empatados a puntos; y después de que entrase a pista, a falta de cinco, un coche de seguridad, como consecuencia del accidente del canadiense Nicholas Latifi (Williams). Hamilton, que lideraba la prueba en ese momento, no cambió neumáticos. Sí lo hizo Verstappen, que, con gomas nuevas lanzó un ataque a muerte en la resalida de una carrera que se decidió en la vuelta final y en la que 'Mad Max', de 24 años, se convirtió en el primer piloto de los Países Bajos en ganar el Mundial de Fórmula 1.

Verstappen repitió la victoria del año pasado en Yas Marina -donde Hamilton había ganado cinco veces-, asimismo desde la 'pole', pero con una resolución que -entre las innumerables conjeturas vertidas durante las jornadas previas- nadie supo anticipar. Sumó su décima victoria del año, la vigésima en la F1, y se convirtió asimismo en el primer campeón con un motor Honda desde 1991; cuando se coronó con un McLaren el mito brasileño Ayrton Senna, que ganó tres Mundiales para Brasil.

Mercedes se tuvo que conformar con anotarse su octavo Mundial de constructores, en una carrera que el otro Red Bull (segundos por equipos), el del mexicano Sergio Pérez -que acabó cuarto el Mundial-, abandonó al final, cuando había entrado en pista el coche de seguridad; sirviéndole en bandeja el no poco merecido podio a Sainz.

Sainz acaba el Mundial quinto, y Alonso, décimo

Al acabar tercero este domingo, Sainz firmó su sexto podio en la F1, el cuarto con Ferrari, tercera en el Mundial de constructores. El piloto madrileño ascendió dos plazas, para acabar quinto el Mundial en su primera temporada en la escudería más laureada de la historia; y en su mejor campaña desde que compite en la categoría reina. Su compañero monegasco Charles Leclerc, décimo en Yas Marina, acabó el campeonato séptimo, dos puestos por detrás de él. Y teorías puede haber todas las que uno quiera; pero hoy por hoy, el número uno de la 'Scuderia' es Carlos.

El doble campeón mundial asturiano Fernando Alonso (Alpine), fue octavo y acabó la temporada -el año de su regreso a la F1, tras dos ausente- en décima posición, por delante de su compañero francés Esteban Ocon -noveno este domingo y undécimo en el campeonato- firmando su mejor campaña desde 2014, cuando pilotaba en Ferrari.

Max Verstappen cruza la meta para proclamarse campeón del mundo de Fórmula 1. EFE

Hamilton, a quien no pocos descartaban después de México -de donde Verstappen salió con 19 puntos de ventaja al firmar su novena victoria de la temporada, en el Autódromo Hermanos Rodríguez; y 'Checo' se unió a la fiesta de Red Bull con su tercer puesto - ganó las siguientes tres carreras: en Sao Paulo (Brasil), Catar y Arabia Saudí, poniendo al rojo vivo el Mundial más emocionante y polémico (con sonados incidentes como los de Silverstone, Monza, Interlagos y el último, hacía siete días, en Yeda) de los últimos años.

Pero 'Mad Max' demostró fuerza mental; y tras ir por detrás en los tres entrenamientos libres de Yas Marina, que lideró 'Sir' Lewis -nombrado caballero por la Reina Isabel tras igualar el año pasado los siete títulos del alemán Michael Schumacher- lo bordó en la calificación, relegando al segundo puesto en parrilla al astro británico y firmando su décima 'pole' del año: la decimotercera desde que compite en la F1, categoría en la que es el más joven en ganar una carrera: el Gran Premio de España, en Montmeló (Barcelona) de 2016, que se anotó con 18 años.

Verstappen -con las gradas plagadas de compatriotas y seguidores que rozaron el infarto antes de entrar en estado de delirio colectivo- salió con neumático blando, al igual que los primeros diez en parrilla, salvo Hamilton y Bottas -que arrancó sexto y acabó en esa posición en su última carrera con Mercedes: el año que viene se sentará en el Alfa Romeo que deja libre su compatriota Kimi Raikkonen, homenajeado en Yas Marina antes de afrontar su último Gran Premio (el 350) en F1- y el japonés Yuki Tsunoda (Alpha Tauri), sorprendente cuarto este domingo.

El británico Lando Norris (McLaren) -séptimo tras salir tercero- y 'Checo', cuarto, arrancaban desde la segunda fila de una carrera en la que no participó el ruso Nikita Mazepin (Haas), cuyo positivo por covid-19 se anunció por la mañana. Sainz lo hizo justo por detrás de ellos, desde la quinta plaza; y Alonso -con neumático duro- en el undécimo puesto de una parrilla en la que, entre todas las figuras presentes -velocidad llama a velocidad- destacó la del jamaicano Usain Bolt, el mejor 'sprinter' de todos los tiempos.

