WWE

Caída y resurrección de Vince McMahon, el magnate de la lucha libre acusado de abusos sexuales

El presidente y máximo accionista de la mayor empresa de 'wrestling' del mundo retoma el poder tras meses apartado por escándalos con ex trabajadoras de la compañía

El dueño de la WWE, Vince McMahon.

El dueño de la WWE, Vince McMahon. / wwe.com

Sergio R. Viñas

En el año 2007, cuando ni siquiera se podía pensar en él como presidente de EEUUDonald Trump participó en Wrestlemania, el mayor evento anual de lucha libre del mundo. Vince McMahon, dueño de la WWE, la promotora del evento, cultivaba una buena relación con él, hasta el punto de que años después financió sus campañas políticas, en las que también participó su esposa Linda, que acabó teniendo un cargo del gobierno de Trump.

El enfrentamiento de Trump en Wrestlemania fue contra McMahon, aunque no fue un combate entre ellos. A cada uno de ellos le representaba un luchador. Quien perdiera, debía raparse la cabeza en directo... y por descontado perdió McMahon. Trump, eso sí, recibió el movimiento final de Stone Cold Steve Austin, uno de los luchadores más afamados de la historia, para delirio del público de Detroit... aunque esa parte no fue incorporada al vídeo del momento subido a Youtube por la compañía.

Aquellos eran los años de gloria de una compañía que revolucionó el panorama de lucha libre profesional en EEUU gracias a la visión empresarial y la aparente escasez de escrúpulos de McMahon. En los años 80, heredó de su padre una empresa de ámbito local y la convirtió en una multinacional del entretenimiento deportivo que arrasó con toda la competencia, rompiendo el pacto tácito de no agresión que respetaban tradicionalmente los diferentes promotores.

En el 'wrestling', también conocido como 'pressing catch' en España, todo está guionizado: quién va a ganar, cómo lo va a hacer, cuándo va durar el combate, qué movimientos y elementos se van a utilizar... Pero eso no quiere decir que sea todo falso, pues caerse de una escalera, ser arrojado contra una mesa o recibir el impacto de otro cuerpo que se precipita desde varios metros del altura duele. Aunque esté guionizado, duele igual.

3.000 millones de dólares

McMahon, en su ambición desmedida por ser tan rico como pudiera (su fortuna actual de calcula en 3.000 millones de dólares), no dudó en convertirse en una parte activa del 'show', caracterizado como Mr. McMahon, un jefe arrogante y autoritario que trataba de hacerle la vida imposible a los luchadores más populares: Steve Austin, The Rock, The Undertaker, Shawn Michaels, Triple H, John Cena, Hulk Hogan, Ric Flair... Y hasta sus propios hijos, Shane y Stephanie, con quienes se enfrentó en el ring.

El personaje era una creación alentada por un suceso real, la traición en 1997 a Bret Hart, a quien despojó del título de campeón sin que él supiera que iba a pasar, cuando estaba a punto de fichar por WCW, la principal competencia de WWE en aquellos años, posteriormente comprada y absorbida por McMahon. El magnate de la lucha libre vio dinero en la ira desatada hacia él por los consumidores de su producto y se afanó en alimentarla, cambiando para siempre el 'wrestling', pues a partir de entonces consiguió un liderazgo en audiencias que le hizo quedarse con el monopolio del negocio en EEUU.

Más que un 'alter ego'

La duda siempre fue cuánto había de real y cuánto de inventado en el 'alter ego' Mr. McMahon. Cuánto representaba el personaje autoritario, sin escrúpulos, vengativo y corrosivo a la verdadera personalidad del dueño de la compañía. En muchas facetas, pero en especial en lo relativo al trato a las mujeres, a las que los años 90 obligaba a exhibirse casi desnudas en el ring, en combates en los que la ganadora era aquella que lograra dejar en ropa interior a la adversaria o con peleas en el barro.

Ya en 1992, en un contexto social mucho más permisivo que ahora hacia el maltrato a las mujeres, una ex árbitra, Rita Chatterton, acusó a McMahon de haber abusado sexualmente de ella años atrás, después de que se negara a practicarle una felación en su limusina. McMahon nunca se enfrentó a un juicio por esos presuntos hechos, pero según 'Wall Street Journal' podría hacerlo ahora, después de un cambio legal en Nueva York que extiende el periodo de prescripción de los delitos sexuales.

