Bellingham lidera una victoria balsámica del Real Madrid en Girona donde marcó Mbappé

Contarán las crónicas que marcó Mbappé y Ancelotti le ganó la partida a Míchel, pero la realidad es que fueron la insistencia de Jude Bellingham y la electricidad de Brahim las que abrieron el camino del triunfo a un Madrid que no hizo acto de presentación en Montilivi hasta la media hora. Una vez abrió la lata, el Girona se desfiguró y la pegada madridista disfrazó de victoria cómoda un partido gris. Los goles de Arda y Mbappé son una gran noticia para Ancelotti, que necesita ir rehabilitando la autoestima de su tropa, especialmente la del francés. La mala noticia es que Mendy y Jude, el verdadero líder del equipo esta temporada, se retiraron tocados y peligra su presencia en Bérgamo, donde Rodrygo también tiene complicado estar.

El fútbol ha llegado a tal punto de esquizofrenia que el Real Madrid saltaba al césped de Montilivi con la posibilidad de colocarse líder (en caso de ganar y sumar otros tres puntos en el partido pendiente), y al tiempo con Carlo Ancelotti jugándose el puesto si no ganaba en Girona y no logra un resultado solvente en Bérgamo el martes. La fina línea entre el éxito y el fracaso: un partido.

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Un Real Madrid sin identidad

Advertía en la rueda de prensa previa Carletto que las críticas que más le duelen, de todos los palos que ha recibido, son las que se refieren a la identidad. Pero la realidad es que después de cuatro meses de temporada este Real Madrid no tiene una identidad definida. No tiene un dibujo identificable, un once acreditado o un líder reconocible. Y en Girona salió con un equipo que volvía a dejar la sensación de improvisación con Tchouameni de central, dos zurdos atacando por la derecha (Guler y Brahim) y un diestro afilando el carril zurdo (Bellingham). Otra apuesta caótica con Ancelotti y Mbappé cuestionados.

Había advertido también, tras sufrir en Anfield y San Mamés por la presión rival arriba, que la solución era el juego directo y estar más pendientes del segundo balón que del primero. El Girona, más reconocible, movió el balón con intención desde el inicio a sabiendas que un Madrid con Brahim, Guler o Modric no tiene capacidad para robar balones. El partido era del Girona, con el balón en los pies, mientras el Madrid perseguía fantasmas.

La exhibición de Bellingham

Llegad ala media hora los blancos comenzaron a equilibrar el partido, dominando la posesión y la territorialidad, aunque sin generar una sola ocasión de peligro. Los de Míchel tuvieron varias de Asprilla, Bryan Gil, Miovski, Van de Beek... La indolencia de Mbappé y Arda contrastaba con la agresividad de Bellingham y Brahim, que se echaban el equipo encima. A la media hora Gazzaniga realizó una intervención destacada a un derechazo de Brahim, al que siguió un lanzamiento tibio de Mbappé. Y a los 35 minutos otra jugada del malagueño dejó un balón suelto en el área que remachó a la red con fe el inglés, que suma cinco partidos seguidos de Liga marcando. El encuentro era un bostezo, pero en medio del tedio el Madrid se adelantaba con su pegada. Un gol que dejó tocado a los locales, que se desconectaron en el tramo final de la primera parte.

La reanudación empezó con una jugada que demuestra que Mbappé está desconectado. Un balón largo en el que Kylian metió la mano para llevarse la pelota descaradamente, cosa que hizo, cuando ya tenía otra tarjeta. Inexplicablemente Gil Manzano señaló la mano sin amonestarle. Por cierto, terminó disparando fuera con Gazzaniga ya en el suelo. Lo del francés sigue siendo de diván. Salvó Gazzaniga otro gol en un remate de Tchouameni metiendo una mano salvadora. Sometían los blancos a los 'gironis', pero faltaba dar la puntilla. Y llegó a los 54 minutos con un pase majestuoso de Bellingham por el carril central a Ardar Guler, que entró en carrera y atornilló el remate a la cepa del palo. Gol celebrado con rabia por el turco, que a día de hoy sigue demostrando que tiene mucho gol.

Gol de Mbappé

La asistencia de Bellingham fue su último servicio porque el inglés se fue al suelo y se llevó la mano a la parte trasera de su pierna derecha. Andaba Jude dando la vuelta al campo para llegar al banquillo cuando Modric regaló a Mbappé un pase a la espalda de la zaga local que el francés aprovechó para marcar y liberar toda la presión que le asfixia. Fue su noveno gol, por mucha crisis que atraviese. El partido estaba sentenciado y Ancelotti respiraba aliviado porque se sacudía las dudas sobre su pizarra y las críticas a Mbappé. Hasta Endrick dispuso de diez minutos, una vez cerró el Madrid el triunfo. Acabó el partido con otra mala noticia, la lesión de un Mendy que se fue tocado. Otro infortunio en una victoria balsámica en un buen partido, sin más, de los blancos. Lo que el año pasado habría sido un día en la oficina, en este era un triunfo reponedor. Ahora resta saber si este es el primer paso del despegue o es un triunfo aislado.