El australiano Cameron Smith, ganador este año de The Players Championship, llegó como líder del Open Británico al fin de semana después de una sensacional vuelta de 64 golpes (-8) para quedarse con -13 en el total.

Smith, que completó su recorrido con seis birdies y un eagle y se quedó a un golpe del récord de St Andrews, se situó con dos golpes de ventaja sobre el estadounidense Cameron Young, líder en la primera vuelta, y tres sobre el norirlandés Rory McIlroy después de un día de tarjetas bajas, que permitió reaccionar a Jon Rahm y a Sergio García y despidió a Tiger Woods, que no pudo superar el corte.

Jon Rahm reaccionó con una vuelta de 67 golpes para situarse con -4. Obligado a la remontada, el vasco hugó a un excelente nivel, aunque por oportunidades debía haber rebajado aún más sus números. “Ha sido estresante todo pero he terminado con dos putts largos en el 16 y 17, que dan ánimo”, precisó.

Sergio García también se lució y, tras su mal 75 del primer día, superó el corte con una tarjeta de 66, seis bajo par, que le dejó en la clasificación con -3. Después de haber emborronado la apertura del Open con un triple bogey en el hoyo 17 y de reconocer a la conclusión de esa jornada que estaba “mentalmente en un momento complicado”, el castellonense se repuso.

Adiós emocionado

La segunda jornada vivió el adiós de un emocionado Tiger Woods, que no pudo pasar el corte en un torneo que ha vencido en tres ocasiones, dos de ellas en St Andrews, el escenario de esta edición 150 de este torneo y acabó el acumulado de su segundo recorrido con +9, muy lejos del corte para seguir en acción el sábado y domingo. Tampoco lo superó el defensor del título, Collin Morikawa, ni el barcelonés Pablo Larrazábal (+12). Sí lo hizo Adri Arnaus, al par del campo.

Tiger no pudo contener la emoción ante el cariño que le brindó el público. “Sentí que éste podría haber sido mi último Open en St. Andrews. Y la ovación fue una sensación increíble. Tuve algunas lágrimas y no soy de los que se ponen llorosos”, admitió.