El caso de Chatterton ha rebrotado en los últimos meses también a cuenta de que una investigación publicada en junio por el propio Wall Street Journal, que desvelaba pagos millonarios a mujeres para que mantuvieran en secreto sus relaciones extramatrimoniales con McMahon. Dichos pagos, cuatro por un montante total de 12 millones de dólares, según la investigación, habría sido realizados con cargo a las cuentas de la propia WWE.

Investigación interna

El escándalo provocó la apertura de una investigación interna en la compañía. McMahon, ya con 76 años, fue forzado a dar un paso al lado, renunciando a todos sus cargos, en lo que se anunció como una retirada definitiva, para dar el relevo a su hija Stephanie (que acababa de anunciar que se tomaba un tiempo fuera de la compañía) y a su yerno y marido de esta, el legendario ex luchador Triple H, al frente de la dirección ejecutiva y creativa de la WWE, respectivamente.

El relevo, según la prensa especializada, fue acogido con los brazos abiertos por los trabajadores de la compañía. Luchadores que habían tenido enfrentamientos personales con McMahon en el pasado fueron contratados de nuevo y quienes aún seguían en la empresa describían que el ambiente de trabajo había mejorado de manera sustancial tras la salida del anterior mandatario.

La WWE, en fin, parecía encaminarse hacia una nueva era, afianzando el rol de las mujeres como luchadoras (un camino iniciado años atrás e impulsado, bajo la dirección de Vince, por la propia Stephanie) y dando un nuevo aire al producto en un momento en el que la multimillonaria familia Khan, de origen pakistaní, ha invertido mucho dinero en crear competencia con la empresa AEW.

El regreso

Sin embargo, todo saltó por los aires hace unos días. McMahon nunca dejó de ser el máximo accionista de la WWE y lo aprovechó para volver a integrar el consejo de administración de la compañía primero y para forzar su reelección como presidente ejecutivo después. Stephanie, su hija, que ejercía como codirectora general, dimitió de todos sus cargos de forma instantánea, abandonando la empresa.

Tras la caída a los infiernos, llega la resurrección de un hombre de 77 años al que el dinero le sale por la orejas. ¿Por qué ha vuelto? Puede ser por simple ego, por entender que las cosas en su ausencia no se estaban haciendo como debían. O, seguramente, para seguir incrementando su descomunal fortuna.

La prensa especializada apunta a dos motivos fundamentales para el regreso. El primero es la inminente renovación de los contratos televisivos de sus programas principales, Raw (emitido los lunes) y Smackdown (viernes). El segundo paso sería, asegurado el futuro audiovisual de la compañía, y cobrada una millonaria comisión por participar en la negociación, vender lo antes posible la WWE al mejor postor.

Su valor de mercado actual se sitúa en unos 6.500 millones de dólares y su facturación anual en unos 1.100. Cifras astronómicas que le asegurarían a McMahon unos ingresos desorbitados por sus acciones en la compañía.

Arabia Saudí

Entre los posibles compradores que aparecen en las quinielas destaca por encima de todos Arabia Saudí. La dictadura ya tiene acuerdos con la WWE para organizar allí dos grandes eventos al año (en los que las mujeres luchan completamente tapadas de cuello para abajo) en una relación comercial que se ha ido haciendo más estrecha con el paso de los años.

Se llegó a afirmar que la operación estaba hecha, algo que fue negado con rotundidad por la WWE, quien sin embargo no desmintió (ni confirmó) que hubiera negociaciones en marcha con el reino saudí. Para conocer la verdad, el guion McMahon ha escrito para sí mismo en esta resurrección inesperada, habrá que esperar unas semanas.

Pero no hay duda de que el magnate lo tiene todo bajo control. Porque Vince McMahon tolera, alienta y guioniza perder una apuesta de billonarios con Donald Trump en un ring de su propia compañía. Pero no tolera una sola derrota en los negocios.