BALONCESTO
Karina Rodríguez: "El reconocimiento es una caricia al corazón, Zaragoza me brindó mucho"
La argentina Karina Rodríguez marcó una época y a toda una generación con sus 48 puntos en la final de la Copa para proclamar campeón al Banco Zaragozano en 1990. Ahora ha sido nombrada embajadora de Zaragoza, ciudad de baloncesto y en mayo se le hará un homenaje en el Príncipe Felipe, al que está deseando volver 35 años después. En la actualidad colabora con la Confederación Argentina de Baloncesto en la formación de jóvenes jugadoras.

Karina Rodríguez, durante el último Americup femenino. / X KARINA RODRÍGUEZ
-¿Cómo se enteró de que ha sido nombrada embajadora de Zaragoza, ciudad de baloncesto?
-Fue una sorpresa porque recibí, después de 35 años, una llamada de José Antonio Martín Espíldora, el mismo mánager que me llamó entonces y que vino a Buenos Aires y San Pablo para ficharme. Me dio esa noticia y fue muy emocionante porque no me lo esperaba. Luego recibí el mail y la carta de Zaragoza, todo oficial. Realmente no me lo esperaba después de 35 años, aunque siempre estamos en contacto con Zaragoza y acompañando, pero es un reconocimiento realmente que me emociona y me llena de orgullo. Lo divido, claro, con todo mi equipo que estuvimos en esa final de la Copa de la Reina. Pero son esos reconocimientos que a los 53 años te mueven un poco la estantería como se dice acá.
-Aquí la gente se sigue acordando de usted.
-Eso es muy importante. En redes recibo muchísimo cariño de la gente de Zaragoza, no tanto de los niños y las niñas porque no nos conocen y sí de sus padres, los contemporáneos de esa época. Pero sin duda es una caricia al corazón porque es una ciudad que me brindó muchísimo, tengo un cariño especial. Intentaré estar presente, todavía no me han confirmado la fecha. Haré de todo para poder estar porque hace 35 años que no estoy.
-¿No ha vuelto nunca a Zaragoza desde que se marchó?
-No, la vida… Luego tuve problemas de familia, con mi madre enferma, mi carrera... Pero siempre veo los partidos en el Príncipe en streaming, estoy siempre conectada, tengo amigos allí. Es muy emocionante y creo que es correcto, entre comillas, porque los homenajes a mí me gustan en vida. Y repito que esto debo dividirlo con todo el equipo, con Zaga y toda la gente que estuvo presente en esta conquista en el año 90.
"Es una caricia al corazón porque es una ciudad que me brindó muchísimo, tengo un cariño especial. Intentaré estar presente, todavía no me han confirmado la fecha. Haré de todo para poder estar porque hace 35 años que no estoy"
-También es importante que las nuevas generaciones conozcan la historia.
-Nosotros inauguramos el Príncipe Felipe en esa época juntamente con el CAI Zaragoza. Para los niños y niñas es bueno saber para llegar al momento mágico en que se encuentra Zaragoza hoy con el baloncesto en algún momento hubo precursores y precursoras que lo hicimos, tanto en el CAI como en el Banco Zaragozano. En esa época ya se llenaba el pabellón con el femenino y en ese momento que recibí la llamada me acordé muchísimo de Pilar Valero, como homenaje póstumo también. Creo que éramos un grupo de niñas que allá por el 90 empezaban a jugar al basket en las escuelas, nos animamos a jugar la Liga y clasificarnos para jugar la Copa ya era un milagro. Haberla conquistado fue una jornada épica.
-Un momento inolvidable.
-Sí, era el primer o segundo año que el Banco Zaragozano jugaba la Liga y se combinaron algunos resultados para que nos clasificáramos para la Copa en Jerez y luego fuimos volteando rivales por rivales hasta llegar a la final. Ya estamos en los libros de historia, no en los contemporáneos. Ha habido mucha gente que ha hecho mucho por el baloncesto ahí en Zaragoza, esto fue una pequeña parte, pero mucha gente ha hecho mucho para que el baloncesto tanto masculino como femenino sean lo que son hoy.
-Todo ha cambiado mucho en estos años.
