LA MONTAÑA EN ARAGÓN

El relevo de la solidaridad

El barbastrente Arturo Carvajal cerró en el Aneto su reto de ascender las 16 cimas más altas de todas las comunidades españolas para visibilizar la diabetes. Ahora, el grausino David Cagigós quiere subir las 50 cumbres principales de cada provincia para recaudar fondos para la investigación de las enfermedades raras

El grausino David Cagigós muestra la bandera en lo alto del Peñalada, cima más alta de Madrid y Segovia.

El grausino David Cagigós muestra la bandera en lo alto del Peñalada, cima más alta de Madrid y Segovia. / David Gagigós

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Huesca

Uno acaba y el otro empieza. Uno es de Barbastro y el otro, de Graus. No se conocen de nada, aunque, sin saberlo, Arturo le cede un testigo especial a David. Es el relevo de la solidaridad entre dos montañeros con una buena causa. Carvajal ha completado el reto de las 16 cimas más altas de cada comunidad para visibilizar la diabetes y Cagigós arranca la subida a los cincuenta gigantes provinciales para sumar fondos para la investigación de las enfermedades raras. 

Su grito retumbó por todo el Pirineo. En el Aneto, «en casa», Arturo liberó su emoción, sacó toda la rabia y felicidad. «Hicimos un vivac la noche anterior y pudimos subir a la cima los primeros, estábamos solos. Sentí algo muy especial. Al cruzar de vuelta el Paso de Mahoma nos dimos un abrazo que se me pusieron los pelos de punta». Ese cálido apretón con Ángel y Alejandra, diabéticos como él, era el reflejo del éxito de su iniciativa. «Hemos intercambiado experiencias y consejos. Ha sido más bonito de lo que esperaba. He recibido muchos mensajes de apoyo, de gente con y sin diabetes, diciendo que les ha servido de inspiración y de motivación», apunta Carvajal.

Había que celebrarlo. En Benasque «me metí una buena dosis de insulina», bromea Arturo. Tenía motivos. No ha sido fácil. Cuando llevaba doce cimas y gestas como subirse el Teide empezando desde el mar, se rompió el Tendón de Aquiles. Tuvo que parar un año entero. «El cuerpo dijo basta. Lo peor fue a nivel mental, tener la cabeza fría y saber esperar y recuperarme», dice. Hasta de eso sacó una lección. «El ejercicio me venía muy bien para regular la glucemia y pincharme menos insulina. Tuve que adaptarme».

Arturo Carvajal  cierra su reto para visibilizar la diabetes en la cumbre del Aneto muy bien acompañado.

Arturo Carvajal cierra su reto para visibilizar la diabetes en la cumbre del Aneto muy bien acompañado. / David Gagigós

En junio retomó su giro por España. Sin estar al cien por cien, en un mes completó Torreblanca (Castilla y León y Cantabria) y Torre Cerréu (Asturias) en Picos de Europa, la Mesa de los Tres Reyes (Navarra) y el Aneto (Aragón). En total ha superado 327 kilómetros y 22.282 metros de desnivel en 122 horas de actividad. La repercusión en sus redes (@diabetes_de_altura), en medios a nivel nacional y el apoyo de empresas y colaboradores ha servido para visibilizar su ejemplo de superación. Sin embargo, él dirige el éxito hacia otra dirección plural: solo ha hecho tres cimas solo. «Me han acompañado una treintena de amigos. Compartir las montañas ha sido lo mejor del reto, una experiencia brutal», indica el barbastrense.

A David siempre le había rondado esa inquietud en la cabeza, inspirado por mitos como Iñaki Ochoa de Olza, quería añadir a su pasión por las montañas un impulso solidario. Lo halló bien cerca, en el grupo con el que hace rutas en bici. «El presidente del club tiene una hija con Ataxia de Friedreich, enfermedad degenerativa que afecta a los nervios motores de las extremidades», señala.

Ese fue el detonante que esperaba. Contactó con la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) y nació el proyecto Rarezas, 50 Cimas Solidarias por las Enfermedades Raras. «Hay más de 7.000 enfermedades raras, consideradas así porque las sufren pocas personas, son de diagnóstico tardío y, normalmente, origen genético, no tienen una gran afectación lo que limita la inversión en investigación y los tratamientos suelen ser sólo paliativos», insiste.

Sacarlas de la oscuridad

Abogado y fundador de la asesoría Montaña Legal, ha calculado que podría encadenar todas las cimas en veinte fines de semana tras recorrer 18.000 kilómetros en coche «sin contar los vuelos a Canarias y Baleares». Sin embargo, su viaje será más largo. No quiere hacer un récord de velocidad. «Queremos hacer acciones de comunicación, no correr, mostrar bien qué hay detrás», indica este grausino.

Porque la misión de David es doble. Quiere contribuir con su conquista de «esas cumbres emblemáticas» a sacar de la oscuridad pública a estas afecciones. Para ello ha creado canales en Instagram (@cimassolidarias50) y Facebook (50 Cimas Solidarias por las Enfermedades Raras) desde los que narrará las ascensiones y emitirá entrevistas para mostrar la realidad de enfermos y familiares. El segundo objetivo es recaudar fondos para la investigación desde la plataforma migranodearena.org y sumar marcas y colaboradores.  

Afincado en Madrid, su mujer le acompañó a su primer tachón en la lista, el Peñalara, curiosamente la cima inicial que también holló Arturo. La intención es que le acompañen amigos y también personas con enfermedades raras. «Nos tendremos que adaptar a cada circunstancia. Por ejemplo, en Galicia iré con una mujer con movilidad limitada que necesita una silla Joelette», añade Cagigós. 

Ese es el consejo que le deja Arturo, que la felicidad no le espera en lo más alto, sino en el camino de amistad que recorrerá en su aventura. Eso y que «para subir al Puig Major en Baleares necesita un permiso especial». «Sí, hay unos radares militares y tiene acceso limitado. ¡Muchas gracias, Arturo!», responde Cagigós, dos montañeros con un corazón bonito. 

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