Sergio Ibáñez (Zaragoza, 1999) es el único de su familia con discapacidad visual, en su caso del 79%, por un problema de nacimiento en el nervio óptico que también le hace ser fotosensible a la luz. A los ocho años, gracias a la captación de jóvenes talentos deportivos de la ONCE, se subió a un tatami por primera vez después de probar la natación y se enganchó. «No me gustaba nadar y pasé al judo, a un grupo adaptado». Posteriormente, con el tiempo, se marchó al Judo Club Zaragoza y empezó a entrenar con deportistas sin discapacidad.

«En el judo encontré un deporte que me llenaba. Fui subiendo peldaños, a ir a competiciones, a dar rendimiento, y mi nivel fue aumentando con los años. Estuve en un club de Zaragoza y nunca intenté destacar por mi discapacidad, sino por mi nivel deportivo», declara Sergio desde el Centro de Alto Rendimiento de Madrid, donde entrena desde hace dos años. «Vivo en la Residencia Blume. Judocas con discapacidad internos solo estamos Borja Pahissa y yo. Externos Álvaro y Dani Gavilán. En el CAR entreno de lunes a sábado, algunos días en doble sesión, y descanso los domingos. Compagino los entrenamientos con los estudios de INEF en la Politécnica», señala el judoca aragonés, que se prepara a las órdenes de Javier Delgado. «Lleva trabajando conmigo cuatro años, nos conocemos bien y me está aportando mucho», apunta.

En 2021, en Tokio, Ibáñez cumplió un sueño, el de participar en unos Juegos Paralímpicos, y su debut no pudo ser mejor. Subió al podio y ganó la plata en -66 kilos al perder en un reñido combate final con el uzbeco Uchkun Kuranbaev. «Ir a unos Juegos era un sueño que tenía de pequeño y encima ganar una medalla es algo inolvidable», apunta Sergio, que reconoce que «el apoyo que ha tenido de la familia también influye en el rendimiento». Debido a que su categoría habitual, la de 66 kilos, fue suprimida para París 2024, Sergio ha decidido subir hasta los 73 para poder competir en Francia.

«Tengo que coger bastantes kilos pero con tiempo», dice. Su progresión se ha visto refrendada en la última Copa de España absoluta de Marín (Pontevedra), al ser el mejor judoca de los 34 participantes en -73 kilos contra deportistas sin discapacidad.