Cuando solo falta una semana para que comience el polémico Mundial de Qatar, en Fuentes se ha vivido la otra cara del fútbol, la parte modesta y más verdadera y la que realmente ha permitido que el fútbol haya llegado a convertirse en el deporte rey a través de todo un repertorio de emociones como las que se pudieron sentir ayer en Fuentes de Ebro.

La localidad zaragozana se vistió de gala para el que iba a ser el partido más importante para el equipo cebollero desde su fundación en 1967, la visita a San Miguel de Osasuna. Todo un Primera División, y el actual séptimo clasificado de la Liga Santander, iba a ser el rival del Fuentes. Y, la temprana hora del duelo, las 16.00, hizo que la previa del partido comenzará desde primera hora de la mañana. El azul y el blanco inundaron las calles del pueblo aragonés de 4.500 habitantes, con muchos lugareños ataviados con una camiseta creada para la singular ocasión. El mal tiempo (no paró de llover hasta justo el comienzo del choque), fue el único lunar del día, pero de ningún modo consiguió aguar la fiesta.

Aficionados del Fuentes Ángel de Castro

Porque el adverso clima al aire libre propició que los fuenteros se reunieran en los bares. Los hosteleros repartieron muchos almuerzos, incluyendo los más especiales, los de muchos miembros de la plantilla, en la que hay hasta siete jugadores nacidos en el pueblo. Los jugadores, tímidos y emocionados ante el clamor popular, se sintieron como auténticas estrellas y fueron vitoreados y agasajados por los aficionados al mismo tiempo que les deseaban las mejor de las suertes para lo que estaba por venir. Porque aún sabiendo de la dificultad del reto, nadie en Fuentes renunciaba a dar la sorpresa ante los navarros. «Peores cosas se han visto», subrayaban con ilusión en sus rostros los integrantes del ‘Frente Cebolla’, el grupo fanático del equipo zaragozano, que, con sus cánticos y palmas trataban de aumentar el ánimo en el frío y gris día en Fuentes.

Conforme se acercaba la hora del partido, el ambiente se trasladó paulatinamente a los alrededores del estadio de San Miguel. La larga cuesta que da acceso al campo fue un goteo continuo de fuenteros emocionados con la que, pasara lo que pasara, iba a ser una jornada para no olvidar.

Algo único

Una vez ya dentro de San Miguel, habilitado a contrarreloj para el evento con gradas supletorias para poder albergar a las casi 3.000 personas que abarrotaban el complejo deportivo, un público de lo más variopinto iba tomando asiento y miraba impaciente el reloj, con ganas de que el balón echara a rodar. Los nervios comenzaban a palparse antes del inicio de un choque que nadie en la localidad quiso perderse.

Uno de los momentos más emotivos antes del inicio se vivió cuando los futbolistas del Fuentes saltaron al césped a calentar y la afición se puso de pie y le dedicó a su equipo una sonora ovación. Los más jóvenes ponían también sus ojos en el conjunto rival, señalando a sus jugadores más conocidos y fantaseando con la posibilidad de conseguir un recuerdo del encuentro. «Llevo una semana jugando con Osasuna en el FIFA. Voy a intentar conseguir una camiseta», confesaba Adrián, de 11 años. Mientras, los más mayores trataban de saborear el momento que estaban viviendo, conscientes de la excepcionalidad del evento. «Ojalá sí, pero es posible que nosotros ya no veamos un equipo de Primera División en Fuentes.», relataba Juan José, que nació el mismo año que el club.

«Es vuestro momento, haced historia», rezaba una pancarta en lo alto de San Miguel. Los dos equipos saltaron conjuntamente al campo mientras las gradas se preparaban para lo que iba a ser algo único. El Fuentes confiaba en hacer la ‘machada’ y hacer todavía más extraordinaria la jornada, aunque el pueblo ya había hecho esa historia antes de empezar.