Álex Txikon: Donar, un reto de altura

El alpinista con 11 ochomiles a sus espaldas ha ofrecido una charla motivacional en Zaragoza en favor de la donación de sangre. «Disfruto lo mismo aquí que escalando», dice

Álex Txikon, en el Edificio del Grupo San Valero este miércoles.

Álex Txikon, en el Edificio del Grupo San Valero este miércoles. / ANGEL DE CASTRO

David García Arlegui

David García Arlegui

«Todos, absolutamente todos, necesitamos ayuda en algún momento de nuestra vida», escribe Álex Txikon en una de las últimas entradas de su blog personal que el vizcaíno hizo pública tras su ascensión en enero de este mismo año al Manaslu, la octava montaña más alta del mundo y uno de los once ochomiles que ha coronado en su amplia trayectoria como alpinista internacional.

Txikon ha estado presente este miércoles en el Edificio del Grupo San Valero en lo que ha sido una unión de sus dos facetas: la de alpinista y la de embajador de valores humanitarios. El vasco, que asiduamente realiza este tipo de actos, ha ofrecido al público una charla motivacional que lleva el título de La donación de sangre: Un reto de altura en un evento organizado por el Banco de Sangre y Tejidos de Aragón.

«Unir la donación de sangre con la montaña saca a la palestra los paralelismos que existen entre ambas», manifiesta Txikon. «Lo que hacemos no es contar técnicamente cómo se sube una montaña al detalle sino más las sensaciones y los sentimientos que se atraviesan en estos momentos», matiza. «Aquí, vivimos en la rutina: estoy en Zaragoza, vivo mi día a día, mi rutina y no salgo de aquí. No hace falta tanto para ser feliz y creo que vamos en la dirección equivocada en busca de la felicidad», reflexiona el montañista.

Txikon, que considera a Zaragoza «mi segunda tierra porque siempre se me ha tratado muy bien aquí y me he sentido muy querido», vuelca sus experiencias vitales de más de 20 años de dedicación al alpinismo con el fin de concienciar, especialmente a los más jóvenes, de que la donación de sangre es un hecho de mayor relevancia y dificultad que escalar la más elevada de las montañas. «Se trata de la importancia de hacer cosas por los demás sin esperar nada a cambio. Puedes creer que donas pensando en los demás, pero te lo estás haciendo a ti mismo, a tu propia cabeza. Es importantísimo», argumenta, destacando la trascendencia de que esta idea cale en los más jóvenes.

«Son los que tienen el futuro en sus manos y tienen a su alcance todas las metas que se propongan. La media de donar sangre es superior en cuanto a edad y la gente más mayor es la que está más en los hospitales porque los jóvenes, si no es por algún accidente o alguna historia, está menos», dice.

Eso sí, Txikon no deja a un lado el alpinismo ni un solo minuto y ya tiene en mente algunos planes para el próximo invierno. «Fue llegar del Manaslu y tener que volver a rescatar el cadáver de un amigo australiano nuestro. Estoy centrado, escalando y yendo al monte todos los días. De cara al mes de noviembre, ya tengo el billete comprado para el día 29 e iremos al Annapurna», indica el alpinista.

El vizcaíno busca ahora nuevos retos y en su futuro entra, cada vez más, su faceta como embajador de valores humanitarios. «Haré el Annapurna invernal y, después, creo que va siendo el momento de dejar las invernales porque no evolucionas haciendo lo mismo siempre. Hay que seguir creciendo como persona. Respecto a esta charla, aunque pueda parecer una locura, veo a todos los chavales que vienen y, con tal de que a uno de todos ellos le guste, me voy contento», asegura. «Probablemente, disfruto lo mismo aquí que escalando porque me gusta contar lo que vivimos. Me gusta que la gente viva lo que hacemos», explica Álex Txikon, el alpinista y, cada vez más, embajador de valores humanitarios.