Champions
El día que Szczesny negó su jubilación: "Yo estaba jugando a golf con mi hijo"
El portero polaco, que no ha perdido un solo partido jugando con el Barça, asume que cambió la playa y los campos de golf por "ganar" y el sueño de conquistar la Champions

Szczesny, en la rueda de prensa previa en Dortmund al choque contra el conjunto alemán. / Efe / Christhoper Neundorf

Hace unos días, cuando el Barça acababa de zamparse al Dortmund en la ida de los cuartos de final de la Champions y las luces de Montjuïc se apagaban con la suavidad de quien necesita reposar tras un gran revolcón, Filippo Ricci, el fantástico corresponsal de La Gazzetta dello Sport en España, sonreía cuando este periodista le preguntaba por la buenaventura de un tipo con la pachorra de Wojciech Szczesny. "Pero es que siempre fue buenísimo. Vayan a preguntarle a Allegri [técnico que enlazó ocho temporadas con la Juventus] o a Buffon [el legendario portero que perdió el puesto ante el polaco en 2017]".
Szczesny cumplirá 35 años el próximo 18 de abril. Vapea cuando le apetece porque considera que no tiene por qué dar demasiadas explicaciones. Y tiene la sensación de haber acertado de pleno pese a haber dejado a un lado su jubilación en Marbella entre sombrillas y palos –"cuando me llamó el Barça estaba jugando a golf con mi hijo"– para adentrarse en esa maquinaria competitiva del Barça de un Flick que necesitaba también a alguien de la experiencia -y también de la parsimonia- de su portero titular.

Szczesny, durante el entrenamiento previo al partido frente al Dortmund. / Ap
"Hace unos meses estaba en la playa. Ahora estoy jugando en el mejor equipo de Europa y estoy cada vez más cerca de ganar la Champions, que es un sueño", admitió Szczesny, o Tek, que es como él se hace llamar, durante una animada rueda de prensa en el Signal Iduna Park de Dortmund y en un fluido inglés aprendido durante su adolescencia en el Arsenal. Fue la primera vez que afrontaba las preguntas de los medios que cubren la información del Barcelona, y aparentó disfrutarlo de lo lindo.
Vive ahora Szczesny en Castelldefels con su familia y tiene en su compatriota Robert Lewandowski a su principal apoyo. "Él fue el primero que me llamó [para fichar por el Barça]. Me ha ayudado mucho tanto a mi familia como a mí", continuó Tek. Es habitual verlos abandonar Montjuïc en el mismo vehículo camino a ese hogar donde también espera la perrita Nala, cuya búsqueda tras unas horas perdida desató un maremoto en las redes sociales.

Szczesny, en Dortmund durante la rueda de prensa previo al partido de vuelta de la Champions. / Afp / Ina Fassbender
Cuando Szczesny asoma en el campo para calentar, por mucho que en la megafonía le pongan los Guns ‘N Roses a todo trapo, él camina como si estuviera pisando huevos que se rompen poco a poco bajo la planta de sus pies. Regala las sonrisas sólo cuando es muy necesario –ante los periodistas en Dortmund evidenció que juguetea con una fina ironía– y sabe que en la caseta piensan que vive en su mundo. Porque después saca su estilizado corpachón para negar goles que se daban por descontado, como el pasado sábado en Butarque.
No tiene inconveniente Szczesny en admitir que le ha ayudado mucho la meditación, que la practica desde su periplo por Italia. "La meditación cambió mi vida. Ayuda a estar más calmado", afirmó mientras se la recomendaba a todo futbolista profesional.
En las primeras semanas de su llegada, cuando Szczesny lo observaba todo en silencio mientras Ter Stegen estaba en la camilla e Iñaki Peña hacía lo que buenamente podía, el portero polaco ni se inmutaba ante las mofas. Oía que había venido a Barcelona para acabar de jubilarse con un dinero de más. No ayudó demasiado que ya cuando le tocó suplir a Peña después de que éste llegara tarde a una charla técnica, sus salidas a por el balón -ahí queda su partido en Da Luz en la liguilla- fueran lentas y peligrosas. Flick se mantuvo firme, y las respuestas llegaron.
No ha perdido el Barça con Szczesny bajo palos, con 19 victorias y 3 empates (17 goles encajados) en 22 partidos. En 12 de ellos dejó la portería a cero. "Me gusta ganar". Lo dejó bien claro.

Flick, el técnico del Barça, en la rueda de prensa que ha ofrecido en Dortmund antes del encuentro de vuelta de los cuartos de final de la Champions. / Afp / Ina Fassbender
Mucho más burocrática fue la comparecencia de Hansi Flick, sereno y seguro ante toda pregunta referente a hipotéticos milagros o maldiciones varias. "Estoy muy contento por haber ganado 4-0 en la ida porque sé que el partido de este martes será muy difícil. Pero nuestro equipo debe demostrar lo bueno que es. Que lo disfruten", dijo el técnico alemán, que siempre ganó al Dortmund, tanto en el banquillo del Bayern como del Barça.
Echó el cuerpo para atrás Flick, y mientras dejaba en el aire las dudas en la alineación -que Iñigo Martínez esté apercibido le da puntos para que descanse-, retomó su guion habitual -"no vivo en el pasado y no vivo en el futuro"-, y le guiñó un ojo a la periodista que le recordó las palabras de su exjefe Niko Kovac, ahora entrenador del Dortmund, que se permitió soñar con el milagro de remontar el 4-0 de la ida. "Yo tengo mucha fe en mi equipo", replicó Flick. Y se fue.
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