Boxeo
Los zaragozanos Cristina Navarro y Ezequiel Gurría suman sendas victorias de mérito en casa
Los dos superan a rivales muy complicados en la velada del pabellón Siglo XXI y renuevan ilusiones por pelear por cotas más altas

Velada de boxeo del 29 de noviembre en Zaragoza / Rubén Ruiz
El propio Ezequiel Gurría, todavía encima del 'ring', ha tomado el micrófono al término de la pelea y ha reconocido ante sus incondicionales que por fin ha dejado atrás los golpes psicológicos que había encajado en sus dos derrotas consecutivas con el sevillano Óscar 'Toro' Díaz en el último año, que le han privado de llevar puesto un cinturón europeo de mucho prestigio. Su victoria de este viernes ante el mexicano José Ángel Rosales Romero ha tenido, por encima de todo, una importante carga anímica. El zaragozano necesitaba recuperar la confianza, y más ante su público, y ya la tiene. Ahora ya vuelve a sentirse ese boxeador capaz de plantearse cosas muy serias.
Al mismo tiempo, la también zaragozana Cristina Navarro se ha anotado en el pabellón Siglo XXI de Zaragoza un triunfo para enmarcar en el duelo estelar de la velada. La Piccolina tiene los ojos clavados en un gran título, ya sea europeo o mundial, y este viernes se ha colocado en la rampa de salida, después de superar un escollo mayúsculo con boxeo de alta voltaje en el mejor combate de la cita organizada por The Boxer Club. Pocos, y quizá Cristina tampoco, esperaban una salida tan fulgurante como la que ha protagonizado su rival: Florencia 'Bicha' Villarreal.
Un combate de un asalto
Por un instante, ha parecido que la argentina afincada en Elche estaba en un combate de un solo asalto y no de seis como se había pactado. Ha salido en tromba y sorprendido a la púgil local, que partía claramente como favorita, hasta el punto que en el ambiente se ha temido que esta terminara en la lona por la vía rápida. Pero la zaragozana se ha sobrepuesto echando mano del mejor boxeo de gimnasio. La preparación intensiva y concienzuda termina dando sus frutos. Es obvio que el boxeo moderno está en un porcentaje muy alto en manos de los entrenadores. El talento es más talento si está bien controlado.
Ya en el segundo asalto, casi tan violento y amenazante por parte de Villarreal como el primero, La Piccolina se ha dado cuenta de que su rival tenía poco repertorio de golpes. Podía presumir de un martillo en cada mano, eso no se discutía, pero manejando bien la distancia los problemas tendían a disminuir. La pelea ha tenido momentos de intercambio de golpes memorables, con una Cristina Navarro pilla y estilista y una púgil argentina dispuesta para el cara o cruz. Parecía no tener nada que perder.
Pese a que la Bicha no ha aceptado el resultado de buen grado y desde el mismo cuadrilátero ha hecho ostensibles gestos de que no estaba conforme con la decisión final, los tres jueces han coincidido en el veredicto: los tres han entregado sendas tarjetas de 58 a 56 puntos a favor de la púgil local. Después de residir durante muchos años lejos de su ciudad natal, La Piccolina está muy ilusionada con la idea de hacerse un hueco en la élite del deporte zaragozano. Y lo ha demostrado. Carisma y boxeo no le faltan.
El Gurría más inteligente
Gurría, por su parte, ha protagonizado un combate similar al de su amiga Cristina, aunque sin pasar tantos apuros. El excampeón de España de peso superwélter ha tenido que echar mano de sus mejores conceptos para superar al mexicano Rosales, un rival rocoso y valiente a quien lo mismo le hubiesen dado seis asaltos que ochenta. Lo ha soportado todo y ha ido hacia adelante una y otra vez apostando por un golpe ganador que nunca ha llegado.

Gurría golpea a Rosales, este viernes / Rubén Ruiz
Gurría es pura técnica, un estilista forjado a cincel, un profesional del boxeo milímetro a milímetro; Rosales Romero, un jornalero del 'ring' que este viernes ha dado lustre a la victoria del zaragozano. El triunfo de Gurría (60 a 54 puntos han coincidido los tres jueces) hay que medirlo en virtud de los parámetros de su rival. Ganarse la vida perdiendo no te convierte necesariamente en un perdedor. El zaragozano ha disparado su ambición por volver a pelear por la gloria; el mexicano, que acumula seis triunfos y una derrota en su país y otras seis derrotas (incluida la de este viernes) fuera de él, ha renovado en Zaragoza su condición de rival más que respetable que vende cara cada derrota a base de sacrificio y valentía.
Gurría tenía un plan: tranquilidad, refugio en las cuerdas e ir sumando puntos como quien ahorra en una hucha. Los golpes de pequeño calado también suman. Rosales no tenía ninguno, salvo el de ir a por todas y ganarse en Zaragoza el derecho a tener otra pelea cuanto antes. Y lo ha hecho. El boxeo sería otro deporte sin no existieran ni un tipo ni el otro.
Victoria del campeón de España de clubs
La velada estuvo aderezada con 9 combates más, ocho de ellos 'amateurs', al cual más interesante. Es obvio que el boxeo olímpico pasa en Aragón por un momento dulce. Destacó por encima del resto el pulso que mantuvieron Andrei Catalin y Vicente Gómez Tejero, el bilbilitano que hace apenas unos días se proclamó campeón de España de clubs en Palencia. Los dos lo dieron todo en un combate igualado que se adjudicó Gómez porque físicamente está en lo más alto y porque leyó un poquito mejor la pelea.
Por su parte, el argentino Facundo Arce, 29 años, superó a los puntos al venezolano Cristian Ávila (27) en el primer combate profesional de la noche. Arce llegaba al pabellón Siglo XXI tras acumular seis derrotas consecutivas desde octubre del año pasado y Ávila con récord aún peor. Sin embargo, los dos protagonizaron un duelo muy entretenido, propio de dos jornaleros del 'ring' con hasta 36 batallas vividas ya en sus respectivas carreras.
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