La sequía muestra las entrañas de la tierra. Deja ver las fosas en las que se convirtieron los pueblos ahogados en agua. Campos enlodados, campanarios mochados y casas caídas emergen en este invierno sin nieve. La construcción de muchas presas en el Prepirineo cortó de raíz la vida de lugares que quedaron despoblados y anuló la conexión entre vecinos que desconocían fronteras. «Cuando bajas de Estopiñán del Castillo hacia Tragó, el camino se acaba en la orilla del pantano de Santa Ana y enfrente sale en el otro extremo. Ahora hay que dar una vuelta grande para llegar y están al lado», dice Javier Castillo, creador de Montsec Bikepacking Loop.

Rehabilitar esta unión para mostrar un territorio de paso, para hacer parar a la gente, a ritmo lento, pausado, a pedaladas sin prisas, dar una oportunidad a aquellos que no quedaron sumergidos, es la idea por la que nació hace menos de un año esta aventura circular que engancha el monte seco entre Aragón y Cataluña, la sierra cortada por los ríos Noguera Ribagorzana, Noguera Pallaresa y Segre. Un mundo de ermitas, sendas de piedra, torres, congostos y barrancos. Un tercio de los 600 kilómetros de la travesía pasan por el denominado Montsec de l’Estall o Montsec de Aragón, en Ribagorza, conocido por las pasarelas de Montrebei o las Roques de la Vila de Finestres.

Javi Castillo es el ideólogo de este proyecto. Empezó a ir en bici por Baldellou y Benabarre. Un día, un amigo, le dijo que le llevaría a un lugar nuevo. «Y me encantó. Es mi sitio favorito de toda la ruta. No mucha gente sube hasta arriba». Habla de la cima del Montsec, con una pared vertical de 800 metros donde se hace escalada. «Recomiendo la cara oculta, con Chiriveta o Montgai, son lugares poco transitados. La gente pasa hacia el Pirineo, pero cuando lo conoce dice que es extraordinario».

La ermita románica de Santa Quiteria cuelga del acantilado en Montfalcó. JAVI CASTILLO

Cada verano este ciclista de alforjas pesadas cogía vacaciones para hacer una kilometrada. «Pero como en pandemia no pudimos salir le propuse a un amigo hacer algo por casa, por el Montsec», indica. Esta planificación le llevó a enlazar pequeños trazados y darse cuenta de que era posible hilvanarlos hasta hacer un circuito enorme. «Diseñé la web y puse el track para que todo el mundo pueda descargarlo gratis. No tiene ánimo de lucro», añade Javi, informático de profesión.

Su filosofía no es trialera. Busca caminos limpios para poder ir en bici de montaña. El boca a boca ha funcionado y se entera por las redes sociales de quién hace la ruta. «Hay gente que me pregunta detalles, dónde comer o beber. Alguna vez hasta me he unido a algún grupo. Otros van a su manera», relata. Como dos hermanos daneses que vinieron «de propio» para hacerla entera. «O un italiano. Iba a hacer la de Montañas Vacías en Teruel, pero tuvo que cambiar de planes y por un foro conoció esta y vino».

Burgueses y caracoles

El perfil de corredores es de todo tipo. Gente de la zona que hace una etapa y otros de fuera que completan tres o cuatro noches. «Hay de todo, gente más burguesa que va a hotel y restaurante y otros que lo llevan todo encima y duermen en tienda o bajo un tejado», informa Javi Castillo.

La vuelta no es una. Hay muchas. Ha identificado caminos adaptados para gravel, bici de rueda estrecha y sin amortiguadores, «pero muy rural, con tramos de piedra y pendientes», y también de carretera «aunque siempre siguiendo ramales secundarios, sin tráfico».

El modelo invita a hacer un turismo sostenible, poco invasivo y acomodado a distintos niveles económicos. La acción sobre los alojamientos, hostelería y tiendas empieza a notarse. «Hay hoteles que me dicen que llegan más ciclistas y algunos ya han habilitado una pequeña caja de herramientas para arreglar averías», explica este emprendedor.

Atardecer en la cima del Montsec de l’Estall. JAVI CASTILLO

El fundamento es revertir en un territorio azotado por la despoblación y con una riqueza de paisajes y patrimonio por descubrir. Esa motivación lleva a que el dinero que recolecta con la venta de merchandising sea donado a una asociación local que arregla y limpia caminos. «Empecé haciendo unos parches para las alforjas de unos amigos que venían y como me pedían más hice cien. Ahora he hecho otra tanda igual. El dinero es para que puedan comprar una motosierra o tableros para arreglar el camino. Por algunos de los que han arreglado pasa la ruta», concluye Javier Castillo.