La montaña en Aragón

Escapadas con banda sonora ornitológica

La llegada de las aves migratorias convierte a la primavera en una estación excepcional para caminar las rutas ornitológicas en las que conocer la variedad de especies y el valor de los pájaros para amparar la biodiversidad de nuestros ecosistemas

El quebrantahuesos vuelve a reinar en los cielos de Ordesa.

El quebrantahuesos vuelve a reinar en los cielos de Ordesa. / SERVICIO ESPECIAL

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

ALLEPUZ (TERUEL)

La singularidad europea de la Vall de Sollavientos 

No es la primera vez que en esta propuesta de caminatas orientamos la brújula hacia el Maestrazgo. Las aves no son tontas y saben elegir dónde estar o criar. La singularidad climática de este extremo del Sistema Ibérico provoca, además, ser centro de crianza de especies más propias de la Europa atlántica o central. Nos desplazamos hasta el Parque Cultural de los Chopos Cabeceros para disfrutar entre masías, lagunas kársticas y pinares royos de los trinos del torcecuello, verderón, herrerillo, curruca, mirlo, zorzal o ruiseñor y los vuelos de azor, cárabo, águila calzada o culebrera.

La ruta tiene unos trece kilómetros y se recorre en cuatro horas. Se inicia en el Mas de la Cambra, acostado en la carretera TE-V-3 hacia Valdelinares viniendo de Allepuz. Chopos y sauces nos dan la bienvenida al Val de Sollavientos, bajando hasta la ribera del río por el antiguo camino que unía las dos poblaciones. Pasamos por prados que se inundan por la crecida del manto freático antes de vadear el río. Este es lugar de observación de carboneros garrapinos, herrerillos capuchinos, trepadores azul o piquituertos o escribanos endémicos o la curruca zarcera, el alcaudón dorsirrojo o el zarcero políglota, llegados de la hibernación africana.  

El acentor es una de las especies visibles en este paraje.

El acentor es una de las especies visibles en este paraje. / PARQUE CULTURAL CHOPO CABECERO

 A la izquierda se abre el Valle de las Peraltas, con sus dos Masías y ermita, para adentrarse en un pinar, desviarse a la izquierda por senda ascendente y desembocar en una extensión de prados. Aquí seguiremos el muro de piedra seca que desciende hasta el Mas Royo. Se alcanza el río, que se vadea para ir en busca de la carretera cerca del Mas de Palomar. Luego se sale por una pista que nos lleva a la Laguna de la Atalaya. Tras visitarla, se retoma la senda al río para abrazar el inicio de la ruta.

VALLE DE BUJARUELO (HUESCA)

Buscando al ‘quebranta’ en familia por el río Ara

Los cielos de Pirineos son reino de las grandes rapaces. Orgullosa es la silueta del quebrantahuesos, su blanquecina panza que, por suerte y por actuación, identifica una visión extraordinaria gracias a una política de recuperación eficaz de una especie amenazada. Sus vuelos son especialmente reconocibles en el santuario de Ordesa, cuyos farallones guardan sus zonas de anidamiento. Hoy invitamos a probar suerte en uno de ellos, en las orillas del salvaje Ara en el precioso Valle de Bujaruelo.

El hallazgo de esta gran rapaz es uno de los atractivos que guardan las rutas de alta montaña que diseñó el Cedesor (Centro para el Desarrollo del Sobrarbe y Ribagorza), aunque en este catálogo hay diez muestras de distintos ecosistemas donde habitan otras especies. Busquen su itinerario.

Expongamos el sendero familiar que, en menos de cuatro kilómetros y una hora, bordea el Ara desde la ermita y el puente de San Nicolás, entre bosques de tejos, serbales buxos y pinos y los pastos herbosos de Laña Larga, perfecta comunidad para observar pequeñas y medianas especies de montaña como la bisbita alpina, el mirlo acuático, el piquituerto, el treparriscos, la perdiz pardilla, el mirlo capiblanco, el gorrión alpino, el camachuelo, el vederón, la becada o el cazador azor.

El paseo sigue entre los cánticos de los pájaros y el rumor del Ara salvaje. Siguiendo las pistas de la GR-11 y las marcas y paneles informativos que nos indican qué especies podemos ver, llegamos en menos de media hora al puente de Oncins, y su fuente, de Femalla, buen lugar para dar una pausa y sacar los prismáticos en busca de, en las alturas, el vuelo del quebranta, del águila real o del buitre leonado. Desde este punto retornamos hacia el origen por la otra orilla.  

RESERVA EL PLANERÓN (ZARAGOZA)

La estepa que guarda la huidiza alondra ricotí

No todo bosque es país para pájaros. Aragón guarda una amplitud de biodiversidad que se amolda a distintos paisajes y ecosistemas. Este que mostramos aquí, a un tiro de desierto de Zaragoza, poco tiene que ver con las riberas, los humedales o los roquedos de alta montaña. La estepa es un plano árido en el que la vida se ha adaptado a una dureza en la que se conservan tesoros vivos y delicados, como especies amenazadas como la huidiza alondra ricotí.

Proponemos un paseo de dos horas largas por El Planerón, Reserva ornitológica en el Campo de Belchite, donde se pueden elegir entre dos rutas autoguiadas para conocer este paraje protegido por SEO/BirdLife, desde 1992. No obstante, recomendamos visitar (llamar antes al 976 37 33 08) el Centro de Interpretación de la Naturaleza ‘Adolfo Aragués’ de Belchite. 

La Balsa de El Planerón es el inicio de esta andada.

La Balsa de El Planerón es el inicio de esta andada. / SEO BIRDLIFE

Saldremos, desde la Balsa de El Planerón. accesible por carretera desde Codo o Belchite. Dejando a la derecha el humedal, hacia el norte, llegaremos al desvío al observatorio de la balsa, donde escondernos para ver calandrias y alcaravanes. Regresando al desvío y el camino principal, sentiremos la cresta de la cogujada o el trino de la ganga, colores entre la aridez parda y sonidos inconfundibles, más vivaces en primavera. Giramos a un camino agrícola en la derecha, hacia las Lomas de Quinto. En este paraje se esconde el rocín o alondra ricotí, que se pensaba extinta en Europa y que tiene aquí su hogar, junto a currucas, terreras o collalbas, cernícalos y águilas reales. Otro desvío nos encamina hacia el sur, pasando por la zona de El Estrecho y antes de llegar al Sendero Rocín, señalado. Volveremos desde aquí a la pista que nos llevará a la salida.