Ciclismo

Geraint Thomas, el galés de oro del ciclismo mundial, anuncia la retirada

El corredor británico ganó el Tour de 2018 y consiguió dos títulos olímpicos en la pista. En diciembre colgará definitivamente la bicicleta

Geraint Thomas, en tres imágenes.

Geraint Thomas, en tres imágenes. / INEOS GRENADIERS

En los pubs de Cardiff, durante el mes de julio de 2018, no sólo se ofrecían imágenes enlatadas de partidos de rugby y los primeros encuentros de la temporada de fútbol. Los clientes consumían las pintas de cerveza mientras seguían por las pantallas las aventuras de Geraint Thomas por las carreteras del Tour, casi siempre vestido de amarillo, como un colosal ciclista, con aire introvertido, que se atrevía con todos los desafíos para llegar victorioso a París. Este lunes ha anunciado la retirada del ciclismo profesional a los 38 años, aunque se mantendrá activo y desafiante hasta el final de temporada.

Hasta que surgió el equipo Sky, hoy Ineos, la maquinaria británica se resumía en la siempre brillante historia del Tour a recordar la muerte de Tom Simpson en las laderas del Mont Ventoux. Falleció en 1967 durante el ascenso a la montaña provenzal. La autopsia reveló que las anfetaminas fueron la causa de la muerte. El deceso incorporó un vocablo a la historia no sólo del ciclismo sino del deporte en general que se llamaba dopaje.

Contra la historia negra

Por lo tanto, los británicos debían luchar no sólo contra la historia negra del deporte sino reivindicarse como corredores, que podían ser dignos candidatos para llegar vestidos de amarillo a los Campos Elíseos de París. Allí ya había triunfado Mark Cavendish. Pero necesitaban algo más. Y empezó la obra creadora del Sky para formar un equipo salvaje y reunir a buena parte de las figuras locales. Y nada menos que consiguieron las contrataciones de Brad WigginsChris Froome y de un chico espigado y crecido en las carreteras galesas que se llamaba Geraint Thomas, al que no ficharon como estrella principal, ni mucho menos como aspirante al Tour, sino para trabajar por sus líderes; eso sí, con la recompensa por su calidad para aspirar a victorias en otras carreras mientras los jefes de filas calentaban las piernas con destino a la ronda francesa.

Thomas repartía el tiempo de joven entre la pista y la carretera. Y eso que los velódromos le dieron más de un disgusto, como cuando se cayó en Australia e impacto con un objeto metálico. El accidente fue brutal y los médicos tuvieron que extraerle el bazo. Los primeros éxitos hay que anotarlos en el mundo de la pista con dos medallas olímpicas en Londres y en Pekín y otros tres títulos mundiales.

Pero tenía que aprender a subir las montañas entre los mejores. Debía convertirse en el último apoyo de Froome antes de que lanzase el ataque definitivo, los demarrajes que lo llevaron a ganar el Tour cuatro veces entre 2013 y 2017. Thomas y el ciclista australiano Richie Porte se convirtieron en los mejores apoyos de Froome. Sin embargo, todo cambió, y de qué manera, en 2018.

El Tour de 2018

Froome se enfrascó con la idea de que antes de acudir al Tour quería ganar el Giro. Creyó que la ruta italiana iba a ser un camino de rosas con el jersey de idéntico color a las espaldas. Se encontró con un rival, también británico, Simon Yates, que le puso la hazaña casi imposible. Hasta que, en la antepenúltima etapa, en el ascenso sin asfaltar por la Finestre, hizo saltar la banca y acabó el Giro victorioso. El esfuerzo le pasó factura en el Tour, donde se encontró con un compañero que rodaba a un ritmo superior, hasta el punto de verse obligado a respetarlo y a llegar a París en tercera posición.

2018 fue el gran año de Thomas, ni antes ni después estuvo tan y tan fuerte. Ganó las dos etapas alpinas, primero en La Rosière y después en Alpe d’Huez para subir a los más alto del podio de París y exhibir la bandera galesa, nunca la británica, y prometer que días después se desfogaría en los pubs que habían vibrado con sus gestas por Francia.

Justo en 2018 comenzó el declive de Froome, aumentado al máximo por culpa de la caída que sufrió mientras entrenaba la contrarreloj del Dauphiné de 2019. El equipo pasó a denominarse Ineos mientras se entregaba a los brazos del corredor colombiano Egan Bernal aunque sin olvidarse de ThomasBernal ganó el Tour donde Thomas alcanzó la segunda plaza, en otra exhibición completa del conjunto británico que dejó madurar a Julian Alaphilippe, al frente de la general, hasta que las piernas del francés dijeron basta.

El robo de la bici

Thomas siempre prefirió adoptar un perfil bajo, lejos de los grandes titulares, casi rodando en silencio hasta que le robaron la bici mientras entrenaba por los alrededores de Mónaco, donde lleva años residiendo. Se paró en un bar a tomar un café, dejó la bicicleta aparcada a las puertas del establecimiento y llegaron los cacos. Tuvo que volver a casa en taxi, pero la gendarmería francesa se movilizó al instante porque no podían permitir el hurto de la bicicleta de todo un ganador del Tour. El vehículo apareció a las pocas horas y Thomas volvió a ser feliz.

El palmarés del astro gales alcanzó las 25 victorias, si no lo nutre con alguna más de aquí a diciembre. Llegó tercero a París en 2022 por detrás de los intratables Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar. También alcanzó el podio del Giro de las dos últimas ediciones: segundo en 2023 y tercero en 2024.

Si no hay cambios, el mes que viene estará en la Volta, que acabó tercero en 2021. Acapara también victorias en el Critérium del Dauphiné, la París-Niza, la Vuelta a Suiza y el Tour de Romandía. Siendo juvenil consiguió una París-Roubaix y ya de mayor el respeto de todo el pelotón.

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