Fútbol

Ni Lamine ni Peña salvan al Barça de su vulgaridad

El Betis, no obstante, empató en el descuento cuando la victoria parecía atada con el nudo de Ferran Torres

Albert Guasch

Como en los tiempos de la Liga de Xavi Hernández, el Barça parecía agarrarse al portero y a la inspiración de la estrella para reafirmar el liderato en el Benito Villamarín. lñaki Peña evocó al mejor Ter Stegen y Lamine Yamal puso el carácter y el talento para tirar del equipo en los minutos de ansiedad. El Betis, no obstante, empató en el descuento cuando la victoria parecía atada con el nudo de Ferran Torres (2-2). Nadie puede escribir que fue una injusticia. El equipo andaluz arrolló por momentos al de Hansi Flick, quien fue expulsado por primera vez en la Liga española. Eso también recordó a los días de Xavi.

Fue un Barça descontrolado, de malas sensaciones, que no logró dar continuidad a su juego y que incluso flaqueó en intensidad y en los movimientos sincronizados de acortar los espacios. Tuvo incluso suerte de no encajar más goles. Suerte o Iñaki Peña, agigantado ante el Betis. El Barça ha perdido frescura. No se gusta tanto. No es mal resultado el empate ante las pedradas que le lanzaron los jugadores de Manuel Pellegrino.

Al Barça reconocible solo se le vio de verdad en una acción. Koundé, Lamine, Pedri, Koundé, Lewandowski. Tac, tac, tac, tac, tac. Combinación ganadora. Combinación precisa y vistosa de cuatro jugadores y cinco toques. Jugar la pelota, aparecer en el espacio y ofrecer líneas de pases. La esencia del juego del Barça, manifestado en el gol de apertura del delantero polaco. No le hacía falta explicar nada más a Hansi Flick. Solo decirles que se fijasen en sí mismos y en ese momento de destello, encontrado a seis minutos del descanso. Los jugadores no lo captaron.

Assane Diao evita en la prolongación la victoria del Barça en el Villamarín (2-2)

Assane Diao evita en la prolongación la victoria del Barça en el Villamarín (2-2) / EFE

Doble susto inicial

Todo lo anterior al gol había resultado poco inspirador. Fue soportando el partido como una comida de compromiso, interviniendo lo justo sin parecer ausente. Alguna llegada a la portería de Vieites, pero sin sobresaltar excesivamente al Benito Villamarín, que se había excitado con el despegue de su equipo. En los dos primeros minutos el Barça se salvó gracias a Raphinha, que dio un patadón oportuno desde la línea de portería tras un remate de Bartra, y a Iñaki Peña, que le ganó el mano a mano a Abde. Se dice a menudo que el portero alicantino no pierde partidos pero tampoco gana puntos. Esta se la puede apuntar.

Desde ese doble susto, el Barça abrió los ojos. Al Betis no se le puede derrotar dormido. Ha vivido mejores épocas bajo el mando de Manuel Pellegrini, aunque despertará. Incluso con Vitor Roque, al que se le intuyó motivado. De la misma forma que no basta el optimismo para superar una grave enfermedad, tampoco con las ganas no es suficiente. Como es joven y de su talento se ha dudado sobradamente, dejémoslo en que aún le falta tiempo a esta fruta para madurar. Aun así, intervino con determinación en el partido al provocar el penalti del empate a uno.

Un Betis intenso

Como se decía, abrió los ojos el Barça hasta el gol de Lewandowski, el 16º en la Liga, en que el desmarque de Pedri fue clarificador. Pero los volvió a cerrar al saltar al segundo tiempo. El Betis acumuló cuatro ocasiones en 10 minutos tras la reanudación, tres de ellas a bocajarro, de las que no dejan dormir luego por la noche al atacante, reviviendo en la cabeza la jugada una vez tras otra. Iñaki Peña hizo de Ter Stegen en un remate seco del bronco Chimmy Ávila. Mano dura y balón desviado. Se puede apuntar otra.

En cambio, no pudo acabar de consagrarse ante los escépticos más radicales en el claro penalti que De Jong, al poco de ingresar en el campo, cometió sobre Victor Roque y transformó De Celso. Adivinó el costado Peña, pero no alcanzó a atajar el disparo. Por las vehementes protestas Flick se anotó su primera expulsión en la liga española. Flick haciendo de Xavi.

El gol no despejó la mente de los azulgranas. El Betis se apropió por completo del encuentro. Flick, desde la grada, sacudió el equipo. Como si pensara más en la cita de Champions del miércoles ante el Dortmund, o como si mirara más el excel del minutaje que lo que sucedía en el campo, sacó a los intocables, a Raphinha, Lewandowski, Olmo y Pedri. Por suerte, no vio necesidad de administrar a Lamine Yamal. Una suerte para el barcelonismo.

El adolescente de 17 años empezó a reclamar la pelota, a percutir por su banda, a encarar a los defensores. Infatigable en su esfuerzo y dotado de una rebeldía ante la adversidad emocionante, a él cabe atribuir buena parte de la reacción del Barça. El pase a Ferran Torres para el 1-2 fue majestuoso. El VAR validó un tanto que el ojo vio en fuera de juego. Una bota rezagada alimentó el liderato barcelonista. El gol del empate de Assane Diao, español nacido en Senegal, ensombreció la tarde.

Diciembre no es el noviembre "de mierda". Pero cuidado. Al Barça no va sobrado de convicción.

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