Arambarri y el Getafe se vengan de Simeone y dejan al Atlético sin liderato de LaLiga

En el Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, el mantra del "partido a partido" no se discute. Ya pueden aparecer en el horizonte cercano el Real Madrid y el Barça, que lo que importa es el hoy. Se remarca a diario y a la hora de la verdad se cumple. Igual da que se juegue en el Coliseum que en el Bernabéu, solo así se puede competir por los títulos. Y a veces, ni aún así es suficiente, como ocurrió este domingo en Getafe, en un duelo farragoso en el que los rojiblancos cayeron en la trampa de Bordalás y se enredaron hasta marcharse de vacío (2-1) tras un final de infarto que les deja sin liderato en LaLiga.

Ni se trata de una pose, ni una estrategia. No se guardó (casi) nada Simeone a pesar de la cercanía con la vuelta de la eliminatoria de Champions y pese a la buena racha histórica frente al Getafe. Y lo poco que tenía intención se le cayó por el camino, al tener que dar su sitio en el once a Giménez por unas molestias de Lenglet en el calentamiento. Al final, de los teóricos habitales solo descansó Pablo Barrios. Ni se pensó en el miércoles, ni tampoco en el decisivo duelo de Liga del próximo domingo ante el Barça, puesto que Julián, apercibido, también fue de la partida.

Una actitud que no fue pose, sino que se trasladó al campo. Salió intenso el Atlético, pero también el Getafe, que volcaba el juego constantemente hacia el costado izquierdo de un Coba que volvía a la titularidad tras varios partidos fuera de los planes de Bordalás. Algo similar a lo que buscaban los de Simeone, en este caso por la banda de un Giuliano que no paró de intentarlo, también con más fe que resultados.

Cambios en el descanso, y misma dinámica

Transitaba el partido con mucha brega y poca precisión, lo esperado en el prejuicio de un Getafe-Atlético. Más atascado que un lunes a primera hora de la mañana en la M-40 que conecta ambas ciudades. Muchos saques de esquina, mucha gente por los suelos gritando, y poco fútbol. Rodaba poco el balón, y cuando lo hacía era con dificultaces, debido a la altura del césped: 30 milímetros, el máximo permitido. Y de ocasiones, ni hablar.

No llegaban porque no había ni rastro de Griezmann, desparecido como viene siendo habitual en 2025, ni de un Julián que bastante tenía con chocar una y otra vez con Alderete y Domingos Duarte. Cortocircuitado todo, así se llegó a un descanso en el que Simeone optó por tomar decisiones drásticas.

Iniciaron el segundo tiempo en el terreno de juego Barrios y Correa, que salieron por Lino y De Paul. Y el Atlético salió de vestuarios decidido a asaltar el liderato de LaLiga. Imprimieron una marcha más los rojiblancos, que sin embargo no inquietaban a Soria y siguieron tirando de fondo de armario dando salida a Sorloth antes del minuto 60.

La locura del Getafe

Sorprendió, eso sí, el jugador cambiado. Cuando todo parecía indicar que se iría Griezmann, el cambio fue por Julián. El caso es que, fuera o no por ese motivo, el partido empezó a romperse. Un poco, que tampoco ninguno se iba a volver loco con el marcador apretado.

Así trascurría todo, sin mucho que contar, cuando de repente apareció en escena en el campo Lemar, el jugador de campo con menos minutos, con diferencia, del Atlético. También se fue del campo Griezmann, que dejó su lugar a otro habitual de la segunda unidad como Gallagher, y a colgar balones al área. A buscar el barullo. Y a encontrarlo.

En un balón colgado al área en el que solo tuvo fe Le Normand encontró el Atlético la recompensa con una de esas manos que a veces se pitan, a veces no. Salió mal Soria, que no atrapó el balón, con la mala suerte de que su rechace impactó en la mano de un Alderete que poco pudo hacer para evitarlo. Señaló penalti el VAR y Sorloth, otra vez como suplente y otra vez más allá del minuto 75, ajustició.

Parecía que lo difícil ya estaba hecho para los rojiblancos, pero vino la pesadilla. Primero, con la expulsión de Correa que dio paso a la locura del Getafe, transformada en dos goles de Arambarri que permitieron al Getafe ganar por fin a Simeone, algo que no habían logrado desde su llegada al banquillo rojiblanco.

Los rojiblancos se habían impuesto en 23 de los últimos 27 enfrentamientos (y empatado el resto) entre ambos equipos, una racha que ya pasa a la historia tras una victoria que les aleja del descenso y que deja al Atlético tocado en la lucha por el título, obligado ahora a no fallar en la visita del fin de semana que viene del Barça al Metropolitano.