Real Zaragoza, de rozar la gloria a sentir el azufre del peor infierno

Hace justo 25 años, el Real Zaragoza ganaba al Numancia en Los Pajaritos y se mantenía, con aquel equipo dirigido por Txetxu Rojo con Savo Milosevic de artillero, en una lucha por la Liga que vivió con esperanza hasta la última jornada, con el Deportivo siendo campeón y donde la carambola fue imposible. Rozó una gloria que no había logrado en su historia, como tampoco jugar en la Copa de Europa, de la que una norma absurda de la UEFA luego modificada le dejó sin plaza cuando obtuvo el billete para ello. Todo ha cambiado mucho en un cuarto de siglo muy accidentado, con dos Copas y tres descensos, con cuatro propiedades y presidentes distintos, con una época eterna en Segunda y con un Zaragoza que ahora trata de evitar el descenso a la tercera categoría, un desastre histórico que solo tiene el precedente de finales de los 40. 

El equipo, en una versión cada vez más vulgar en los últimos años, vive con más intensidad que nunca el olor a azufre del infierno, pero hace 25 años la realidad era muy distinta. En 2001, levantó la Copa con Luis Costa en Sevilla un caluroso 30 de junio. Bajó un año después, tras no hacerlo desde 1977, y subió en una sola temporada (igual que ahora...) y en 2004 volvió a mostrar la grandeza de su historia con el inolvidable galacticazo de Galletti al Madrid en Montjuïc un 17 de marzo y con Víctor Muñoz como entrenador. Luego le siguió la Supercopa, el último título oficial, en agosto contra el Valencia. La era de Soláns se cerró con un título que debió darse por el majestuoso caminar dejando a los tres grandes eliminados, pero que lo evitó una desastrosa final ante el Espanyol, en 2006.

Llegó solo unos meses después Agapito Iglesias, con el firme sostén político y con ínfulas de grandeza que se derrumbaron pronto, en la segunda temporada. Con la plantilla más cara de la historia y con Víctor Fernández como entrenador, el Zaragoza volvió a bajar tras un desastre histórico en un curso con 4 técnicos que supuso que la deuda se disparara. También pasó factura el año en Segunda, de nuevo con ascenso al primer intento con Marcelino (igual que ahora...). De la categoría de plata se volvió con un Zaragoza de perfil bajo y con los desmanes de Agapito cada vez siendo mayores, con tres permanencias agónicas y algo más para bajar en 2013.

Lleva el Zaragoza en este siglo más temporadas en Segunda (14) que en Primera (12 contando la 99-00). Estuvo al borde de desaparecer, a días de hacerlo en 2014, cuando la Fundación recogió una SAD que había sacado su concurso de acreedores dos años antes y que tenía más de 106 millones de euros de deuda, la mayoría, más de 40, con Hacienda. Un cadáver perfilado por Agapito, castigado por LaLiga y que, con los nuevos dueños, estuvo cerca de subir en Las Palmas en 2015, como también lo rondó en 2018 y en 2020, esta última con Víctor, donde la pandemia y el mal trabajo en ese parón lo evitaron. 

La Fundación logró reducir la deuda, pero acabó por salir, con la entrada por primera vez en la historia del club de capital extranjero, con Real Z LLC y la poderosa sombra del Atlético detrás y con el primer presidente extranjero en la historia del club, el estadounidense-cubano Jorge Mas. Con la nueva Romareda como telón de fondo, con una inversión de más de 53 millones y con unos resultados que lejos de mejorar empeoran, con años de sufrimiento que han llegado hasta la agonía actual, con el abismo a los pies.