Hamilton y Verstappen se tocan

Hamilton adelantó a Max antes de la primera curva, pero éste intentó devolver adelantamiento en la séptima de las 16 de la pista de la capital de los Emiratos Árabes, en una nueva acción polémica en la que ambos se tocaron y que despertó de inmediato los fantasmas; tras la cual el británico se vio forzado a salir de pista y recuperar el primer puesto tras saltarse los pianos. Un incidente que los comisarios decidieron no investigar. Para mayor enfado de los responsables de Red Bull, que intercambiaron varios mensajes con el director de carrera, el australiano Michael Masi.

'Checo' y Carlos superaron a Norris y eran tercero y cuarto, respectivamente, tras la sexta de las 58 vueltas que se dieron a Yas Marina, donde por cuarta vez se resolvió un Mundial. Verstappen paró en la 14 y puso duros; y Hamilton se cubrió en la siguiente vuelta para efectuar idéntica operación. 'Checo' pasó a comandar la carrera -mientras por radio le invitaban a ejecutar el 'plan B'- y Sainz rodaba tercero, por detrás del británico y por delante del primer compañero que tuvo en la F1 (en Toro Rosso).

El cambio surtió efectos distintos. Mientas el capitán de Mercedes volvía a marcar vueltas rápidas, el de Red Bull se marcó un 'paseo' y hasta la 18 no rebasó al español de Ferrari. Pérez ejecutó a la perfección, en otra sensacional labor de equipo, el 'plan B' y vendió carísimo el adelantamiento que le hizo Hamilton, en dos emocionantes vueltas en las que su líder le recortó más de cinco segundos al británico.

Lewis lo pasó en la sexta curva de la 21, antes de que 'Checo' parase en garaje, a poner duro. El mismo que había instalado un giro antes Sainz. Pero a partir de ahí, Hamilton volvió a marcar vueltas rápidas y a abrir hueco. Y en el ecuador de la prueba (la 29) aventajaba en cuatro segundos a su gran rival y en 27 a Bottas -que no había parado-, con el mexicano a 28; y Alonso, que tampoco había pisado el garaje, quinto, a 41.

El finés de Mercedes paró al siguiente, con lo que 'Checo' volvió a ser tercero y Alonso -al que un 'safety car' le hubiera venido de perlas en ese momento-, cuarto. Se paró el Alfa Romeo del italiano Antonio Giovinazzi, pero se decretó coche de seguridad virtual. Los dos Red Bull pararon -de nuevo a duras- y no lo hizo Hamilton, que retomó la carrera con 17 segundos sobre Max (que comenzó a marcar vueltas rápidas) a falta de 19 giros. Y con un neumático 22 vueltas más antiguo.

La gestión de los neumáticos, clave

Regresaba la emoción. Y parecía en ese momento que el Mundial dependía de la gestión de las gomas y de saber si resistirían las del Mercedes del británico. Pero no fue así, porque, cuando parecía que Lewis sí resistiría, fue cuando se produjo el accidente de Latifi. Y, a falta de cinco vueltas, se decretó coche de seguridad; añadiendo más tensión a la temporada más alocada de los últimos cursos.

En ella, después de que Hamilton se anotara tres de las primeras cuatro carreras del año, la joven estrella neerlandesa tomó el liderato tras ganar en las calles de Mónaco; y lo reforzó con las tres victorias seguidas en el 'tríptico' de Francia y las dos carreras de Austria.

Luego vino el accidente de Silverstone; y tras vencer ese día y en Hungría, el astro británico recuperó el mando; que devolvió tras la esperpéntica carrera de Spa y, sobre todo, después de que el neerlandés se convirtiese en héroe nacional al ganar ante su apasionada afición en Zandvoort. Igualadísimos tras Rusia, con ligera ventaja para el inglés, Turquía -donde fue segundo- le otorgó de nuevo el bastón de mando a 'Mad Max', que se reforzó con victorias en Estados Unidos, antes del contraataque final de Lewis, ganador en Sao Paulo, Qatar y Brasil; y que apuntaba a un inédito octavo título.

Verstappen y Hamilton en el podio del Gran Premio de Abu Dabi. Reuters

En el último suspiro, cuando parecía que Hamilton iba a firmar una de las mayores exhibiciones de resiliencia; Verstappen y Red Bull arriesgaron. Y acertaron. Pararon cuando el inglés no lo hizo y pusieron los blandos en el coche de su capitán.

'Mad Max' hizo bueno su lema, el de 'desata al león' ('Unleash the lion'). Y el león rugió más que nunca.

En un final que enloqueció a todo el mundo, adelantó al inglés y se llevó el Mundial en la última vuelta; para mayor delirio de sus seguidores. Países Bajos, tierra de excelentes futbolistas y grandes patinadores de velocidad, festeja a su nuevo ídolo: Verstappen es campeón del mundo de Fórmula 1.