Ciclismo

El danés Magnus Cort se apunta al esprint la primera etapa del O Gran Camiño

La prueba discurrió por los alrededores de Oporto y contó con la fuga de Pau Llaneras, hijo del corredor mallorquín que ganó dos oros y dos platas en los Juegos Olímpicos.

Magnus Cort se anota la victoria al esprint en Portugal.

Magnus Cort se anota la victoria al esprint en Portugal.

Sergi López-Egea

Matosinhos

El ciclismo es un deporte que pocas veces atiende a la sorpresa. Magnus Cort, 32 años, es un corredor sobradamente conocido en su país, Dinamarca. No goza de la fama de Jonas Vingegaard, pero sus triunfos de etapa en el Tour, la Vuelta y el Giro no han pasado desapercibidos para sus paisanos, hasta el punto de que en estos momentos puede ser considerado como uno de los ciclistas del mundo más hábiles a la hora de fugarse con éxito, pero que también goza de un don genial de velocidad que le permite ganar una etapa al esprint, cuando los esprinters de verdad se dan de baja, y él se convierte en la estrella invitada del O Gran Camiño, inaugurado este miércoles con una etapa alrededor de Oporto.

Hasta el domingo, cuando la ruta gallega tocará a su fin en Santiago, todavía sucederán muchas cosas, montañas que complicarán la existencia del corredor danés y hasta tramos de tierra, a los que aquí está prohibidos denominar como ‘sterrato’ o gravel, porque en Galicia se les llama ‘camiños de terra’.

El precedente de Vingegaard

Resulta imposible en estos momentos aventurar o decantarse de forma clara por la candidatura de un corredor en concreto para proclamarlo, así de entrada, como vencedor final del O Gran Camiño, ante la ausencia de un ciclista como Vingegaard, que vino los dos últimos años y hasta ganó en los recorridos neutralizados: se apuntó todas las etapas programadas, salvo dos anuladas por el mal tiempo, ver para creer.

Este año las previsiones indican temperaturas casi primaverales y la lluvia ni está ni se le espera, que por aquí los prados ya están suficientemente verdes, al menos para que haya una tregua en el ‘camiño’ de los corredores, los que sabían que la primera etapa, sí o sí, acabaría en un esprint masivo, salvo algunos rezagados como el navarro Urko Berrade, ganador de etapa en la Vuelta 2024. Tuvo la desgracia de pinchar en el peor momento: a falta de 11 kilómetros cuando ya la carrera iba lanzada, se comenzaba a preparar el esprint y donde por mucho esfuerzo y empeño que pusiera el ciclista del Kern Pharma acabaría cediendo un minuto de oro en sus aspiraciones de lucha por la clasificación general.

Tramos adoquinados

Portugal es un país curioso en cuanto a las carreteras. Los ciclistas entran en los pueblos y se encuentran con adoquines, que no son los de Flandes o Roubaix, pero que incordian lo suficiente para que la bicicleta rebote y amargue el pedaleo. Luego aparecen largas rectas, el viento frente al mar, donde las olas asustan e invitan a cualquier cosa menos a bañarse. Llega la localidad de Matosinhos, considerada algo así como la playa de Oporto, con muchos menos turistas que en verano, pura lógica invernal, pero con público suficientemente animado para pasar la tarde -una hora menos por aquí- arrimado a la valla, a la espera de los corredores, del esprint y de la aparición valiente de Magnus Cort, uno más entre los ciclistas que residen en Andorra, para ganar la primera etapa y colocarse el jersey de líder de la ronda gallega.

Otros, en el primero de los cinco ‘camiños’, el portugués, aunque todos al final conducen hasta Santiago, no podía ser de otro modo, intentaron la fuga imposible en una carrera donde hijos de ciclistas, que en su día trataron de ser famosos, han cogido el relevo de los padres para circular con apellidos que recuerdan viejas gestas de este deporte.

Por los alrededores de Oporto le correspondió el honor a Pau, de apellido Llaneras, un corredor mallorquín nacido en Catalunya e hijo de Joan, dos oros y dos platas en Juegos Olímpicos y hasta siete títulos mundiales en los velódromos. Pau, 26 años, quiso seguir la estela de Joan y se convirtió en corredor profesional, ahora está en las filas del modesto conjunto insular del Illes Balears Arabay y aprovecha carreras como O Gran Camiño para abrirse un hueco en el pelotón, escaparse y gozar durante unos cuantos kilómetros del honor de ser cabeza de carrera.

Otros dos corredores

Otros dos hijos de ciclistas, en cambio, prefirieron rodar más tranquilos en estos inicios de la ronda gallega. Uno fue Jokin, de apellido Murguialday, e hijo de Javier, contemporáneo de Miguel Induráin y que protagonizó la gesta de ganar en solitario la segunda etapa del Tour de 1992, la que partió desde San Sebastián y llegó a Pau después de cruzar los Pirineos de forma fugaz. Fue la gran hazaña de su etapa ciclista, luego, durante unos años, condujo un taxi en Vitoria. Ahora, su hijo, de 25 años, corre en el Euskaltel para buscar un día un éxito parecido al de su padre, aunque tenga complicado disputar el Tour.

Mauri Vansevenant, 25 años, equipo Soudal, es un belga al que su padre, el exprofesional, de nombre Wim, le llamó de este modo en honor a Melcior, el corredor catalán que ganó la Vuelta en 1991. Melcior conoció a Mauri en la Volta del año pasado y el ciclista belga le envió la foto a su padre, que ha sido el único corredor que ha acabado tres veces consecutiva el Tour como último de la general.

Estas historias no le llegaban a Magnus Cort, feliz en el podio, después de sobreponerse a la molestia digestiva por un gel tomado a última hora. Tuvo que vomitar antes de recoger los premios. Este jueves, segunda etapa, primer contacto con la montaña, con 144 kilómetros entre Marín y A Estrada, en la provincia de Pontevedra.

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