Cuando se apagan las luces de un Gran Premio, el trabajo sigue. Incluso aumenta. Motorland ha vivido unas horas frenéticas desde el final del GP de Aragón del pasado fin de semana para convertirse en el centro logístico desde el que trasladar todo el material de la caravana motociclista hasta el otro lado del mundo, a Japón, que este fin de semana acoge la siguiente prueba del Mundial. El circuito de Alcañiz ha sido pionero en ese trabajo ya que, según se informa desde la propia instalación, es la «primera vez en el mundial de MotoGP que el propio circuito ha sido utilizado para preparar todo el dispositivo para embarcar directamente el material desde el circuito en los aviones con destino a Japón».

El traslado incluye todo el material necesario para la celebración de una prueba, incluidas las motos. La única excepción son los hospitalities de los equipos, que no se montan en las carreras fuera de Europa. La premura de tiempos, puesto que el GP de Japón es este mismo fin de semana, hizo que la actividad en el trazado alcañizano fuera frenética desde el final de la carrera de MotoGP hasta la madrugada de este mismo martes, cuando se ha concluido el traslado.

Tal y como explica Motorland, todo el proceso estuvo supervisado por una empresa privada certificada por la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) para chequear y verificar todo el material que posteriormente se metió en los cuatro aviones de gran carga que estaban esperando en Zaragoza. «De esta forma, en el propio circuito se inspeccionó todo el material, se llevó a una zona limpia sin inserciones externas y se paletizó todo el material para que, tras meterlo en los camiones y certificar que todo estaba correcto se trasladó directamente para cargarlo en los aviones en el aeropuerto de Zaragoza», señala la nota de prensa.

Los trabajos se prolongaron hasta la madrugada del martes. MOTORLAND

Para cumplir con exquisita puntualidad se programaron tres zonas de trabajo: pit lane, zona de TV compound y zona de boxes (del 25 al 36). Primero quedó vacío el pit lane, cuyo material se embarcó en 17 camiones. En la zona del TV Compound (dentro del paddock de Motorland) se recogió todo el cableado, antenas y diferente material que utilizan las televisiones para poder retransmitir las carreras, mientras que los boxes también se usaron como zona de carga.

Día y medio de trabajo

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Al mismo tiempo, en otra zona del circuito esperaban otros siete camiones realizando continuamente el traslado desde el circuito al aeropuerto para trasladar todos los materiales. La recogida comenzó el domingo a las 17.00 horas y se prolongó hasta la madrugada del lunes al martes. El trabajo era frenético: primero los equipos con el desmontaje del material en cada uno de los boxes; segundo, los controles de todos los materiales (herramientas, recambios, equipamientos, material…) para, posteriormente, paletizar y embalar para poder meterlo en los diferentes camiones, precintar absolutamente los mismos y poner rumbo al aeropuerto de Zaragoza; una vez allí meter la carga en los aviones directamente y volver al circuito para realizar nuevamente el mismo procedimiento.

Aragón acogió un nuevo Gran Premio con un total de 86.803 espectadores (19.322 el viernes, 29.635 el sábado y 37.846 el domingo), siendo la cifra más baja de asistencia desde 2010. Una carrera que ya es un clásico en el trazado aragonés y que las administraciones quieren mantener para 2023 pese a que el nuevo contrato incluye tres eventos hasta 2026.