La fotografía que encabeza este reportaje fue tomada el pasado martes, durante la resolución de la primera etapa del Giro de Sicilia. En primer plano, el esprínter Matteo Malucelli celebra con rabia su victoria, vestido con los colores de la selección italiana. Tras él, se observa a otros dos compañeros realizando un gesto similar. Uno (el de la izquierda) es Damiano Caruso, la estrella de la 'Nazionale' en esta carrera ciclista; el otro es Alessandro Fedeli, quien, como el ganador de la etapa, tenía muchas cosas que celebrar en la meta de Bagheria.

Malucelli y Fedeli son dos de los ciclistas a los que las circunstancias han convertido, sin comerlo ni beberlo, en dos proscritos. Su desdicha fue llegar a un acuerdo para correr en el equipo ruso Gazprom-RusVelo, un clásico de la segunda división mundial en las últimas temporadas (y por tanto una escuadra de garantías a nivel deportivo y económico) que ha sido borrado del mapa por la invasión a Ucrania.

La selección italiana, el equipo Italia, ha sido el refugio que han encontrado estos dos corredores y sus otros cinco compatriotas que esta temporada tenían contrato en vigor con la escuadra ahora vetada para seguir ejerciendo su trabajo.

Esta historia, como tantas en el último mes y medio, arranca con la invasión militar a Ucrania ordenada por Vladimir Putin el 24 de febrero. Con el paso de los días, el mundo va aplicando sanciones de diversa índole a ciudadanos, empresas y organismos rusos. El deporte no escapa a esta dinámica y acaba aplicando un cordón sanitario sin precedentes en situaciones de guerra.

Sanción a Ucrania

En el caso del ciclismo, la Unión Ciclista Internacional (UCI) decide anular todas las pruebas previstas para esta temporada en Rusia y Bielorrusia, así como excluir de las competiciones a las selecciones de esos países y a los equipos privados radicados en ellos, salvo que consiguieran cambiar de manera justificada de nacionalidad.

Ese recurso lo utilizó rápidamente el Vozrozhdenie, una escuadra de tercera categoría que aprovechó sus vínculos con la Federación de Ciclismo de Georgia para inscribirse en ese país como equipo amateur y poder así continuar con su actividad. Bastaron un cambio de maillot (que no de culote) y un nuevo nombre provisional para recibir el visto bueno.

El mejor equipo ruso, sin embargo, no encontró tantas facilidades. El Gazprom-RusVelo es el único en las dos máximas categorías del ciclismo mundial, llegando a correr el Giro de Italia en las ediciones de 2016 2017, y la UCI parece querer utilizarle para dar ejemplo de la firmeza de sus sanciones por la guerra de Ucrania.

El equipo rompió sus acuerdos de patrocinio con Gazprom, la empresa de gas nacional de Rusia, y ofreció a la UCI su inscripción en Italia, donde posee importantes vínculos (allí reside desde hace años su director, Renat Khamidulin), así como hacerlo con bandera neutral o con la de Suiza, donde está registrada la empresa propietaria de la escuadra. Ninguna opción convenció al organismo que rige el ciclismo mundial.

Hace un par de semanas, el RusVelo se vio obligado a suspender toda su actividad, dando libertad a sus corredores para buscar un nuevo equipo. El problema es que hacerlo a mitad de temporada no es en absoluto sencillo, con los presupuestos de las escuadras ya comprometidos y en muchos casos sin fichas libres.

Un español

21 corredores se quedaron sin poder competir de repente, nueve de ellos rusos. El resto son de diversas nacionalidades, incluyendo siete italianos y un español, José Manuel Díaz, ganador de la Vuelta a Turquía el año pasado, cuando corría en las filas del desaparecido Delko francés.

Solo los italianos han conseguido encontrar un resorte que les permite seguir en carretera de vez en cuando, merced a la tradición que existe en su país. Excluyendo las pruebas de máximo nivel (Giro, Milán-San Remo, Lombardía, Tirreno...), es habitual que en todo el calendario nacional la Federación Italiana de Ciclismo presente una selección nacional.

En la época previa al campeonato del mundo, sirve como prueba para testar a los corredores que perseguirán el maillot arcoíris, mientras que en otras fases de la temporada, como la actual, suelen aprovechar para dar oportunidades a chicos que corren en equipos pequeños, arropando a un líder de mayor nivel.

Sin embargo, dadas las actuales circunstancias, la selección que dirige Daniele Bennati (reputado esprínter que pasó por el Movistar y que se retiró en 2019) ha decidido aprovechar estas carreras del comienzo de la primavera para dar la oportunidad de seguir compitiendo a los siete italianos del Gazprom-RusVelo.

Cuatro carreras

Desde que comenzó la guerra, Italia ha participado en cuatro carreras: Per Sempre Alfredo, Semana Coppi y Bartali, Gran Premio Industria y Giro de Sicilia. En la primera compitieron cuatro italianos del Gazprom y las otros tres el número se ha elevado a cinco. Salvo el joven Andrea Piccolo, todos han participado en al menos una prueba. Giovanni CarboniNicola Conci y Alessandro Fedeli lo han hecho en las cuatro.

"Queremos dar a estos chicos la oportunidad de que sigan compitiendo", argumenta Roberto Amadio, director deportivo del equipo transalpino, en declaraciones a la web oficial de la Federación Italiana. "Agradecemos a la federación que nos permita seguir corriendo, pero la UCI debería dar licencia a nuestro equipo para poder hacerlo", apunta por su parte Fedeli.

El problema para estos ciclistas es que el calendario italiano de primavera se está acabando. Quedan un par de pruebas sueltas en mayo y junio y la actividad para la Nazionale ya no regresará hasta septiembre. De ahí que Malucelli celebrara con tal rabia su victoria en Sicilia. Porque a saber cuándo tiene una nueva oportunidad de pelear por una.