-No digo que las jugadoras hoy lo tengan más fácil porque la lucha es continua y permanente, pero estamos hablando de 35 años atrás. El femenino tenía que buscar su espacio a los golpes. Era todo más difícil. Para que los niños y niñas lo entiendan, no había redes sociales, no había streaming. Haber jugado en el Príncipe Felipe ya en esa época con 8.000-10.000 personas ya era increíble. Hay que teletransportarse 35 años atrás. Si hoy el femenino aún sufre y le cuesta conseguir su espacio imagínese 35 años atrás con todo lo que eso implicaba. Pero lo logramos con una gran Final Four en Jerez de la Frontera y ese título animó a la gente. Muchas veces recibo mensajes en Twitter o Instagram de gente que me dice ‘yo empecé a jugar al basket por ti’ o gente que en esa época se animó. En esa época el femenino estaba activo pero era muy machista y muchas niñas se animaron, aquella conquista les sirvió como motivación para seguir jugando y seguir transformando lo que es hoy el baloncesto femenino y masculino.
"En esa época el femenino estaba activo pero era muy machista y muchas niñas se animaron, aquella conquista les sirvió como motivación para seguir jugando y seguir transformando lo que es hoy el baloncesto femenino y masculino"
-¿Sigue el baloncesto en Zaragoza desde la distancia?
-Ver esta Copa de la Reina, que vi todos los partidos, con canchas llenas, sold out en todos los partidos... Si el Príncipe Felipe hoy es espectacular imagínese 35 años atrás, era un palacio. Creo que era uno de los mejores polideportivos de Europa y del mundo. Creo que es una buena historia, obviamente Vega Gimeno en la segunda Copa y ahora hay niñas también, pero fue una construcción entre todos, hubo mucha gente que trabajó para llegar a este momento. Este homenaje lamentablemente no puede ser para todas pero quiero que se sientan representadas en eso.
-Le nombran embajadora de Zaragoza pero usted ya ejerce, en redes sociales está muy pendiente de Zaragoza e interactúa mucho con seguidores de aquí.
-Yo creo que los títulos son apenas una caricia al alma. Siempre se me nombra y yo intento interactuar con esas personas. Se habla mucho de los 48 puntos, pero es todo un equipo, toda una estructura detrás de eso. La historia no se borra, creo que ese equipo fue épico por todo lo que tuvo que enfrentar, las dificultades, la superación. Pero también muestra que Zaragoza era avanzada en el tiempo en darle ese espacio al femenino, permitirle jugar en el Príncipe Felipe en las mismas condiciones, ese año hicimos el juego de las estrellas en Zaragoza. Creo que Zaragoza ya tenía esa planificación a largo plazo que desemboca en la situación actual.
-Ha mencionado sus 48 puntos, todavía récord vigente.
-Creo que el basket ha cambiado, ya no se juega tanto tiempo y hay que decir también que hubo dos tiempos suplementarios, así que fueron 50 minutos y no 40. Los récords están ahí para ser quebrados pero hace 35 años que nadie lo hace. Por suerte para la historia y para mí fueron 48 con el título. Hubiera sido muy frustrante hacer 48 puntos y no ser campeonas. Creo que fue la cereza del postre. No me hubiera gustado hacer 48 puntos y que mi equipo no hubiera ganado el título.
"Por suerte para la historia y para mí fueron 48 con el título. Hubiera sido muy frustrante hacer 48 puntos y no ser campeonas. Creo que fue la cereza del postre"
-¿Fue consciente en aquel momento de lo que había hecho?
-No puedo mentirle, a los 18 años una no es muy consciente de las cosas que hace. Pero sí sabía que teníamos una gran entrenadora, Zaga. Mi disciplina siempre como jugadora en Argentina, Brasil, era muy seria, entendía que el entrenamiento era fundamental. Pero mentiría si dijera que pensaba que algún día haría 48 puntos en una final y contra un equipo que además era súper favorito como el Masnou. Sabía que venía en una fase buena, mi promedio de puntos en la Liga era muy bueno, de 30-31 puntos, y las cosas se fueron sucediendo. Los tiempos suplementarios fueron dos pelotas responsables e irresponsables, esas pelotas que te consagran o te hunden en el partido. Pero de eso se trata, cuando una tiene una pelota tiene apenas dos chances, o entra o no entra y hay que tener el coraje de tirarla. Sabía que estaba en una buena fase, bien entrenada, pero es muy difícil en la cancha hacer 48 puntos, siquiera pensar que puede hacer 48 puntos.
-Todo el mundo destaca de aquel equipo a Karina Rodríguez. ¿A quién destacaría usted?
