LA MONTAÑA EN ARAGÓN

La montaña en Aragón: ese oasis en medio del desierto

Nos vamos al Oeste, donde el Ebro se despide de Aragón, donde los secos Monegros abrazan el vergel alimentado por el Cinca y el Alcanadre. La Comarca del Bajo Cinca / Baix Cinca guarda un contraste entre el paisaje árido de sasos y ripas y los bosques de frutales que esconde excursiones sin rampas ni desperdicio cultural.

La erosión del Cinca sobre la plataforma de los Monegros.

La erosión del Cinca sobre la plataforma de los Monegros. / TURISMO ALCOLEA

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Huesca

Por el árido escenario de un ‘spaghetti western’

ALCOLEA DEL CINCA. CIRCULAR DE LAS RIPAS

Empezamos fuerte. ¿Lo saben? El Baix Cinca fue escenario de ‘spaghetti westerns’. Pues sí, varias películas de serie B encuadraron sus áridos parajes fingiendo ser Texas o Arizona. Las fotogénicas Ripas de Alcolea de Cinca son un sucedáneo arcilloso del Monumental Valley sin indios ni vaqueros. Una bella meseta que cae verticalmente casi cien metros al vacío fruto de la erosión del Cinca sobre la plataforma de los Monegros.

Las recorreremos por arriba y por abajo para admirar sus ambientes y curiosas geoformas. En Alcolea, localidad natal del gran Ramón J. Sender, desde la Plaza de la Paz seguiremos la calle San Isidro para subir por El Carrerón. El ascenso es rápido y permite la observación de los cultivos del amplio y fértil valle del Cinca, chocando colores y frescor con el seco horizonte de sasos y escorrentías. 

Giramos a la izquierda para, sobre la planicie de 36 hectáreas, buscar una ermita y dos simbólicos miradores: La Cruz y el Tozal Redondo, un mallo solitario que es la ubicación más privilegiada del recorrido. No perderemos la observación sobre la Ribera durante los cuatro kilómetros que seguiremos cerca del filo hasta ir descendiendo por una zona más cómoda. 

Podríamos seguir hacia el conjunto arqueológico de La Codera e incluso alargar hasta la Ermita de Santa María de Chalamera, aunque sin buenas señas, pero volvemos a Alcolea por el marcado PR por la base de las Ripas. No hay que correr para divisar los colores ocres del tajo y las gracias de la arcilla moldeadas por el agua.

La ermita de San Salvador en Torrent.

La ermita de San Salvador en Torrent. / DPH

Un gran recorrido con aceite milagroso incluido

TORRENT DECINCA. ETAPA 2 GR261

Ni la once, ni la uno, ni la quince, ni la sesenta y cinco. Tiramos más arriba. Nos vamos hasta la doscientos sesenta y uno. ¡Bingo! Escondida en este costado de Aragón, esta Gran Ruta se divide en cinco etapas que van de cabo a rabo del Baix Cinca. Una completita manera de conocer andando, corriendo o pedaleando la comarca en 87 kilómetros entre Mequinensa y Chalamera a la orillita del río.

Acotamos para esta ocasión la segunda ronda que enlaza Torrent del Cinca y Fraga, en este sentido, para bordear casi 17 kilómetros que transitan entre el maná hortifrutícola de la vega cinqueña y el desierto monegrino.

Antes de salir de Torrent merece la pena entrar en la iglesia de Santa María Magdalena y subir a ver los restos del castillo. Pronto visitaremos más patrimonio. Ascendemos hasta el promontorio donde se erige la ermita de San Salvador. Antiguo Convento de Trinitarios Calzados, en su interior se guarda la tinaja que conservaba el aceite milagroso que llegó a curar al mismísimo Felipe II.

Avanzamos siguiendo las señales imperdibles, blancas y rojas, hacia Fraga que nos envían por la Vall de la Mora para cruzar el puente de la autopista de peaje y subir por el barranco de Fabara hasta el Mas de Rosell. Enlazaremos el camino de San Simón y el antiguo camino de Cardiel, ahora despoblado, para cruzar ahora el asfalto de la A-II y entrar a Fraga por la puerta de Aragón.

Los frutales salen al paso en esta ruta.

Los frutales salen al paso en esta ruta. / HUESCA LA MAGIA

Remontando las aguas en un mar de frutales

DE ZAIDÍN A BELVER. LOS SOTOS DEL CINCA

Hoy seguimos muy peliculeros. Si vieron ‘Alcarrás’ entenderán en esta ruta las inclemencias que pasan los indefensos pequeños agricultores. Esa empatía madurará si deciden dejarse llevar por esta recomendación que serpentea por planos cercanos e idénticos. Obviamente, mejor dejar en la carpeta de guardados este texto para sacarlo a pasear en primavera, cuando los frutales florecen en un espectáculo de colores. Decidiremos tomar el PR224 que transita entre Zaidín y Belver del Cinca.

Son 21 kilómetros lineales que pueden acortarse si abortamos el itinerario en Osso de Cinca. Las pendientes son casi inexistentes, así que el ritmo será vivo. 

Daremos la salida desde la Plaza Mayor de Zaidín teniendo claro que queremos acercarnos hasta el Cinca pasando por el túnel bajo la vía del AVE y mirando hacia Velilla, Ballobar, Chalamera y los perfiles de sus ripas. Remontaremos por su orilla por el conocido como camino del Soto del Río, ecosistema de ribera donde se saciarán los amantes de la ornitología. Mejor ir en silencio y con los prismáticos.

El primer desvío importante es el que nos llevaría hasta Almudáfar. La siguiente parada y posible salida, Osso de Cinca, se alcanza tras traspasar la chopera y la partida Soto de Dentro. Si se decide a andar hasta Belver, mantenga la dirección un kilómetro más hasta la acequia de Zaidín. En esta canalización debemos girar hacia la derecha. El destino final ya queda a la vista. En lo alto se distingue el casco antiguo, de obligada visita, de Belver del Cinca.

Tracking Pixel Contents