Fútbol

Vitor Roque vuelve a Brasil: la intrahistoria de un fugaz y extraño fichaje de 31 millones

El club, en una decisión inusual para un joven de 18 años que no llevaba ni 100 partidos de profesional en Brasil, invirtió una fortuna

Vitor Roque, en su presentación como nuevo jugador del Barça.

Vitor Roque, en su presentación como nuevo jugador del Barça. / EFE

Marcos López

Marcos López

Nadie sabe porque vino. Ni para qué vino. En el fichaje, oscuro y extraño fichaje de Vitor Roque (31 millones de euros fijos + 30 en variables), ahora a punto de cerrar su traspaso al Palmeiras por 25 + 5 en variables por el 80% de sus derechos, se resumen algunas de las contradicciones, tanto económicas como deportivas del Barça de Laporta.

El club, en una decisión inusual para un joven de 18 años que no llevaba ni 100 partidos de profesional en Brasil, invirtió una fortuna. Lo es siempre esa cantidad y más aún en tiempos de austeridad cuando decidió ficharlo, procedente del Athlético Paranaense. 

Quería el Barcelona replicar así el modelo trazado por el Madrid de apostar por talento emergente de Brasil, tipo Vinicius (costó 45), Rodrygo (45), dos apuestas exitosas, Reinier (30), un desastre, o Endrick (35+25 en variables), que sí marca goles de blanco, mientras Vitor Roque apenas resistió seis meses vestido de azulgrana.

Ahora, la directiva de Laporta respira aliviada porque no imputa pérdidas en esta operación y, al mismo tiempo, considera que podría obtener una bolsa de ‘fair play’ necesaria para acometer fichajes y emprender renovaciones. 

La demanda de Deco a Víctor Font

“Teníamos a Marc Guiu, no había ‘fair play’ y fichamos a Vitor Roque”, reveló Victor Font, el candidato que perdió con Laporta las elecciones de 2021. "Deco lo había ofrecido al club antes de ser director deportivo, pero Jordi Cruyff y Mateu Alemany dijeron que no había ‘fair play’ y no era una prioridad. Lo primero que hizo Deco nada más llegar fue fichar a Vitor Roque", denunció el empresario a Jordi Basté en RAC-1.

Se refería Font a la intervención que tuvo el nuevo director deportivo del club azulgrana en esta operación. La respuesta de Deco ha sido inmediata planteando una demanda judicial para defender su honor.

Pero resultaba evidente que Xavi no lo quería. Ni lo usó cuando lo tuvo porque apenas jugo 16 partidos en la media temporada que estuvo en Barcelona. Para ser más concretos debería decirse 16 ratos porque no completó nunca los 90 minutos y tan solo fue titular en dos.

Ni Xavi ni Flick lo han querido

Prueba de que era un elemento residual en los planes del técnico de Terrassa, a pesar de que el delantero brasileño era (o debería haber sido) una apuesta estratégica de club para proyectar una dulce transición de Lewandowski.

Ni un rasguño, en el aspecto deportivo, le hizo al polaco ‘Tigrinho’, así lo recibió el Barcelona en sus redes sociales creándooslos una imagen artificial de un tigre paseando por el césped de Montjuïc.

Con Flick, más de lo mismo. Ambos entrenadores, y de trayectoria bien distinta, coincidieron en el mismo análisis: Vitor Roque no tenía lugar en el Barça. Ni en el viejo. Ni tampoco en el nuevo.

Ese pobre rendimiento (dos goles en seis meses, incluida una expulsión en Vitoria que provocó la ira de Xavi y la necesidad de buscarle una cesión para no malgastar la fortuna de su fichaje) aumentaron las dudas en torno a esta operación.

Andre Cury y la senda de Henrique, Keirrison, Vitor Roque

Una en la que Andre Cury, su agente, jugó un papel fundamental. Era el intermediario brasileño una figura clave en el Barça de Laporta (primera época), Rosell, Bartomeu, llegando incluso a ser empleado del club, y Laporta (segunda época).

El rastro de Cury nace con los fichajes de Keirrison y Henrique, dos brasileños aún más fugaces incluso que Vitor Roque. El primero fue el de central. Tenía 21 años y el Barça de Laporta lo fichó en el verano de 2008 abonando ocho millones de euros al Palmeiras.

Con una pretemporada tuvo bastante Guardiola. Ni debutó con el Barça en un encuentro oficial. Se marchó cedido al Leverkusen, volvió un año más tarde (2009), jugó 45 minutos en un amitosos en Wembley y, de nuevo, otra cesión: Racing de Santander y después volvió al Palmeiras.

Luego se repitió la historia con Keirrison de Souza, un delantero de 21 años por quien el club invirtió 14 millones, procedente también del Palmeiras. Ocurría en el verano de 2009. Pero nunca llegó a ser presentado como jugador del Barça. Acudió a las oficinas del club, firmó y ya no se le vió más. Se marchó cedido al Benfica, Fiorentina, Santos, Cruzeiro... Era el ‘laportismo’ en su primera etapa.

Tras esas dos malas operaciones, Cury ‘desapareció’ hasta que su intervención en el fichaje de Neymar le devolvió al primer plano del Barça hasta figurar en la nómina del club durante más de siete años. Una relación iniciada por Rosell y prolongada por Bartomeu.

Con el nuevo orden impuesto por Laporta parecía que los negocios del agente, empleado y luego agente con el Barça no tendrían futuro. Hasta que apareció en la operación de Vitor Roque, cerrada deprisa y corriendo en el verano de 2023 como si existiera temor alguno a que se lo llevara otro equipo.

Se le fichó en julio de ese año y luego adelantó su llegada al Barça a enero de 2024, que estaba previsto para el próximo verano. Deprisa y corriendo hizo el club venir a ‘Tigrinho’. Pero, en realidad, fue para nada.

Xavi no lo veía capacitado para rendir al más alto nivel. Y con sus decisiones lo dejó más que claro. Seis meses antes de lo previsto estaba en Barcelona. Y seis meses después se constató que esas prisas no tenían sentido alguno.

Solo jugó el 13 % de minutos

Jugó 355 minutos. O sea, un mísero 13% provocando, además, el efecto colateral de la marcha de Marc Guiu, el delantero del filial, al Chelsea al ejecutar su cláusula de seis millones de euros. Se fue el canterano una vez asumió que si ya le era difícil llegar al primer equipo pues con el brasileño ese muro se haría insalvable.

No solucionó problemas Vitor Roque en el campo. Y generó fuera. Discusiones que pueden llegar incluso a la vía judicial porque Deco, director deportivo del Barça, ha amenazado con esa demanda a Víctor Font confirmando los aspectos tenebrosos de un fichaje nunca entendido. Un fichaje tan fugaz como extraño que regresa ahora a Brasil.

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