El término ‘fénix’, en la mitología griega, hace referencia a un ave legendaria de larga vida cuyo rasgo más característico es la capacidad de regenerarse de los restos de su predecesor, renaciendo de sus propias cenizas. El cristianismo le dio el aspecto ígneo con el que este ave es representada, aunque este ave fénix, en particular, se desenvuelve mejor en el agua que en el fuego.
Fernando Zorrilla es un atleta zaragozano del Stadium Casablanca Mapei que fue atropellado por un coche el 5 de julio del pasado año, solo dos meses después de proclamarse campeón de España de triatlón de media distancia. «Estaba yendo a trabajar, como todos los días, y un conductor ebrio y drogado me tiró de la bici y me pasó por encima. Todo esto, un martes a las 8 de la mañana», relata Zorrilla.
El incidente le supuso cuatro fracturas en la pelvis. «Fue horrible. Recuerdo que no podía levantarme, me dolía muchísimo la cadera y la espalda y me mareaba. Pensaba que me iba a quedar en silla de ruedas y que no podría volver a hacer vida normal», afirma. Por fortuna, al llegar los resultados de todas las pruebas, se descartó una posible lesión medular o psicomotriz grave. «Pasé las dos semanas sin moverme, 24 horas en la misma posición. Estuve cuatro meses en una silla de ruedas», narra el atleta.
«Pensaba que me iba a quedar en silla de ruedas y que no podría volver a hacer vida normal»
El primero de sus tres deportes predilectos que pudo realizar una vez le retiraron los puntos fue la natación. «Fue bastante largo, pero el deporte me ayudó muchísimo en ese momento. Me acababa de proclamar campeón de España, y pensar en volver a competir me hacía marcarme una meta en mi lucha diaria sobre dónde quería estar», reconoce Zorrilla, cuya pasión por el deporte y la competición profesional le impulsó a volver a subirse a una bicicleta y, algo después, practicar la carrera a pie. «Todo marchaba bastante bien hasta el momento de ponerme a correr. Lo intentaba y tenía que parar por el dolor», dice el zaragozano, que confiesa haber sido pesimista en ciertos momentos respecto a su recuperación. «Lo vi negro porque ponía todo de mi parte y no mejoraba. Cada vez que corría, tenía que estar una semana parado y con dolores. Pensé que mi cadera había quedado de una forma en la que no me permitiría poder volver a correr», admite Zorrilla.
Su tenacidad le impulsó a sentirse preparado para volver a la carga al comienzo de este 2023. «Las primeras competiciones del año estaban programadas para febrero y había conseguido cierta continuidad en los entrenamientos. Sin dolores, me veía listo para volver a competir y los ritmos volvían a parecerse a los del año pasado», argumenta. Las cuentas no le fallaban: se proclamó campeón de España de duatlón de media distancia en febrero en Híjar, siete meses después de su accidente. «Fue una sorpresa porque llegué sin haber hecho muchos entrenamientos y sin grandes expectativas. Tenía todo el tema del accidente y mi recuperación muy reciente, y fue muy especial poder compartirlo con mi familia», matiza orgulloso el atleta aragonés.
Sin embargo, el acto que completa el camino que confirma su renacimiento deportivo llegó el sábado pasado. «Te sientes invencible. Repetir el resultado del año pasado demuestra que no es casualidad y que tengo el nivel para estar compitiendo. Me ayuda a cerrar el círculo de volver a donde estaba antes del accidente», dice.
«No supone olvidar lo que ha pasado, pero sí superarlo. Todo lo que ha sucedido este año me ha hecho muy buen competidor y muy fuerte mentalmente. Son cosas que en una carrera y en la vida te pueden ayudar. He recuperado mi mejor versión deportiva y he salido mentalmente reforzado», indica Fernando Zorrilla, que ha conseguido renacer como el ave fénix.