Cal y arena para Iván Pedroso, técnico y gurú de Yulimar Rojas y Ana Peleteiro en su cuartel general de Guadalajara. La venezolana hizo pleno con su nuevo título y el récord mundial de triple salto (15,74 metros) en el sexto y último intento. La gallega se limitó a cubrir el expediente con un octavo puesto, muy lejos de su espléndido estado de forma que la aupó al tercer escalón en los Juegos de Tokio.

Yulimar no pudo esta vez disfrutar de la compañía de Ana en el podio. La triplista gallega manifestó tener dudas sobre su rendimiento antes de viajar a Belgrado. Comenzó bien la competición, con un salto de 14.30 que la colocó cuarta, a un paso de la medalla, pero fue languideciendo en la clasificación en la medida en que su carrera hasta el foso de arena se espesaba.

"A veces se gana y a veces se aprende. Lo dejé todo en la pista pero no somos máquinas y a veces fallamos. He tenido cosas personales que te pueden afectar, pero he entrenado muy bien. A veces las piezas del puzzle encajan y otras no", aseguró la atleta gallega, visiblemente decepcionada. 

Dominio absoluto

El dominio de Rojas fue absoluto desde el primer intento. La patilarga saltadora que iba para jugadora de voleibol ejecuta su rutina triple por encima de los 15 metros sin forzar. El resto necesita ir al límite para acercarse a esa marca. La diferencia con la segunda clasificada, la ucraniana Maryna Bech-Romanchuk, fue exactamente de un metro, un abismo en esta especialidad. Sin palabras.

"Estoy feliz, ha sido un Mundial maravilloso", declaró emocionada la atleta venezolana. "Estoy contenta por este tercer título mundial y el récord del mundo, no tengo palabras".