LA MONTAÑA EN ARAGÓN

La montaña en Aragón: imparables hacia la igualdad

La inclusión de la mujer en las actividades de montaña sigue su paulatino crecimiento hacia la equidad, aunque sigue habiendo una brecha en roles técnicos, de arbitraje y directivos

Susana Serrano, al frente de un grupo de mujeres de Montañeras Adebán.

Susana Serrano, al frente de un grupo de mujeres de Montañeras Adebán. / SERVICIO ESPECIAL

Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán

Huesca

Llegarán. Son imparables. Aunque la cumbre de la igualdad plena quede lejos, su paso es firme y no pararán, pese a quien le pese. El papel de la mujer como mera acompañante en la montaña, como en la sociedad, hace tiempo que caducó. Su irrupción no solo suma en la expedición y supera espolones, también encabeza la cordada, es la protagonista del futuro.

En Aragón, a día de hoy, el 36% de los federados son mujeres, un porcentaje que sigue creciendo de forma paulatina: eran el 29% hace una década. Este aumento de licencias femeninas se acerca irrefrenablemente a una paridad aún distante en roles técnicos, de arbitraje y de decisión dentro de los clubs y federaciones. Aunque desde las federaciones se promueven planes de igualdad para romper estos techos arcaicos, queda mucho por hacer. Una de los mayores abismos se abre en labores técnicas. Según los datos facilitados por la FAM, solo hay un 20% de monitoras (381 de 1.901).

La promoción de la montaña en femenino es el origen de Montañeras Adebán, club afincado en Jaca, dirigido por ellas y con un 80% de asociadas de dentro y fuera de Aragón. Susana Serrano es ejemplo de su éxito. Madrileña, se ha convertido en la primera monitora en ferratas de Aragón en una promoción en la que, de 16 candidatos, solo había dos mujeres y ella fue la única que se tituló. Esta pasada semana coordinó su primera salida. “Hice el curso para poder mover este deporte en mi club. En Adebán tenemos todas el mismo objetivo: promocionar la montaña entre las mujeres y que seamos nosotras las que guiemos, enseñemos, organicemos...”, indica.

Lorena Brusel, Raquel Calmuntia y Belén Lozano, de la sección de barrancos  de Nabain.

Lorena Brusel, Raquel Calmuntia y Belén Lozano, de la sección de barrancos de Nabain. / SERVICIO ESPECIAL

Adebán es un espacio seguro donde no sufren discriminación por su género o paternalismos caducos por ir al monte solas, ‘consejos’ y obstáculos frecuentes en la vida de Susana. “En otro club con el que llevo grupos, dos hombres de la junta quisieron desaprobar mi presencia por ser mujer”, explica ‘Susiwanda’. A su formación como técnica de media montaña y monitora de ferratas y a su dilatada experiencia en montaña, añade que es enfermera de urgencias, un extra vital en aspectos de seguridad que parece no es suficiente para que algunos quiebren sus estereotipos de cuñado de coñac y puro.

Por suerte, Adebán empieza a no ser una excepción en el cambio. En Aragón hay cuarenta presidentas de clubs de montaña. En diciembre Ixeia Lacau se convirtió en la cabeza de Montaneros de Aragón Barbastro, estamento con más de 1.500 afiliados, el cuatro más numeroso en la comunidad. La estadillana Cristina Martínez está en su junta como responsable de media montaña y guía a grupos hasta tresmiles menos técnicos. Cada vez hay más mujeres y ella les anima a que den el paso para hacer el curso. “Ahora estando más mujeres creo que será más fácil que otras se animen. Si en un sitio hay solo hombres, alguna se echa atrás. Es cuestión de perder el miedo, porque todos somos iguales y nosotras podemos hacer lo mismo e incluso mejor”, afirma Cristina.

Cristina Martínez, de la sección de media montaña de Montañeros de Aragón Barbastro.

Cristina Martínez, de la sección de media montaña de Montañeros de Aragón Barbastro. / SERVICIO ESPECIAL

Ella no sintió ese vértigo, acostumbrada a ser casi siempre la única mujer en una cordada de hombres, un ambiente que no fue adverso, todo lo contrario. “Fueron ellos los que me animaban, los que me decían que sí podía, que hiciera el curso y que tengo nivel para hacer también el de alta montaña. A mi me ha cambiado el carácter por ese apoyo, que otros te digan que sí puedes. Tengo que darle las gracias a mis compañeros”, argumenta Cristina.

Ese apoyo externo convenció a Belén Lozano a tirarse al barranco. Vocal del resurgimiento del barranquismo en el Club Nabaín de Boltaña, seco desde finales de los noventa. No solo ella. Con Lorena Brusel y Raquel Calmuntia forman la tripleta que impulsan la sección. Se encargan desde hace algo más de un año de hacer formaciones y salidas técnicas o inclusivas y familiares. “Es triste que sea noticia que una sección la llevemos solo chicas. La montaña ha sido un lugar hostil para nosotras, pero en Nabaín se vive este ámbito de respeto y es indiferente cuál sea tu género, aunque sabemos que es una burbuja que no se vive en otros sitios”, subraya Belén.

Bárbara Gutiérrez, guía de escalada.

Bárbara Gutiérrez, guía de escalada. / SERVICIO ESPECIAL

Cree que las mujeres aportan un liderazgo más “empático y abierto” que allana la comodidad para otras mujeres en “un deporte que se percibe como masculino”. Una forma de dirigir que no resta sensación de seguridad a los participantes e incluso “en formaciones de reciclaje en técnicas y maniobras han venido antiguos miembros del GREIM que nos han trasmitido esa sensación”. Para Belén falta una mayor difusión de la realización de los cursos por parte de los clubs entre ellas y promoción por parte de la FAM “para visibilizar que estas actividades las pueden guiar mujeres”.

Escalada (14%) y el esquí de travesía (8%), junto a alta montaña (12%), son las disciplinas donde menos técnicas hay. La avalancha de niñas en competiciones escolares de escalada o la paridad en los grupos de tecnificación de skimo animan a pensar en una voltereta hacia la equidad. “Es una pasada el numero de niñas que están escalando. La escalada está siendo de las mujeres. Estas pequeñas no tienen miedo, no están condicionadas por las barreras psicológicas que hemos tenido las mujeres”, explica Bárbara Gutiérrez.

Ella lamenta el intrusismo y la precariedad que hay en su profesión. Ella es Técnico Deportiva de Montaña y Escalada (TDII) y fue la primera navarra en lograr una titulación en la que tuvo que escucharse comentarios soeces por parte de un profesor. Instalada en Calcena, es una de las promotoras del encuentro de escaladoras ‘Encordadas’. Entre su actividad hace formaciones en los clubs Los Mallos y Calatorum. “Tenemos que agradecer a las mujeres que abrieron camino, que nos hicieron ver que era posible, aunque para mí, personalmente, ese trabajo de validación lo he hecho yo misma. Porque aunque la gente te anime, te diga que sí puedes, lo veas en otras, tiene que haber ese clic en tu cabeza que te diga que sí eres capaz. Entonces puedes superarte, formarte y ser guía de otros”, anima Bárbara. Un empoderamiento que día a día brota en más valientes montañeras. Imparable.

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