-Zaga Zeravica como la líder, imagínese, hace 35 años y ya teníamos una mujer entrenadora, que era raro. Teníamos a Alfonso Alonso trabajando con nosotros también. Teníamos una capitana que era una jugadora emblemática en Zaragoza, que era Nines Gracia, un emblema en la ciudad, y obviamente Pilar Valero porque ya comenzaba a dar sus pasos en las selecciones españoles. Era un grupo de niñas de Zaragoza, Teresa Seco también, Pilar, Nines, luego estaba también Estela Ferrer de Pamplona, Estela de Tenerife, pero era un grupo de niñas de un colegio de Zaragoza que en dos o tres años decidió jugar la Liga y pasó lo que pasó. Pero creo que la figura más emblemática de ese equipo siempre es la entrenadora y obviamente Pilar Valero, que en paz descanse. Imagínese si hoy una mujer en el banquillo todavía es difícil de ver… Otra vez volvemos a lo mismo. 35 años atrás una mujer, esposa de Ranko Zeravica, que era un mito del deporte FIBA. Cuántas cosas porque vas sumando conquistas. Digo conquistas como cosas no raras pero sí a destacar. Hasta geopolíticamente hablando, Ranko y Zaga eran yugoslavos. Muchas cosas cambiaron en 35 años. Es una anécdota pero es verdad, eran yugoslavos y luego cambió el mundo, Europa.
"Tengo dos Vírgenes del Pilar en mi casa y tengo cintitas.La Virgen del Pilar siempre me acompaña, cuando el Oveja Hernández estuvo ahí me trajo más cintitas, tengo amigos que me mandan y sigue siendo una referencia espiritual y religiosa en mi vida"
-¿Qué recuerda de la ciudad?
-Vivía muy cerca del Príncipe Felipe y siempre me mandan vídeos de cómo ha cambiado. Me mandan fotos de mi piso, en la calle Monasterio de Poblet, a ocho cuadras del Felipe. Siempre me mandan y tengo las cintitas de la Virgen del Pilar, siempre, siempre, siempre, pero siempre. Tengo dos Vírgenes del Pilar en mi casa y tengo cintitas. Recuerdo el tubo y sus tapas, que no se podía mucho aunque hace 35 años los controles alimentarios no eran tan estrictos para los deportistas. Recuerdo el viento de Zaragoza. Y recuerdo una calidez humana de su gente enorme, un cariño, un respeto todo el tiempo. Imagínese que viví todo eso con 18 años, es muy motivador. La Virgen del Pilar siempre me acompaña, cuando el Oveja Hernández estuvo ahí me trajo más cintitas, tengo amigos que me mandan y sigue siendo una referencia espiritual y religiosa en mi vida.
-¿Mantiene el contacto con sus compañeras?
-Sí, hablo bastante con Teresa Seco, hablaba muchísimo con Pilar Valero, hablo mucho con Alfonso Alonso, con Zaga no tanto, pero hoy todo es más fácil con las redes. Sí, vi algunos años atrás algún reconocimiento que le hicieron y participé en la pantalla del Príncipe con ellas. Es obvio que en mi vida deportiva es un hito y en mi vida personal también porque a los 18 años vivir en Europa, cruzar el Atlántico, no era tan común como podría ser hoy. Y todo muy nuevo, y luego jugamos la Ronchetti, un campeonato europeo que había, y conocer otros países en Europa, la verdad es que fue un terremoto de emociones todo eso. Jugar en Rusia, Italia, Alemania, partidos de ida y vuelta. Fue todo un tsunami de emociones constantes que se cerró con esa conquista de la Copa de la Reina.
-Poco tiempo pero muy intenso.
-Aparte de que hacía poco que otro argentino, León Najnudel, había sido campeón de la Copa del Rey con aquel súper equipo del CAI Zaragoza. Para nosotros es considerado el padre del basket argentino, el precursor de la Liga Nacional. Acá es muy reconocido, es un ídolo, cualquier chaval conoce su historia. Tuvimos suerte los dos en ganar una Copa (ríe).
-¿En Argentina conocen Zaragoza por Najnudel?
-Sí, porque no existían las redes y Zaragoza entra en el mapa del basket argentino por León. Después hubo otros, Ciorciari, Lescano, Meli Gretter también tuvo un pasaje, ahora Felipe Minzer, un gran futuro de la cantera de Zaragoza. Es una ciudad fantástica para vivir, muy cálida, como Argentina, y la gente es fantástica. La verdad es que los años que estuve me sentí muy cómoda. Estoy deseando volver porque no la voy a reconocer.
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