El Periódico de Aragón

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La montaña en Aragón

La montaña en Aragón: La cúspide de Teruel

El corredor Javier Barea es elegido como mejor deportista del año por la FAM. Su trayectoria merece un premio que luce en la eclosión de Teruel en carreras de montaña

Javier Barea asciende el recorrido del Campeonato de España de KV celebrado el año pasado en Jaén. SERVICIO ESPECIAL

Toda fiesta tiene mucho peligro. En los arrebatos de amistad que contagian el ánimo de la jarana uno puede aceptar cualquier propuesta de la que sea fácil arrepentirse. Al protagonista de este reportaje le pasó justo lo contrario. En una madrugada larga comenzó sin saberlo una carrera que quiere que sea eterna. «En una noche de La Vaquilla me presentan a un tío que estaba en la organización de la última carrera de la Copa de España y en mitad del jaleo me dice que me reservaría un dorsal para correr. Dos días después me di cuenta de lo que había hecho», narra el corredor Javier Barea.

Ese compromiso crápula terminó un mes después con un octavo puesto que confirmó que tenía oro en las piernas. Y tanto. Javier recibirá el premio como mejor deportista del 2022 de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) sucediendo a un tal Dani Osanz. Casi nada.

Este galardón es para él por méritos y títulos: campeón de Copa de España de veteranos y absoluto de Aragón en abril en Añón del Moncayo. Pero detrás le acompaña una provincia entera. Es de Teruel, como Patricia Villanueva, Mario Prades, Javier Vives y toda la tropa del Matarraña Team. «En cinco minutos tengo el Cerro de Santa Bárbara y en poco más queda Javalambre o me acerco a los Montes Universales», enumera rampas Barea.

Javier llegó a ellas de la mano de sus dos hijos, con la mochila y pequeñas andadas. «Como no puedo estar quieto», eso le llevó a correr y a probar en Suera (Castellón) su primera trail. «Los primeros días me dolía todo. Empecé con 33 años y me costó otro empezar a disfrutar», añade.

Con Contador y Valverde

Ahora es una dedicación absoluta. Policía local, le quita horas al reloj para entrenar. Sin embargo, su resistencia le viene de lejos. Practicó fútbol y voleibol en el colegio Las Viñas, incluyendo algún campeonato de España escolar, hasta que conoció el ciclismo de carretera. Como amateur llegó a competir con los clubes del Gráficas Huesca y el CAI. «Coincidí en el pelotón con Contador y Valverde. Llegué a fichar por el Benicassim e hice alguna carrera de categoría continental», recuerda con 41 años.

Con los pedales giraba su destino. Era escalador. De cuestas de alquitrán. Ahora serpentea entre caminos de polvo y piedra. Conocer a Javier Robles le sirvió para dar un impulso en su técnica, entrenar mejor y planificar las competiciones, a saber correr.

Esas clases y su ambición le llevaron pronto a entrar en la selección de Aragón. «Mi primera convocatoria fue en Zumaia para completar el equipo. Y ya he seguido». Poco a poco llegaron los resultados, los podios, la primera victoria y la inauguración de su palmarés en el campeonato de Aragón.

Esta temporada ha ganado la Copa de España en veteranos y repetido título en el Regional absoluto

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Su estilo es más constante que explosivo. Fija un estado de forma e intenta mantenerlo, sin picos. Esa táctica le valió este año para remontar en la clasificación de la Copa de España de veteranos. En la primera carrera, en Xorret de Cati, quedó tercero «pero me vi distanciado». Llegó con opciones a la última prueba, en Teror, tras ser segundo en la Trail Sant Esteve. En Gran Canaria la puntuación era doble. «Conocía el trazado. Intenté que la aguja no llegara a la línea roja, mantener el ritmo. Los últimos ocho kilómetros, los que en marzo me sacaban dos minutos, se fueron para atrás». 

Contempla la idea de ir aumentando distancias, quizá probar una ultratrail o aventurarse a lanzarse a alguna carrera internacional. Pero su verdadera motivación es no dejar de correr nunca, llegar a viejo con las zapatillas. «Llevo dos años entrenando con Miguel Angel Allué, un antiguo compañero del ciclismo. Hacemos un poco de todo, no me machaco. Suelo correr tres días y otro puedo nadar, escalar, coger la bici o hacer ejercicios de movilidad. Tengo compañeros que hacen el doble que yo, pero mi objetivo es otro, es alargar mi carrera», dice.

En la XXVI Cena de la Montaña recibirá su premio al lado de la juventud de Carrodilla Cabestre, en las antípodas a su historia de madurez. «Carro es una cría estupenda, humilde, que viene de ganar el Campeonato del Mundo. Mucha gente pensará por qué me dan a mí este reconocimiento que soy un chatarrilla, pero supongo que es un reconocimiento a mi trayectoria», finaliza agradecido. 

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